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Cuando la oposición al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela parecía de nuevo alicaída y sin posibilidades de provocar un cambio, el premio Nobel de la Paz concedido a su líder, María Corina Machado, hace renacer las esperanzas.
El Comité Noruego del Nobel eligió este viernes a Machado “por su incansable labor de promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”.
Machado ha intentado todo en su combate contra el gobierno primero de Hugo Chávez y ahora de Maduro.
Ha participado en elecciones y llamado a la abstención, se ha sentado en mesas de negociaciones que han fracasado y ha hecho llamados a salir a las calles.
Como líder opositora en las elecciones del 28 de julio de 2024 organizó una estructura que permitió la publicación de las actas electorales que mostraban el triunfo opositor frente a Maduro, al que el órgano electoral declaró vencedor sin mostrar los resultados.
Pasado más de un año desde las elecciones y con Machado en la clandestinidad, la presión a Maduro llega ahora desde Estados Unidos donde el presidente Donald Trump, cercano a Machado, ha endurecido el mensaje contra el gobernante venezolano, al que considera cabecilla de un cartel narco.
En esta entrevista con BBC Mundo, Machado analiza qué puede pasar ahora tras la concesión del Nobel.

María Corina Machado, premio Nobel de la Paz de 2025. Usted es la segunda mujer latinoamericana y la primera venezolana en lograr este reconocimiento, ¿qué sintió cuando le anunciaron la noticia?
Bueno, creo que lo mismo que siento ahorita. Todavía no puedo creerlo. No he tenido posibilidad de procesarlo.
Pero al mismo tiempo siento que el pueblo de Venezuela se ha ganado este reconocimiento.
Millones y millones de venezolanos que lo han dado todo. Han arriesgado sus vidas, sus familias, su patrimonio, todo.
Esta es una inyección de energía, de ánimo, de fuerza para concretar la última etapa de esta lucha, que es la liberación de Venezuela y la construcción de una nación con pilares democráticos y éticos muy sólidos.
Pese a esta gran noticia que está dando la vuelta al mundo, en Venezuela el ambiente no es festivo. ¿Qué siente al no poder celebrar este premio en las calles con sus seguidores y que la misma oposición no pueda celebrarlo por miedo?
Pero es muy festivo en los hogares y eso es algo muy poderoso que está ocurriendo en Venezuela.
Hemos entendido que frente a este régimen de terror hay que buscar mecanismos de acción, pero protegidos.
Eso nos ha hecho innovar en (varias) formas. Organizándonos, comunicándonos y protegiéndonos unos a otros.
Lo que ha ocurrido en estas horas en Venezuela es extraordinario. La gente sabe, y me lo dice, que es un premio para todos los venezolanos.
Yo voy más allá, yo diría que es para todos aquellos ciudadanos del mundo que han contribuido a que la voz de Venezuela y la fuerza de este movimiento gigantesco que hemos construido haya seguido creciendo y que estemos realmente en el umbral de la libertad.
El gobierno ha guardado silencio desde el viernes. ¿Ha recibido algún tipo de mensaje o comunicación del gobierno?
Obviamente no se comunican conmigo. Obviamente que ellos entienden que lo ocurrido es la legitimación de todo este movimiento que logró una victoria abrumadora el 28 de julio del año 2 024.
Esto confirma que Nicolás Maduro está absolutamente aislado.
Incluso hasta sus antiguos aliados y gobiernos que lo acompañaban lo han dejado solo.

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Venezuela ha cambiado mucho desde que usted fundó el movimiento Vente Venezuela en 2012 y Hugo Chávez aún estaba en el poder, ¿cómo ha evolucionado su lucha?
Venezuela ha cambiado mucho en muchos planos.
Desde luego, la parte más evidente y pública para la comunidad internacional es la destrucción no solamente de nuestra economía y de nuestros recursos naturales.
El Producto Interno Bruto de Venezuela ha caído un 80% en una década. Eso eso no ha pasado en ninguna otra parte del mundo.
Otro daño terrible que se ha hecho es a las instituciones. Hoy en Venezuela nadie se atreve a hablar, ni los activistas de derechos humanos, ni un juez, ni un periodista ni un sacerdote.
Se llevan a la gente presa solamente por denunciar la inflación, el aumento de los costos o la falta de alimentos. Y si no consiguen a la persona, se llevan a su familia.
Este es el nivel de depravación que hemos visto progresivamente instalarse en el país, pero al mismo tiempo ha ido creciendo esta fuerza, que nos ha ido uniendo.
En el año 2023 iniciamos de cara a las primarias un proceso de reencuentro de los venezolanos.
Este movimiento fue capaz de hacer unas primarias en contra de la voluntad del régimen, sin sus recursos ni el órgano electoral.
Después fuimos capaces de construir una plataforma ciudadana inédita en el mundo de más de un millón de ciudadanos que se ha transformado en esta fuerza que, a pesar de toda la represión, y que tiene hoy al régimen contra la pared.
Finalmente también ha cambiado enormemente la posición de la comunidad internacional, que ha entendido que no nos estamos enfrentando a una dictadura convencional, sino que se trata de una estructura criminal que ha convertido a Venezuela en un santuario para la operación de todos los enemigos de Occidente.
Irán, Rusia, Hezbolá, Hamás, los carteles, las guerrillas.
Operan libremente en Venezuela y desde aquí desestabilizan la región. Ahora el mundo entiende que, como se trata de una estructura criminal, hay que tratarla como tal, aplicando la ley y el orden internacional.
Así que estamos en un momento único e inédito.
El régimen está más débil que nunca y la sociedad venezolana más unida, esperanzada y organizada que nunca.

