Asalto en el Museo del Louvre: algunos de los tesoros más bellos del mundo y los intentos de robarlos

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    • Autor, Redacción
    • Título del autor, BBC News Mundo

Era una tranquila mañana de domingo, el 19 de octubre, cuando ocurrió lo impensable. Un grupo de ladrones irrumpió a plena luz del día en el museo más visitado del mundo, el del Louvre en París, y robó joyas de la realeza de incalculable valor y gran importancia histórica.

No era la primera vez que algunos de los tesoros más notables del mundo se esfumaban por las fallas de la seguridad.

Desde un robo de película en la Ciudad de México hasta un asalto meticulosamente planificado en un palacio en Alemania, estos son algunos de los robos más audaces de la historia.

El robo del siglo en México

La máscara funeraria de jade del rey maya Pakal, uno de los tesoros arqueológicos que se exhiben en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México

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En la Nochebuena de 1985, mientras la mayoría de los mexicanos disfrutaban un día festivo con sus seres queridos, dos hombres se arrastraron por un conducto de ventilación para irrumpir en el Museo Nacional de Antropología de la capital del país.

Robaron más de 100 invaluables artefactos precolombinos de las culturas maya y zapoteca, incluyendo la máscara funeraria de jade del rey maya Pakal.

El robo dejó a las autoridades desconcertadas. Inicialmente, estaban convencidas de que una red profesional de contrabandistas de arte debía estar detrás del hurto.

En 48 horas, las autoridades reforzaron la seguridad en todo el país y monitorearon cualquier posible venta en los mercados internacionales.

“Lo que robaron es una pieza de nuestra historia, innegociable y de inestimable valor antropológico”, declaró Felipe Solís, del Instituto Nacional de Antropología.

En ese momento, no sabían que los estudiantes universitarios de 21 años Carlos Perches y Ramón Sardina eran los autores intelectuales.

Habían pasado más de seis meses preparándose para el atraco, con más de 50 visitas al museo para estudiar sus sistemas de seguridad.

Solo cuatro años después, en junio de 1989, la policía encontró algunos de los artefactos robados en posesión de Perches. Había intentado vender algunos a un capo de la droga en Acapulco.

Perches fue arrestado, pero su cómplice, Sardina, desapareció y ha estado prófugo desde entonces.

La mayoría de los artefactos fueron devueltos al museo y exhibidos en junio de 1989, en una ceremonia presidida por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Como resultado, se implementaron nuevas medidas de seguridad más estrictas y se aumentó el número de guardias.

Los tesoros perdidos de Boston

Conferencia de prensa del FBI en Boston durante la investigación del robo de obras de arte del Museo Isabella Stewart Gardner el 15 de marzo de 2013

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En la madrugada del 18 de marzo de 1990, dos hombres disfrazados de policías de Boston tocaron el timbre del Museo Isabella Stewart Gardner.

Alegando que respondían a un disturbio, los jóvenes guardias desprevenidos los dejaron entrar. En cuestión de minutos, el museo se convirtió en la escena de un crimen.

Los guardias fueron atados y amordazados en el sótano. Los ladrones actuaron con rapidez, saqueando 13 obras maestras en tan solo 81 minutos.

¿El botín? Se estima que US$500 millones en arte, incluyendo obras de maestros europeos como Edgar Degas, Édouard Manet y la única marina conocida de Rembrandt, “La tormenta en el mar de Galilea”.

Hasta hoy, el caso sigue sin resolverse. La investigación del robo continúa y el museo ofrece US$10 millones por información que conduzca a la recuperación de las obras de arte.

Según su sitio web, se trata de la mayor recompensa jamás ofrecida por una institución privada.

Los marcos vacíos aún cuelgan de las paredes de la galería, testigos silenciosos de un misterio perdurable.

El robo de diamantes de Dresde

Un deslumbrante accesorio con incrustaciones de diamantes en forma de sol sobre un fondo negro. Una pieza faltante destaca en el centro del artículo.

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En la oscura madrugada del 25 de noviembre de 2019, se declaró un incendio cerca del Castillo de Dresde, en Alemania.

Mientras las luces de emergencia centelleaban y se cortó la electricidad, unas sombras se movían con determinación.

En cuestión de minutos, una banda de ladrones se coló por una ventana en la histórica Bóveda Verde, el tesoro de Augusto el Fuerte, elector de Sajonia del siglo XVIII, que albergaba cientos de joyas y diamantes invaluables.

Los ladrones habían iniciado el incendio como distracción con una bomba improvisada. Luego, arrancaron los barrotes de la ventana con una cizalla.

Su objetivo: 21 piezas del tesoro real de los siglos XVIII y XIX. Entre el botín: una espada ceremonial, charreteras con diamantes, tiaras y botones, todos con incrustaciones de 4.300 piedras preciosas.

