
La Selección Mexicana vuelve a escena este martes a las 20:30 horas en el Estadio Akron de Guadalajara, donde enfrentará a Ecuador en duelo amistoso que, más allá de su carácter preparatorio, se ha vuelto una verdadera prueba de fuego para el equipo de Javier “Vasco” Aguirre. Tras la humillante derrota de 4-0 ante Colombia en Dallas, el Tricolor llega con la obligación moral y futbolística de mostrar una mejor versión, recuperar confianza y enviar señales de vida a su afición, cada vez más escéptica.
El panorama no es alentador. México no sólo perdió con claridad ante un rival que lo superó en todos los sectores del campo, sino que exhibió deficiencias preocupantes en defensa, poca conexión en medio campo y una alarmante falta de contundencia al frente. A menos de un año del Mundial de 2026, el equipo nacional sigue sin encontrar una base sólida ni un once titular confiable. Y este partido ante Ecuador será la oportunidad para que varios futbolistas intenten llenarle el ojo al “Vasco”, en una convocatoria donde las jerarquías comienzan a tambalearse.
Se prevé que Aguirre haga ajustes respecto al encuentro frente a Colombia. Algunos jugadores podrían tener descanso, mientras que otros buscarán ganarse minutos y demostrar que merecen un lugar en la lista final rumbo al Mundial. En la interna del Tricolor se sabe que hay nombres que están a prueba, y el duelo ante Ecuador será vital para definir quiénes mantienen vigencia en el proceso.
En el aspecto extracancha, el partido en el Akron servirá también como un ensayo logístico para lo que será la organización del Mundial 2026. Autoridades, organizadores y el propio estadio pondrán a prueba la operación en temas como accesos, movilidad, seguridad, venta de boletos y espectáculos dentro del recinto, en un ambiente que se espera de lleno total.
Ecuador, dirigido por Sebastián Beccacece y con Enner Valencia como figura, llega con plantel completo y con la motivación de enfrentar a un histórico de la región. Para México, más que un amistoso, este duelo representa una oportunidad de redención y autocrítica. La exigencia será máxima: no sólo se trata de ganar, sino de recuperar identidad, orgullo y credibilidad. Porque después del desastre en Dallas, el margen de error se agotó.
SV
Cortesía de El Informador
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