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¿Qué autocrítica se hace en este momento?
Por supuesto que hemos cometido muchísimos errores. Hay que aprender de ellos y asumirlos con humildad.
Yo siento que el error más grande fue haber subestimado la crueldad y la falta de escrúpulos del régimen de Chávez y después del de Maduro.
Regímenes que sistemáticamente provocan el enfrentamiento entre ciudadanos, que sistemáticamente buscan expulsar un tercio de la población y tener a la sociedad pasando hambre, a los niños. Nuestros niños no van a la escuela pública.
En Venezuela, la escuela pública funciona solamente dos días a la semana porque a los maestros no les pagan prácticamente nada.
Subestimamos a un régimen que buscó destruir la sociedad para apoderarse de la riqueza del territorio de Venezuela con fines criminales.
Usted ha protestado, ha ido a elecciones, ha llamado a la abstención. Se puede decir que ha probado todas las vías. ¿Qué sigue? ¿Cuál es el próximo paso para la oposición venezolana?
Efectivamente, hemos recorrido todos estos caminos. Hemos estado en la calle, hemos protestado, nos han disparado, perseguido, torturado, asesinado.
Hemos ido a elecciones y nos las han robado, pero además, demostramos nuestra victoria y, desde luego, hemos estado en decenas de supuestos diálogos, en los cuales el régimen ha desconocido los compromisos que había asumido una vez tras otra.
El próximo paso es el que estamos dando ahora.
Hemos entendido finalmente que esto tiene que ser una coordinación de fuerzas internas y externas.
Cuando te enfrentas a una estructura criminal, que al final se sostiene con los flujos de dinero que vienen de sus actividades criminales, hay que cortar esos flujos. Hay que tener una sociedad organizada.
Nosotros hoy somos decenas y decenas de miles de ciudadanos comunicados subterráneamente, en clandestinidad, y necesitamos que la comunidad internacional dé pasos firmes para que los flujos de dinero que el régimen usa para la corrupción y la represión dejen de llegar.
Eso finalmente es lo que está ocurriendo ahora.

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El chavismo ha acusado a EE.UU. de planear una invasión. Recientemente se publicó una encuesta que afirma que ante una eventual acción militar para “sacar a Maduro”, un 44% de los encuestados dijo que saldría a la calle para apoyar la acción, mientras que un 7% saldría a rechazarla. ¿Qué piensa usted de estos resultados y cuál es su posición al respecto?
Venezuela ya vive una invasión, absolutamente. De agentes cubanos, iraníes, chinos, rusos, de terroristas islámicos y carteles de la droga que han tomado control de buena parte de nuestro territorio dejando estelas de sangre, de destrucción de dolor y de hambre.
Por eso hay esta reacción, porque aquí se trata de una liberación.
En primer lugar, los venezolanos ya dimos un mandato de cambio de régimen. Esto es muy importante y el mundo lo sabe y lo ha reconocido.
Maduro claramente es un criminal.
Es el jefe de una estructura criminal, es un ilegítimo que se aferra el poder a la fuerza, aplicando terrorismo de Estado, como ha dicho la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y cometiendo crímenes de lesa humanidad, como lo ha dicho la propia misión de determinación de los hechos de las Naciones Unidas.
Entonces, el país y la sociedad anhelan libertad para poder avanzar en una transición ordenada.
Por supuesto que sabemos que necesitamos respaldo externo.
Con el terror que hay en Venezuela, que casi el 50% de la población te diga que quiere apoyo significa que es en realidad casi el 90%, porque la gente tiene terror de hablar, incluso en una encuesta.
¿Entonces sí apoyaría usted una invasión como última instancia?
¿Quién está hablando aquí de invasión? Te lo repito: la invasión ya existe.
La invasión ya existe, nosotros lo que necesitamos es una liberación. Y para eso necesitamos posiciones firmes, por ejemplo, como la que hubo ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde Reino Unido mantuvo una posición firme de liderazgo, como ha asumido en otros conflictos en el mundo en el caso de del Oriente Medio y en el caso de Ucrania, y también la asume ahora con relación a Venezuela.
Dijo que la única manera de resolver el conflicto en Venezuela es una transición ordenada que respete la soberanía popular emitida el 28 de junio.
Eso es exactamente lo que vamos a hacer y lo que va a pasar.
Ahora depende de Maduro.
Maduro necesita entender que se le ha ofrecido un proceso de negociación y que, si lo acepta, le irá mucho mejor. Pero se irá, decida lo que decida.

