Barbara Lluch dirigirá en el Teatro Colón su versión de “Salomé”, un torbellino de deseo, violencia y obsesión, ahora con la perspectiva de una mujer

“Cuando me ofrecieron este proyecto fue hace tres o cuatro años. Hay muchas Salomé dirigidas por hombres, creo que casi todas. Lo que yo puedo aportar es la perspectiva de una mujer”, dice la catalana Bárbara Lluch, directora de escena de la nueva producción de Salomé que subirá el martes en la sala del Teatro Colón, con la dirección musical de Philippe Auguin.

Hace un mes que Bárbara Lluch llegó a Buenos Aires. La destacada directora de escena española, nieta de la legendaria actriz Nuria Espert, desarrolló una sólida trayectoria en la ópera europea. Se formó en Londres, trabajó en teatros como el Royal Opera House y el Teatro Real, y es reconocida por su enfoque visualmente poético y psicológico, donde combina respeto por la partitura con una mirada contemporánea sobre los personajes y sus conflictos.

Deseo, violencia y obsesión

Lluch recibió a Clarín en su camarín del teatro para conversar sobre una obra cuyo estreno en 1905 marcó un escándalo y una revolución estética: a partir de Salomé, una de las más controvertidas mujeres de la historia del género, la ópera ya no podía volver a ser la misma.

Barbaro lluch en los ensayos de Barbaro lluch en los ensayos de “Salomé”, de Richard Strauss, en el Teatro Colón. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza

Salomé, ópera en un acto de Richard Strauss estrenada en 1905 y basada en la pieza homónima de Oscar Wilde, condensa en poco más de una hora un torbellino de deseo, violencia y obsesión. Ambientada en el palacio de Herodes, la obra gira en torno a la fascinación erótica que la joven princesa Salomé siente por el profeta Jokannán (Juan el Bautista), prisionero en las mazmorras del rey.

Rechazada por él, Salomé despliega una danza hipnótica -la célebre Danza de los siete velos- con la que obtiene de Herodes la cabeza del profeta como recompensa. Strauss combina una orquesta monumental con un lenguaje armónico extremo, al borde del atonalismo, para expresar la decadencia moral y la tensión entre erotismo y muerte que recorren toda la obra. La obra inauguró una forma de lenguaje expresionista que Strauss ampliaría años más tarde en Elektra (1908).

El acorde final de la obra, en la escena final después de que Salomé besa la cabeza cortada de Jokanaán, fue calificado como “el acorde más repugnante de toda la historia de la ópera”.

Barbara Lluch es nieta de la famosa actriz Nuria Espert. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiBarbara Lluch es nieta de la famosa actriz Nuria Espert. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

“Con Salomé no quería perder la oportunidad de hablar de cosas que están pasando”, dice Lluch. Y agrega: “Estamos viviendo varias guerras al mismo tiempo, con la diferencia de que esta vez la estamos viviendo en nuestro teléfono. Mientras los judíos, los nazarenos, los romanos, los egipcios -invitados en el cumpleaños de Herodes- asisten a un decapitamiento y nadie hace nada, nadie lo impide”.

Prosigue: “Nosotros estamos mirando un genocidio, una guerra en Ucrania, una hambruna en Sudán y una catástrofe en Estados Unidos sin que nuestros gobiernos despierten. El tema de la pedofilia, todavía está resonando el caso Epstein y no ha habido responsables. Herodes es un hombre adulto que persigue a una niña de 15 a 16 años. Punto. ¡Eso no me lo he inventado yo! Eso está. Hay un montón de otros temas, pero eso está. Seleccionamos actrices muy jovencitas para que hagan contraste con las edades de los señores de poder porque me resuena un poco a la isla Epstein”.

-¿Qué lectura hacés de este mito de Salomé y su transgresión femenina?

-¡Hay tantos temas de dónde agarrarse en Salomé! Desde cultos palestinos, el tema religioso, el abuso de poder y la pedofilia. Me parece que indagar en la psiquis de Salomé es un lujo, una tarea de estas que dices, “Gracias, dioses, por darme este trabajo.” Entonces, me puse en plan investigadora: ¿por qué es esta chica cómo es?, ¿qué le pasó?, ¿qué le hizo la madre?, ¿qué le hizo el padrastro?, ¿qué le hizo el padre? ¿Qué pasó con él, que lo mataron? Un poco entender el porqué.

