
El pasado jueves, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) no publicó su informe mensual de Oferta y Demanda Mundial de Productos Agrícolas (WASDE, por sus siglas en inglés) debido al cierre parcial del Gobierno federal. Esta omisión, aunque temporal, genera una ola de incertidumbre en los mercados internacionales de materias primas, afectando directamente a agricultores, importadores y exportadores mexicanos.
El WASDE es una herramienta clave para el comercio agrícola global que se publica mensualmente y ofrece estimaciones detalladas sobre producción, consumo, exportaciones e inventarios de productos como maíz, trigo, soya, arroz, algodón y otros cultivos estratégicos. Estas proyecciones sirven como referencia para fijar precios, planificar cosechas y tomar decisiones de inversión en el sector agroalimentario.
La falta del WASDE genera un vacío informativo que se puede traducirse en volatilidad y movimientos especulativos en las bolsas de materias primas y aunque existen proyecciones privadas, estas no logran contener la incertidumbre, ya que ninguna tiene el alcance ni la credibilidad del USDA, lo que limita su efectividad como referencia global.
La volatilidad no solo afecta a los grandes mercados como Chicago o Rotterdam, sino que se extiende a países como México, que dependen de estas señales para orientar su producción y comercio agrícola. Y por lo pronto esperaría observar mayor influencia de actores especulativos, como fondos de inversión y traders reajustando posiciones.
El campo mexicano en la incertidumbre
Para los productores mexicanos, especialmente aquellos que cultivan maíz, trigo, sorgo y soya, la suspensión del WASDE representa la pérdida de referencias internacionales de precios. Sin ellas, los agricultores no pueden anticipar la tendencia de precios, lo que complica la planificación de siembras y cosechas.
Al no contar con datos de oferta y demanda global, los productores corren el riesgo de tomar decisiones erróneas que afecten la rentabilidad de sus cultivos, lo cual puede derivar en sobreproducción o escasez, con impactos directos en el mercado interno, y aumento en los costos de insumos, ya que la volatilidad se traslada a los precios de fertilizantes, semillas y agroquímicos, muchos de los cuales están ligados a los precios internacionales.
Los pequeños y medianos productores son los más vulnerables, pues carecen de herramientas de cobertura financiera y acceso a asesoría especializada para enfrentar estos escenarios.
México está profundamente integrado al comercio agrícola global. Importa grandes volúmenes de maíz amarillo, trigo y soya, principalmente de Estados Unidos, y exporta productos como aguacate, tomate, azúcar y cerveza. La suspensión del WASDE afecta ambos extremos:
Los precios de los granos y cereales no han subido en octubre, no obstante, si el cierre de operaciones del Gobierno de EUA se extiende y los precios suben la cadena de suministro nacional tendrá afectaciones y podrán presentarse retrasos en decisiones clave para la compra de granos para consumo humano y animal. Por otro lado, los compradores extranjeros podrían preferir esperar a que los mercados se estabilicen antes de cerrar acuerdos, provocando retrasos en contratos y logística.
Por su parte, Instituciones mexicanas como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), que utilizan el WASDE para diseñar políticas de apoyo al campo, ajustar subsidios y orientar programas de producción, también se podrían ver afectadas por que la falta de información retrasaría decisiones estratégicas, generando desajustes en los programas de precios de garantía, limitando la capacidad de respuesta ante crisis alimentarias o climáticas.
Ante la suspensión del WASDE, algunos actores recurren a fuentes alternativas como el Consejo Internacional de Cereales (IGC), la FAO o consultoras privadas. Sin embargo, ninguna ofrece el mismo nivel de detalle y cobertura que el USDA. Por ello, es fundamental que México fortalezca sus propios sistemas de información agrícola, fomente la transparencia en los mercados internos y reduzca su dependencia de fuentes externas.
La suspensión del informe WASDE es más que una nota técnica: es un recordatorio de la fragilidad de los sistemas globales de información agrícola. Para México, representa una oportunidad y una urgencia de reforzar su autonomía informativa, proteger a sus productores y garantizar la estabilidad de su comercio agroalimentario en tiempos de incertidumbre.
Cortesía de El Economista
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