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Usted es aliada de Trump, pero Trump está ordenando ataques a barcos en los que han muerto venezolanos y está acabando con el TPS, que protege a miles de venezolanos en Estados Unidos del gobierno de Maduro. ¿No hay allí una contradicción? Algunos critican que usted mantenga una postura que no busca contrariar a Trump, ¿piensa que no es compatible tener una buena relación con Trump y criticar los ataques en los que mueren venezolanos?
Hay una sola exposición: nosotros vamos a liberar a Venezuela y vamos a ofrecerle protección a todos los venezolanos dentro de su país.
Nueve millones de venezolanos han tenido que huir por culpa directa de Nicolás Maduro, que asesina, empobrece, persigue.
Aquí el responsable de lo que está ocurriendo se llama Nicolás Maduro y su entorno, que nos han declarado una guerra a los venezolanos que nosotros no queríamos.
Como bien decías, he intentado todos los mecanismos pacíficos, cívicos y constitucionales.
El responsable de lo que está ocurriendo es Maduro, que dirige personalmente un cartel de la droga.
Una cosa importante que quiero decir es que el caso de Venezuela es distinto a otros países.
Hay muchos países en el mundo donde los carteles de la droga y grupos criminales han infiltrado órganos del poder público.
En el caso de Venezuela, un cartel de la droga se apoderó de todos los órganos del Estado y utiliza eso para someter perseguir, torturar, asesinar a la población indefensa y desestabilizar la región.
Han convertido a Venezuela en el hub del crimen organizado mundial, un país que está en el corazón de las Américas.
Entonces, ¿quién es el responsable de que otros países actúen para defender su seguridad nacional?
El responsable Nicolás Maduro.
¿Qué les dice a los opositores que no quieren que Estados Unidos invada o ataque Venezuela?
Solo hay dos posiciones. Usted está con el pueblo de Venezuela, que ordenó una transición a la democracia, o está con un cartel y con el crimen que representa Maduro.
Ahí están las dos posiciones: con el pueblo de Venezuela, acompañado por Estados Unidos y la mayoría de las naciones de América Latina y el Caribe y de Europa.
Son poquísimos los casos que se han mantenido en silencio frente a la escalada criminal de Nicolás Maduro.
Entonces yo no voy a especular sobre las motivaciones para que algunas personas que están en Venezuela se plieguen a la narrativa del régimen. Sus razones tendrán.
Pero eso sí te digo, la historia juzgará, como hoy está juzgando el pueblo venezolano.

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Ya en 2017 Trump dijo que todas las opciones estaban sobre la mesa y no pasó nada, ¿porque esta vez es diferente?
Yo creo que estamos viviendo, como decía antes, un momento inédito en la historia de Venezuela.
Nunca la sociedad ha estado tan unida, tan organizada. Tenemos un liderazgo legítimo. Tenemos a la oposición absolutamente articulada y unida, y una sociedad que está cohesionada.
Yo te pregunto: ¿en qué otro país en el mundo tú tienes un 90% de la sociedad que no tiene diferencias, ni religiosas, ni raciales, ni regionales, ni económicas ni ideológicas? Todos queremos lo mismo.
Esto es algo que nunca antes habíamos logrado en nuestro país y me cuesta ver otro caso en el mundo hoy en día.
En segundo lugar, el régimen está más débil que nunca. No solamente hay ya evidentes fracturas a lo interno: se traicionan, se delatan, se temen unos a otros porque saben que el tiempo se acabó.
Y, evidentemente, todos los crímenes que ha cometido Nicolás Maduro a lo largo de estos años y su entorno ha ido creando un expediente monumental, que no solamente Estados Unidos, sino también países europeos y latinoamericanos, tienen. Y es el momento de hacer todo esto público.
Yo, si algo le he pedido a los gobiernos democráticos, es que apliquen la ley.
Necesitamos que la información que tienen sobre los crímenes, sobre los testaferros que han hecho posible el saqueo a Venezuela se conozca, y que el sistema financiero de aquellos países que ha acogido estos capitales de sangre, pues los hagan públicos y se los quiten al régimen para que, evidentemente, no puedan seguir siendo utilizados para la represión, la persecución y el terror.
Y yo creo que en esa dirección nos estamos moviendo y por eso soy tan optimista y estoy tan convencida de que la libertad para Venezuela está muy cerca.
Usted habló con el presidente Trump el viernes. ¿Qué puede decir de esa conversación?
Sí, ayer tuvimos una conversación. Fue una buena conversación. Pude expresarle nuestro agradecimiento y lo agradecido que está el pueblo venezolano por lo que está haciendo, no solo en América, sino en todo el mundo, por la paz, la libertad y la democracia.
Me alegró mucho que tuviéramos la oportunidad de hablar.

