A Fuego Lento: abrir el debate sobre la eutanasia y la Ley Trasciende

En México, el debate sobre la legalización de la eutanasia ha ganado terreno en los últimos meses, impulsado por diversas iniciativas legislativas. Recientemente, diputados de la Ciudad de México presentaron una propuesta para despenalizar la eutanasia y la muerte médicamente asistida, buscando garantizar una muerte digna para personas en fase terminal. Esta iniciativa, respaldada por algunos sectores políticos, plantea reformas al Código Penal Federal y la Ley General de Salud

Para hablar de este tema, en la mesa de debate de A Fuego Lento con Alfredo González e Isaías Robles en Heraldo Radio, estuvieron presentes Samara Martínez, impulsora de la Ley Trasciende, la doctora Jennifer Hincapié, directora del Programa Universitario de Bioética de la UNAM y Rodolfo Santa María, cineasta y director del documental El Último Viaje, quienes externaron su opinión sobre la legalización de la eutanasia. 

Samara Martínez, quien a sus 29 años, se ha convertido en una de las principales promotoras de la Ley Trasciende, propuesta que busca regular en México el derecho a decidir sobre el final de la vida ante enfermedades terminales o degenerativas. Desde su experiencia personal como paciente renal crónica, Samara Martínez plantea la necesidad de abrir un debate legislativo que, según afirma, priorice la autonomía y la dignidad de las personas.

Muchas personas que hemos dado todo en esta lucha nos enfrentamos a un dolor diario, un dolor inminente, algo que intentamos abrazar: la muerte. Nada debe estar por encima de la autonomía humana ni de la dignidad. Es momento de pensar en quien sufre todo el tiempo y no se está rindiendo, sino que ha llegado al límite de lo que la medicina puede ofrecer”, agregó. 

Samara Martínez explica la importancia de la Ley Trasciende

Contó que su diagnóstico médico se remonta a la preparatoria, cuando fue detectada con hipertensión y dislipidemia mixta. A los 22 años, mientras cursaba estudios universitarios, le informaron que sus riñones funcionaban solo al 23%. Posteriormente, fue diagnosticada con glomeruloesclerosis focal y segmentaria y lupus eritematoso sistémico, padecimientos que afectaron progresivamente su salud.

Dijo además que durante seis años recibió quimioterapias y tratamientos biológicos que lograron mantenerla estable. No obstante, en 2021 su función renal se redujo al 11%. En marzo de 2022 fue sometida a un primer trasplante, con un órgano donado por su hermano menor. Cuatro días después, presentó una trombosis que obligó a retirar el riñón.

En diciembre de 2023 recibió un segundo trasplante, esta vez proveniente de un donante cadavérico. A pesar de los esfuerzos médicos, el órgano no logró funcionar. Entre enero y junio de 2024, Samara Martínez enfrentó diversas complicaciones, incluyendo infecciones y un virus agresivo, hasta que finalmente los médicos determinaron que dependería de diálisis permanente.

Conectarme diez horas a una máquina, a sabiendas que no es un tratamiento que dura mucho tiempo y que pues no hay oportunidad de más hacer nada y es ahí cuando uno empieza entonces la lucha de pensar en trascender dignamente”, explica.

Desde su experiencia, Samara Martínez sostiene que el objetivo de la Ley Trasciende es establecer un marco jurídico claro que garantice la toma de decisiones informadas sobre el final de la vida.

La dignificación de la vida hasta el final

El debate debe abordarse desde la laicidad, escuchando las posturas de todos los sectores. Foto: Heraldo Radio 

La doctora Jennifer Hincapié, directora del Programa Universitario de Bioética, subraya que el tema no se trata de “imponer formas de morir”, sino de reconocer el derecho de cada individuo a vivir y morir con dignidad.

Se trata de la dignificación de la vida hasta su último momento, respetando y fomentando la autonomía de las personas para elegir el camino más adecuado”, afirma Jennifer Hincapié.