El porqué es siempre mi frase. Entender, resolver, o sea, psiquiatría o pura y dura, que yo creo que si no fuese directora es lo que me hubiese gustado ser, psicóloga. Es curioso, hubiese ido con otro tipo de propuesta si no fuera para Buenos Aires. Porque aquí es el país del psicoanálisis, una escuela de Freud muy potente, entonces pensé que aquí la van a apreciar. En otro país tal vez me dirían “Uf, qué pereza toda esta cosa del subconsciente’.

Los ensayos de Los ensayos de “Salomé”, de Richard Strauss, en el Teatro Colón con dirección de escena de Barbara Lluch. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza

-¿Cuál es tu visión de Salome´?

-Una víctima de su entorno, igual que Herodías. También hemos intentado entenderla. Herodías, que canta relativamente poco en comparación con los demás, está presente toda la obra; se habla de ella todo el tiempo. Jokannán la llama “la hija de Babilonia”, que es básicamente una puta, y pide que la lapiden. Salomé es el resultado de algo.

No hay blanco ni negro, Salomé no es un monstruo, no es un engendro, no es una psicópata. Herodías y Herodes también, pero a Herodes nos cuesta más justificarlo. Hay que tener en cuenta que al padre de Salomé lo tuvieron dos años encerrado, en la misma cisterna donde Jokannán lleva encerrado también dos años. Para Salomé, que la voz de un hombre salga del mismo agujero de donde salió su padre tras ser encerrado antes de ser ejecutado, resulta en un caos mental enorme.

El abuso y la sensualidad

Salomé es parte de los personajes femeninos fuertes de fines del siglo XIX, impregnados por el clima de fin de siglo, con descubrimientos de Freud como Estudios sobre la histeria y La interpretación de los sueños. Es curioso que la figura femme fatale aquí esté puesta en el cuerpo frágil y vulnerable de una adolescente, que contrasta con su madre Herodías.

Barbara Lluch se formó en Londres, trabajó en teatros como el Royal Opera House y el Teatro Real, y es reconocida por su enfoque visualmente poético y psicológico. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiBarbara Lluch se formó en Londres, trabajó en teatros como el Royal Opera House y el Teatro Real, y es reconocida por su enfoque visualmente poético y psicológico. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Barbara dice que: “No soy consciente de que eso sea deseo. Ella quiere besar la boca de Jokannán, pero también es la manera en la que ella se relaciona con los hombres. Si tenemos en cuenta lo que dice y hace Herodes desde el principio de la obra, sobre todo en la novela de Wilde, que es un pelo más dura que la que la ópera. Pero también está en el libreto de la ópera: un hombre, que es su padrastro, está absolutamente obsesionado por esta adolescente. Él está en su cena de cumpleaños, abandona la celebración y manda a un esclavo para que la vaya a buscar a Salomé, ella no sube, y él baja a todos los invitados a donde está ella, que es en la cisterna del palacio. Ahí tenemos a una persona que demuestra una obsesión importantísima”.

-¿Hacés foco en el tema del abuso?

-Abuso ha habido seguro, da igual a qué nivel. Herodes, su padrastro, le ha mostrado amor deseando exactamente lo que ella dice luego en la escena tercera con Jokanaán: tocándole la carne, el pelo, la boca, pues es normal que ella de pronto intente relacionarse así con un hombre. En el fondo, tampoco es una pasión que venga de ninguna parte, ella está repitiendo patrones. Desgraciadamente, muchas veces las víctimas se convierten en verdugos, y creo que es el caso de Salomé.

La intimidad de un ensayo de La intimidad de un ensayo de “Salomé”, de Richard Strauss, en el Teatro Colón. Foto de prensa Juanjo Bruzza

-No te interesa tanto poner el foco el tema de su sensualidad, que fue el centro de muchas puestas.

-La sensualidad sí, pero mal entendida, de una niña que aprende la sensualidad cuando es muy joven a través de su padrastro.

-Y ella es plenamente consciente de esa mirada lasciva.

-Exacto. Es lo primero que dice cuando sale al escenario, después de huir del cumpleaños. “¿Por qué me miras así?, ¡qué extraño, con esos ojos de topo!”. ¡Es espectacular! Es Oscar Wilde. ¡Wilde y Strauss, qué dupla!. Salomé llega literalmente con un ataque como de ansiedad, no se puede quedar en la celebración y no podía respirar. Eso es lo primero que te cuenta Oscar Wilde.

Los ensayos de Los ensayos de “Salomé” en el Teatro Colón con dirección de escena de Barbara Lluch. Estrena este martes 28. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza

-Hay un exceso en todos los personajes, ¿no?

