El diablo fuma debuta en el FICM 2025 con una historia que apela a la memoria y cuestiona realidades

El diablo fuma, película de Ernesto Martínez Bucio que ganó el premio a Mejor Ópera Prima en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2025 (Berlinale), se estrenó en México dentro del marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La cinta cuenta la historia de cinco hermanos y hermanas ―en la niñez y la pubertad―, aparentemente abandonados por sus progenitores, que solo tienen la supervisión de su abuela esquizofrénica durante las vacaciones. 

En la historia les vemos pasar el día a día con dudas, miedos ―a lo real y a lo sobrenatural― y vivimos sus percepciones como si estuviéramos en la misma casa. ¿Dónde están los papás? ¿Es normal que la abuelita crea tanto en el diablo? Nada de esto importa mientras viven las dinámicas propias de una familia, con pleitos, risas, llantos, ocio y amor; al menos, no en un inicio.

Foto: Cortesía Festival Internacional de Cine de Morelia

La llegada de El diablo fuma (Y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja) a Morelia tiene un significado más allá de la relevancia cinematográfica del FICM.

“Mis primeros trabajos los presenté aquí, trabajos de cortometraje. Creo que la primera cosa que gané de cine fue en el concurso de guión de corto en Michoacán”, reveló el director, quien nació en Uruapan y vivió tres años en Morelia, en entrevista con Chilango.

“Es volver a casa y estar rodeado también de películas y de cineastas que admiro”, confirmó Martínez Bucio. 

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Ernesto Martínez Bucio. Foto: Cortesía FICM

El diablo fuma y los recuerdos de los 90 se disipan

La película está ubicada en la década de los 90, cuando la sociedad mexicana aún no podía ni prever la hiperconectividad y exceso de estímulos que tenemos en la actualidad. Cualquiera que haya vivido de manera consciente esa época― reconocerá la ropa, los modelos de automóviles y hasta la propaganda gubernamental que predominaba. 

“Todo ese recordar y ese viaje de la memoria fue hacia nuestras experiencias personales, pero también hacia un contexto que las rodeaba”, apuntó Ernesto M. Bucio, quien coescribió el guion con Karen Plata. “Al final queremos crear un mundito, un universo que funciona y estas cosas ayudan a conectar sensitivamente”, agregó esta última, para quien lo importante no era hacer una réplica de cómo eran las cosas en la época, sino de apelar a la memoria colectiva (y lo logran).

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Cortesía FICM

“Hay anacronismos intencionales en la película, se supone que es en 1993 y luego nos dimos cuenta de que no, en realidad pasaba en un recuerdo que tenemos sobre 1990 y algo…”, advirtió el director.

Carmen Ramos, quien interpreta a la abuela, también confirmó cómo compartía referentes de la época al leer el guion, pero estos se intensificaron al estar en el lugar donde filmaron. “Cuando entré por primera vez a la casa, inmediatamente empecé a despertar cosas de mi casa, con mi mamá, fue como empezar a ver cosas que yo veía de chica”, reconoció.

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Carmen Ramos (Actriz) y Karen Plata (guionista). Foto: Pamela Escamilla (Chilango).

Diferentes realidades

Así como los recuerdos dicen más de nuestra mente que de lo que en realidad sucedió en algún momento, la película también juega con buena parte de la memoria y las percepciones. Ante la ausencia de los progenitores, vemos cómo el resto de la familia se va enfrentando a la falta de comida en la despensa, el riesgo de que les corten la luz por falta de pago y una que otra precariedad.

Mientras tanto, los hermanos y hermanas, como cualquiera en la niñez, se asustan de la posibilidad de que exista un diablo ―al que la abuelita jura haber visto― y de su relación con esta nueva “inestabilidad”. Sin embargo, también enfrentan la realidad, cuyos resultados quienes estamos en la adultez sabemos que pueden ser más terroríficos. 

Romana, la abuela, los cuida como puede, pero los quiere como nadie. “Empecé a revisar cómo accionaba alguien con una condición de ataques psicóticos”, indicó Ramos sobre la construcción del personaje.

