
Como cualquier habitante de esta noble y leal ciudad, estamos azorados de la cantidad de baches que hay en nuestra población, tantos que yo he llegado a concluir que necesitamos nuevas calles para que quepan los baches que ya no caben. Sí se nota que decidieron hacer un modesto bacheo con chapopote, pero en vez de meter aplanadora como debe usarse correctamente, utilizaron un modesto aplanador a mano; entonces quedaron los parches como un modelo honguito, sobrepasando el concreto viejo.
Es increíble que pongan ese chapopote que, a la primera tormenta, se lo lleva el agua. Es más, un amigo que me oyó decir que estaban poniendo chapopote, sugirió amablemente que pusieran azúcar para tapar los baches, porque se va igual con el agua, pero es mucho más ecológico.
El hecho es que se supone que el mundial que entra va a venir un gentío, no nada más aficionados al fut, sino aficionados a la ópera, cultura, baile regional, literatura, hipnotismo, moda; es más, vamos a ser el centro del universo. No quisiera que dicha gente tuviera la desgracia de subirse al transporte público o de cruzar una calle en una ciudad que yo creo que debíamos hacer un monumento al automóvil, o sea, vamos a tener un tren con llantas que antes se llamaban camiones. Pero hay gente que dice que si sobrevivimos de aquí a un año, aquello va a quedar padrísimo, hasta llegar al estadio, donde se jugarán uno o dos partidos de selecciones, yo creo que de las menos interesantes; yo no conozco ese estadio y no lo voy a conocer porque fui un ferviente creyente en las obras que iba a realizar el magnate, padre del actual dueño, pero en su conjunto eran muchísimo más interesantes que un estadio de futbol.
De alguna manera, para que los turistas queden contentos, vamos a tener que salir vestidos de charros, bailando un jarabazo con este calorón y sin tomar en cuenta que, a la hora que se celebre el citado campeonato, las lluvias estarán presentes y los expertos anunciarán con gran pompa que son lluvias atípicas.
Ojalá y me equivoque. Yo no creo que tenga tanto interés el citado campeonato, pero quisiera equivocarme y que lucieran todas nuestras obras culturales como ellos esperan. Lo único que falta es publicar un libro o una página web que muestre los atractivos -cosa que estoy seguro de que harán-, aunque la mayoría de la gente no lee. Imagine usted a un visitante coreano parado frente al Expiatorio, contemplando un edificio del gótico, pero que se construyó en pleno siglo XX, o que vaya de perdis al templo del padre Galván, que es menos impresionante. O si de veras publicitarán lo típico de Guadalajara, podrán ir al parque Morelos, a consumir los servicios sexuales que las chicas despachan y, por cierto, hay unas tortas ahí espectaculares; no recuerdo el nombre, pero están o estaban del lado de la Calzada.
Espero que sea el mundial más feliz de su vida y hasta que ganemos.
Cortesía de El Informador
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