-Sí. Las obsesiones llegan a un punto que son como adicciones. Cuando la obsesión es la enfermedad de los personajes, tampoco hace falta nada más. En Salomé son todos como adictos: Herodes es adicto a Salomé, Salomé está adicta a Jokanaán, Narraboth está adicto a Salomé, el paje es adicto a Narrabot. Y Jokanaán es adicto a Dios.

-Los desafíos de la puesta están, tal vez, en la danza y el final cuando Salomé sostiene la cabeza de Juan en una bandeja. ¿Qué hiciste con estas escenas?

-La danza se ha hecho mucho y no me interesaba a nivel dramatúrgico. Hacer una danza no me convenía de una manera narrativa. Lo que me convenía era utilizar esos diez minutos para ayudar al público a entender por qué Salomé es como es. Entonces, en la escena de la danza entra una niña pequeña, Salomé es una pequeña, y luego entra una adolescente. Se ve como una pantomima, la relación de la pequeña con la madre al principio, cómo lo conoce a Herodes.

Es mi perspectiva totalmente, pero apoyada por lo que dice el texto, tampoco me lo he inventado, porque incluso Herodes dice, “Yo que tanto te he querido, puede ser que te haya querido demasiado.” Cuando hubiese empezado la cosa a ponerse, digamos solo extraña, no hace falta poner más adjetivos. Y entendemos porqué Salomé es quién es.

Barbara Lluch. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiBarbara Lluch. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

-¿En esos diez minutos hay baile?

-En esos diez minutos hay un vals, y hay baile, pero está altamente teatralizado. Y el final me parece tan emocionante, tan espectacular vocalmente, y tan difícil, que sinceramente alcanza con el texto, la música y la emoción, porque es la vulnerabilidad de ella: una niña que está tan sola. La música es tan preciosa, en la escena final es de las músicas más bellas escritas para una de las escenas más horribles. Ella tiene la cabeza y le dice unas cosas tan bonitas, con una música tan bonita, el contraste es impresionante.

-Todo sucede en una noche. ¿Cómo resolviste las cuestiones del espacio y donde ubicaste la obra temporalmente?

-Fascismo europeo años ’30 y tenemos un espacio único. Me refiero a esta noche como la fiesta del infierno, que es un poco la obra de Edward Albee, ¿Quién tema Virginia Woolf?. Porque Herodes y Herodías están diciendo barbaridades todo el tiempo. Ella va borracha como una cuba, porque es la manera, así lo entiendo y justifico, de que pegue esos gritos y que haga el ridículo; y él también. Además, vienen de una fiesta de cumpleaños, están completamente desinhibidos, con la ayuda del alcohol, entonces empiezan a insultarse. Está tan bien escrita la partitura, lo que hemos intentado hacer es colorear las emociones para subrayarlas, pero la música de Strauss ya te lleva a odiar a un personaje. Y encima tienes el maravilloso texto de Wilde.

-¿Cómo interpretás la crueldad de Salomé?

-La niña, como la llamamos, está enferma, obviamente. Pero sinceramente creo que viene de una casa donde se ha normalizado la muerte y el asesinato. A mi me da mucha pena Salomé. Me interesa la familia: Herodes, Herodías, Salomé. Luego, por supuesto, cómo se relacionan y cómo reaccionan los demás a ellos. Porque eso es lo que pasa con las personas peligrosas que han llegado al poder de una manera turbia o como tantas ahora, donde la gente no se atreve a decir lo que piensa y ni hacer las cosas que realmente quiere hacer.

Ficha

Salomé, ópera en un acto (1905), música de Richard Strauss, Libreto de Hedwig Lachmann, basado en la obra teatral Salomé de Oscar Wilde.

Orquesta Estable del Teatro Colón

Dirección musical: Philippe Auguin

Dirección de escena: Bárbara Lluch

Diseño de escenografía: Daniel Bianco

Diseño de vestuario: Clara Peluffo

Iluminación: Albert Faura

Coreografía: Mercè Granè

Elenco: Salomé: Ricarda Merbeth, Carla Filipcic Holm; Herodes: Norbert Ernst; Herodías: Nancy Fabiola Herrera, Adriana Mastrángelo; Jochanaan: Egils Siliņš, Hernán Iturralde; Narraboth: Fermín Prieto, Darío Leoncini, y otros.

Funciones: martes 28, miércoles 29, jueves 30 y viernes 31 de octubre a las 20 horas, domingo 2 de noviembre a las 17 horas y martes 4 de noviembre a las 20 horas.

Sala: Teatro Colón

Cortesía de Clarín



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