Una nueva investigación confirma que los pobladores “romanos” del Pleistoceno Medio utilizaron carcasas de elefante para fabricar herramientas

Un equipo interdisciplinar de la Sapienza Università di Roma, en colaboración con el Museo delle Civiltà y el Consejo Nacional de Investigaciones (CNR), ha publicado en PLOS ONE un estudio pionero que cambia la visión de la prehistoria en el entorno de Roma. El artículo, firmado por Beniamino Mecozzi, Ivana Fiore, Stefano Mercurio y otros especialistas, demuestra que hace unos 400.000 años, grupos humanos preneandertales no solo aprovecharon la carne de un elefante de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus), sino que también transformaron sus huesos en herramientas. Este hallazgo confirma que los pobladores del Pleistoceno romano desplegaron estrategias tecnológicas complejas y una sorprendente capacidad de adaptación al entorno.

Un elefante del pasado bajo los cimientos de Roma

El descubrimiento se produjo en 2017, durante la construcción de un edificio en la vía Casal Lumbroso, en el noroeste de Roma. Una excavadora dejó al descubierto un colmillo de grandes dimensiones que propició la intervención de la Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma. Así, entre 2017 y 2019 se realizaron las primeras excavaciones preventivas, retomadas en 2023 bajo la dirección de la universidad Sapienza.

Los investigadores han podido datar el depósito durante el estadio isotópico marino 11c (MIS 11c), un interglacial cálido datado en torno a 403.000–395.000 años atrás. Las capas volcánicas identificadas, que se vinculan con las erupciones de los volcanes Vico y Colli Albani, permitieron precisar esta cronología.

Durante aquel periodo, el ambiente era húmedo y boscoso, con abundantes cursos de agua y temperaturas suaves. Este paisaje proporcionaba recursos estables y constituía un hábitat propicio para los grandes mamíferos, entre ellos, el Palaeoloxodon antiquus. El excepcional estado de conservación del conjunto arqueológico y paleontológico indica que los restos del elefante quedaron enterrados con rapidez, sin que los hubiesen arrastrado corrientes de agua. Todo apunta, pues, a un episodio puntual en el que un grupo humano aprovechó un animal muerto, quizás, por causas naturales.

Emplazamiento geográfico de Casal Lumbroso. Fuente: Mecozzi et al., 2025

La fauna del yacimiento: el elefante como protagonista

En el curso de las excavaciones, los investigadores recuperaron 2737 restos fósiles, la mayoría fragmentarios, entre los que destaca el esqueleto casi completo de un elefante adulto de unos 45–49 años. Se identificaron, además, restos de rinoceronte (Stephanorhinus sp.), bóvidos, ciervos (Cervus elaphus, Dama sp., Capreolus capreolus), cánidos y pequeños vertebrados.

Los restos de Palaeoloxodon antiquus, que incluyen colmillos, costillas, vértebras y largos fragmentos diafisarios, se hallaron en un área reducida, lo que confirma que pertenecían a un único individuo. En varios de ellos se observaron fracturas y marcas de impacto que los estudiosos han interpretado como indicios inequívocos de manipulación antrópica.

Aunque no se han detectado huellas de corte, los autores señalan que la ausencia de estas marcas es común en los elefantes del Pleistoceno, debido al grosor de sus huesos y a la posibilidad de extraer carne y grasa sin incidir directamente sobre ellos. El patrón de fracturas muestra, además, que los homínidos aprovecharon al animal como fuente de alimento y también como materia prima para fabricar utensilios.

Estratigrafía en Casal Lumbroso
Estratigrafía en Casal Lumbroso. Fuente: Mecozzi et al., 2025

Huesos que se convirtieron en herramientas

Entre los restos analizados, dieciséis fragmentos de huesos de elefante presentan modificaciones intencionadas, producto de fracturas intencionales y del uso posterior de los fragmentos. En varios casos, los extremos se moldearon para crear puntas y filos.