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¿Piensa usted que la solución de Venezuela ya está en manos de otros?
Jamás hemos pensado eso, porque eso sería evadir nuestra responsabilidad. Si algo hemos aprendido los venezolanos precisamente es la corresponsabilidad.
Esto no depende de unos líderes internacionales o nacionales. Esto depende de todos.
La clave aquí está en la gente que, paradójicamente, es la variable que siempre queda fuera de todos los análisis que se hacen sobre Venezuela en estos últimos años.
Los que decían que era imposible hacer unas primarias ciudadanas sin el régimen involucrado, los que decían que era imposible organizar y movilizar a la población para derrotar a Maduro en condiciones absolutamente fraudulentas en las elecciones, los que ahora nos dicen que es imposible una transición ordenada porque vendría el caos. Esa es la última narrativa del régimen. El caos son ellos.
¿Qué más caos puede haber en Venezuela, en un país donde la población no tiene qué comer, no puede ir a la escuela, no tiene medicinas en los hospitales?
Entonces, esa esa tesis de que Venezuela iría al caos es absolutamente falsa, porque la clave está en la gente que va a acompañar un proceso de transición.
Claro que es muy difícil y muy duro y delicado y complejo. Estos tipos han destruido todo.
Nosotros no sabemos cuáles son las reservas de Venezuela. Nosotros no sabemos cuál es el presupuesto del país. No sabemos cuánto produce PDVSA (la petrolera estatal), cuánto es el gasto público. No sabemos nada.
No sabemos qué ocurre dentro de PDVSA, qué ocurre dentro de la Corte Suprema, del Tribunal Supremo. Nada. Todo es oscuro. Toda una caja negra, todo es corrupción y crimen y mafia.
Entonces, claro que va a ser un gran desafío, pero yo les aseguro que ustedes van a ver una transición ordenada pacífica, que es lo que el pueblo ha mandado y que el pueblo la va a garantizar.
¿Qué mensaje le da usted a Maduro hoy?
Por la paz de Venezuela, vete ya, ya. Y por tu propio bien, porque con o sin negociación, Maduro va a salir del poder muy pronto.
¿Y qué mensaje le da a los a los venezolanos que todavía lo siguen?
Yo sé que incluso en aquellos venezolanos que están siendo amenazados porque son empleados públicos, porque les han dicho que les quitan una bolsa de comida si no acuden a las convocatorias absurdas del régimen, o en aquellos que están siendo espiados, perseguidos entre las fuerzas armadas, los militares, los policías, los tribunales, hay también ese anhelo de vivir con dignidad, con libertad.
Estos son venezolanos que llegan a sus casas y que sus neveras están vacías, a los que sus hijos increpan, que no pueden mirar a sus madres a los ojos, y que saben que aquí no hay futuro.
Mientras, nosotros estamos abriendo los brazos a decir ‘vamos a reencontrar este país, como ya reencontramos el 90%’. Quedan pocos. Esta victoria de Venezuela será histórica, no solamente para nosotros. Yo creo que para la historia de la humanidad, porque es un pueblo que fue enfrentado con las armas más violentas y crueles y decidió organizarse, resistir y avanzar cívicamente creyendo en nuestra fuerza, en nuestras ideas.
Y siento que hoy más que nunca este movimiento y esta fuerza que emerge va a trascender nuestras fronteras. Eso no se va a quedar solo en Venezuela. Cuando caiga Maduro, veremos cómo va a caer el régimen cubano y cómo va a caer el régimen de Nicaragua y tendremos todas las Américas libres de tiranía, de dictaduras, de narcoterrorismo.

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Cortesía de BBC Noticias
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