La banda, una familia mafiosa con sede en Berlín, ejecutó la operación en menos de 10 minutos.

Su huida fue tan calculada como su entrada: rociaron la habitación con un extintor de espuma para ocultar sus huellas antes de huir en un Audi, que luego abandonaron en un estacionamiento, prendiéndole fuego antes de escapar de regreso a Berlín.

En 2023 cinco hombres fueron condenados a penas de prisión de cuatro a seis años. Algunas de las joyas, incluida la espada con incrustaciones de diamantes, se recuperaron intactas.

Sin embargo, varias piezas siguen desaparecidas, entre ellas un raro diamante llamado Piedra Blanca de Sajonia, valorado en US$12 millones. La Bóveda Verde está abierta a los visitantes interesados en ver las piezas recuperadas y el lugar del infame crimen.

Una exhibición de una colección de artefactos históricos de intrincada elaboración del museo de la Bóveda Verde, que incluye espadas, joyas decorativas y otros objetos ornamentales.

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Los tesoros bien guardados de Irán

La corona que usó el Sha de Irán en una vitrina de alta seguridad en el Banco Central  de Teherán, donde se conservan miles de piezas del tesoro nacional de Irán.

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Debajo de las calles de Teherán, tras puertas de acero y bajo la vigilancia de guardias armados, está el Tesoro de las Joyas Nacionales de Irán.

La colección fue reunida a lo largo de siglos por las dinastías Safávida, Afsárida, Qajar y Pahlavi, e incluye algunas de las piedras preciosas y ajuares reales más valiosos del mundo.

Pero durante la Revolución iraní de 1979, que supuso la huida del Sha del país en enero tras meses de protestas cada vez más violentas contra su régimen, se temió brevemente que las joyas se perdieran en la caótica transición de poder, hasta la llegada del ayatolá Jomeini en febrero.

Sin embargo, un inventario posterior confirmó que todo el tesoro permaneció intacto en la bóveda.

Allí, protegido por láminas de cristal a prueba de balas, reposa el Darya-ye Nur, el “Mar de Luz”, un enorme diamante rosa.

Con aproximadamente 182 quilates, es uno de los diamantes rosas tallados más grandes que se conocen en el mundo, y su leyenda se remonta a los palacios mogoles de la India y a las salas de coronación de los reyes persas.

Y luego está la corona Pahlavi, que brilla con miles de diamantes, perlas y esmeraldas, elaborada en 1926 e inspirada en las antiguas coronas sasánidas.

El Tesoro de Joyas Nacionales se encuentra en el Banco Central de Irán.

La bóveda funciona tanto como museo como pilar de las finanzas nacionales. Sus tesoros, reunidos a lo largo de siglos, pasaron a ser propiedad del Estado en 1937 y contribuyeron a respaldar el valor de la moneda iraní.

Dado que muchas de las gemas son únicas e irremplazables, los expertos afirman que el verdadero valor de las Joyas Nacionales de Irán es incalculable.

El acceso público a la bóveda es posible, pero está estrictamente limitado.

Los visitantes deben pasar por las medidas de seguridad dentro del Banco Central de Irán y ver la colección solo mediante una visita guiada. Se prohíbe el acceso a teléfonos, bolsos y cámaras.

El robo de la Mona Lisa

Imagen en blanco y negro de 1914 de un grupo de hombres vestidos con elegantes abrigos, trajes, corbatas y sombreros negros. En el centro, una imagen original enmarcada de la Mona Lisa

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El robo de la semana pasada no es la primera pérdida importante que sufre el Museo del Louvre.

Hoy en día la Mona Lisa es considerada la pintura más famosa del mundo, pero fue necesario un robo hace más de un siglo para que la obra cobrara protagonismo.

El lunes 21 de agosto de 1911, Vincenzo Peruggia logró entrar en el Louvre, entonces cerrado, y salir con la obra maestra de Da Vinci. Su robo requirió una preparación mínima, pero causó sensación.

Cuando se descubrió el hurto, la policía inició una investigación y el Louvre cerró sus puertas durante una semana. Pero la Mona Lisa desapareció durante más de dos años.

Se dice que multitudes acudieron al Louvre solo para ver el espacio vacío donde había estado colgada la pintura.

Fue recuperada el 10 de diciembre de 1913 cuando Peruggia fue descubierto después de entregarla a Alfredo Geri, un anticuario de Florencia.

El robo había sido un trabajo interno: Peruggia, un trabajador inmigrante italiano, había instalado la puerta de cristal que protegía la obra maestra.

Vestía el uniforme blanco que usaban los trabajadores del Louvre y sabía cómo estaba fijada la pintura a su marco.

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Cortesía de BBC Noticias



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