Estas piezas tienen una longitud que varía entre 10 y 36 centímetros. Se usaron para llevar a cabo actividades de percusión o raspado, y algunas muestran un pulimento localizado por desgaste. Dos ejemplares incluso se trabajaron mediante la técnica de façonnage o talla lítica, es decir, a través de la eliminación repetida de lascas a lo largo de los bordes. El estudio microscópico confirmó la presencia de huellas de uso, pese a que la abrasión natural había borrado gran parte de las microtrazas. En conjunto, los investigadores estiman que alrededor del 15 % del conjunto óseo de elefante se transformó para elaborar instrumentos funcionales.

Herramientas líticas de Casal Lumbroso
Herramientas líticas procedentes de Casal Lumbroso. Fuente: Mecozzi et al., 2025

Tecnología lítica y cooperación en el despiece de animales

Asociado a los huesos, apareció un notable conjunto lítico de 542 piezas elaboradas, sobre todo, con sílex. Se recuperaron núcleos, lascas, denticulados, raederas y un hacha de mano. La industria pertenece al Achelense tardío, un periodo caracterizado por la coexistencia de grandes herramientas bifaciales y pequeños instrumentos especializados. De hecho, más del 60 % de las lascas miden entre 5 y 30 milímetros, un tamaño considerado ideal para realizar tareas de precisión.

Los análisis de microdesgaste, además, revelaron trazas de raspado y corte sobre materiales blandos o semiblandos, compatibles con la manipulación de tejidos animales. Esto sugiere que el conjunto lítico se utilizó directamente para procesar el elefante.

Yacimiento de Casal Lumbroso
Evolución sedimentaria y paleoecológica de Casal Lumbroso. Fuente: Mecozzi et al., 2025

Casal Lumbroso y la redefinición de los mataderos prehistóricos

El nuevo estudio contribuye a revisar la definición de los llamados elephant butchery sites (emplazamientos para la matanza de elefantes), frecuentes en Europa hace medio millón de años. Durante décadas, bastó la asociación espacial entre huesos y herramientas para identificarlos como lugares de descuartizamiento. Hoy, sin embargo, se aplican criterios más rigurosos que incluyen el análisis tafonómico, la distribución anatómica y las evidencias de uso.

Casal Lumbroso supera estos filtros con solvencia. La concentración de los restos óseos en un mismo lugar, la presencia de fracturas de hueso fresco, los utensilios de hueso y piedra, y la ausencia de transporte del animal confirman una interacción directa entre homínidos y elefante.

Los autores sostienen que la carcasa se utilizó durante un episodio breve, con probabilidad durante la primavera, coincidiendo con la caída natural de las astas de los cérvidos presentes en el mismo nivel estratigráfico. El animal, que quizás quedó atrapado en el lecho fangoso de un arroyo, ofreció a los humanos una oportunidad excepcional de obtener carne, grasa y materia prima.

Elefante
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

La economía del aprovechamiento

El hallazgo de Casal Lumbroso revela una faceta poco conocida de los antiguos pobladores del área romana: su capacidad para transformar una oportunidad ecológica en un recurso tecnológico. Hace unos 400.000 años, estos grupos preneandertales supieron reutilizar el esqueleto de un elefante para fabricar herramientas resistentes y funcionales. Este descubrimiento vincula directamente la región de Roma con una larga tradición europea de aprovechamiento de megafauna, compartida con yacimientos como Castel di Guido, La Polledrara di Cecanibbio, Schöningen o Marathousa 1.

Referencias

  • Mecozzi, B., I. Fiore, B. Giaccio, F. Giustini, S. Mercurio, L. Monaco et al. 2025. “From meat to raw material: the Middle Pleistocene elephant butchery site of Casal Lumbroso (Rome, central Italy)”. PLoS One, 20(10): e0328840. DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0328840

Cortesía de Muy Interesante



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