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Carmen Ramos (Romana) en El diablo fuma. Foto: Cortesía FICM

“Al final sí va a afectar tu memoria y tu recuerdo, tu realidad; pero hay algo que creo que no afecta: tus emociones y tus afectos”, indicó en entrevista. 

Día a día, entre la supervivencia y el entretenimiento, entre la ingenuidad infantil y la condición mental de la abuelita, vemos a la familia enfrentarse a males reales y temerle a lo que no pueden tocar. 

“De las cosas que más me gustaban de de Carmen, y por lo que decidí trabajar con ella, es que oscilaba muy rápido entre realidades, no hacía transiciones”, reconoció el director sobre la actriz, quien curiosamente en un próximo proyecto también interpretará a alguien que tiene “una condición muy particular con la memoria”, como ella misma señala. 

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Cortesía FICM

Mientras transcurre la película vemos cómo pasan cosas en la casa, en el mundo interno de cada uno de los niños y niñas, en la mente de la abuela y en los recuerdos que añoran. Estos últimos se muestran en un cambio de formato, en vez de filmados los vemos grabados en videos caseros en los que los protagonistas (o integrantes de la familia) toman la cámara y se ven más naturales y felices, mostrando una realidad que ya no es, pero se nota cercana. 

¿Acaso en el futuro los personajes añorarán estos momentos como el pasado feliz?

Un elenco fuera de serie

Para El diablo fuma se contó con un elenco de principalmente menores de edad, solo uno con experiencia actoral. Como nos cuenta Carmen, ella hizo casting con los niños, con quienes terminó estableciendo un vínculo afectivo que aportaba a sus personajes.

“Yo creo que me enseñaron más cosas de las que yo a ellos”, aseguró Ernesto M. Bucio. Para trabajar con los menores, primero invirtieron dos meses en hacer casting y encontrar la mezcla perfecta. Michelle Betancourt, directora de casting, fungió como coach y en un taller se construyeron las relaciones entre estos, para que pudieran interpretar a hermanos, así como se les dieron herramientas actorales.

“Ya en el set teníamos una relación construida entre todos y eso nos permitió acceder a lugares emocionales muy profundos con ellos”, apuntó el director, quien asegura que los elementos técnicos estuvieron en favor de su trabajo (la iluminación viene de fuera de la casa y no había cables ni fierros en el set). 

Festival Internacional de cine de morelia
El diablo fuma en el FICM 2025. Foto: Cristina Salmerón (Chilango).

Sobre la posibilidad de volver a trabajar con niños, Martínez Bucio reconoce que le gustó, pero que los resultados son irrepetibles. “No puedo buscar exactamente lo mismo, hay que explorar otras cosas”, sostuvo el director, quien adelantó que él y Plata ya están escribiendo otra película para filmar también en México. Además, reveló que buscan proyectos para filmar en el País Vasco, donde residen. 

“Algo que hace avanzar es el deseo; y este se pierde si hay repetición”, advierte Karen Plata, también coguionista de Frío metal (Clemente Castor, 2025), celebra que independientemente de los resultados, es importante que el proceso te deje algo. Y mientras se conocen los resultados del FICM, claramente el proceso ya fue enriquecedor para el equipo de El diablo fuma.

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Cortesía FICM.

El diablo fuma en Morelia

El diablo fuma (Y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja), de Ernesto Martínez Bucio, forma parte de la Sección de Largometraje Mexicano en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2025, al igual que Ángeles, de Paula Markovitch; Si no ardemos, cómo iluminar la noche, de Kim Torres; y Olmo, de Fernando Eimbcke.

La ópera prima de Martínez Bucio ―quien estudió Cinematografía en el CCC y el Máster en Creación en la EQZE― tuvo funciones dentro del marco del FICM el domingo 13 y lunes 13 de octubre de 2025. Aún no se confirma la fecha de estreno del filme en las salas del resto del país. 

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Foto: Cortesía FICM

Cortesía de Chilango



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