La académica destacó que, aunque México cuenta con herramientas como los cuidados paliativos y las voluntades anticipadas, estas no siempre son suficientes para garantizar una vida digna en condiciones de sufrimiento extremo.

Desde la perspectiva de la UNAM, el debate debe abordarse desde la laicidad, escuchando las posturas de todos los sectores: quienes apoyan la legalización de la eutanasia y quienes, desde la objeción de conciencia, consideran que su labor médica exige preservar la vida “a toda costa”.

Sin embargo, Jennifer Hincapié llama a reflexionar sobre los límites de la ciencia y sobre conceptos como la “obstinación terapéutica”, donde los esfuerzos médicos prolongan la vida sin atender la calidad de la misma.

Debemos preguntarnos hasta qué punto es ético sostener una vida cuando no existe calidad de vida”, subraya la especialista.

La doctora también destacó el papel de casos públicos como el de Samara, una joven mexicana con una enfermedad terminal que ha decidido visibilizar su proceso a través de redes sociales.

Samara es un caso único. Ha transformado su sufrimiento en una voz colectiva que representa a muchas personas”, señaló Jennifer Hincapié.

Para la directora del Programa Universitario de Bioética, México cuenta con las condiciones sociales y culturales para debatir la eutanasia con madurez, pero persiste un obstáculo clave: la falta de voluntad política.

Hay pacientes y hay una sociedad más abierta a considerar la eutanasia como una opción para poner fin al dolor o al sufrimiento. Lo que falta es voluntad política”, Jennifer Hincapié.

“El último viaje”: una mirada íntima y urgente sobre la muerte digna en México

“No queríamos solo hacer un documental divulgativo, sino una película que permitiera al espectador entrar en la intimidad de quienes viven el proceso de morir”. Foto: Heraldo Radio 

El cineasta Rodolfo Santa María ha dedicado más de dos décadas a documentar uno de los temas más delicados y silenciados en México: el derecho a una muerte digna. Su nuevo documental, El último viaje, sigue la vida del doctor Federico, un médico que durante 40 años acompañó a pacientes terminales en su tránsito final, aliviando su dolor con sedaciones paliativas y, en algunos casos, enfrentando el dilema ético y legal de la eutanasia.

Santa María conoció al doctor Federico hace dos décadas y, a partir de esa relación, construyó una película que combina la mirada documental con elementos de ficción.

No queríamos solo hacer un documental divulgativo, sino una película que permitiera al espectador entrar en la intimidad de quienes viven el proceso de morir, tanto pacientes como familiares”, dijo Rodolfo Santa María.

El director destaca que en México la muerte digna es una realidad cotidiana, aunque en gran medida ilegal. “Todos los días la gente enferma, sufre y toma decisiones difíciles. Hay personas que acceden a sedaciones paliativas legales, pero también muchas que recurren a la eutanasia de manera clandestina. Es una práctica que sucede, aunque no esté reconocida por la ley”, afirma.

Para Santa María, la falta de legislación genera una profunda desigualdad: solo quienes cuentan con recursos económicos pueden acceder a una muerte sin dolor.

La ilegalidad añade una carga emocional muy fuerte. No solo es la tristeza de despedir a un ser querido, sino el miedo de estar cometiendo un delito”, advierte el cineasta.

El realizador considera que el debate sobre la eutanasia en México debe abordarse desde la realidad social y económica.

Legalizarla implicaría un reto enorme para el Estado, no solo político, sino también económico. Se necesitarían instituciones especializadas, médicos capacitados, clínicas de cuidados paliativos y acceso a medicamentos costosos”, explica Rodolfo Santa María.

Aun así, Santa María insiste en la urgencia de hablar del tema: “el proceso de morir no es solo físico, también es emocional. Todos los días alguien enfrenta la decisión de hasta cuándo seguir luchando. Y mientras no exista claridad legal ni apoyo institucional, esa carga seguirá recayendo en las familias”, concluye.

Cortesía de El Heraldo de México



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