En el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se aprecia una luz difusa de rayos gamma que brilla sin una explicación clara. Este resplandor fue detectado hace más de una década por el telescopio espacial de rayos gamma Fermi de la NASA, y desconcierta a la comunidad científica.
¿Púlsares o materia oscura?
Desde entonces, dos teorías para explicar este fenómeno dividen a los expertos. Hay astrónomos que creen que este suceso se debe a los púlsares, los restos giratorios de estrellas que explotaron en el pasado. Sin embargo, hay otros especialistas que opinan que se trata de partículas en colisión de materia oscura. Este tipo de materia se calcula que es hasta cinco veces más abundante que la materia normal.
La hipótesis de los púlsares parecía ser la más lógica, ya que el resplandor de los rayos gamma parecía coincidir con la forma del bulbo galáctico, la región del centro de la Vía Láctea que está compuesta principalmente por estrellas antiguas, entre las que se encuentran los púlsares. Los expertos teorizan que, de tratarse de materia oscura, el resplandor habría adoptado una forma más redonda.
Materia oscura
La materia oscura es una de las mayores incógnitas del universo, y aunque se han realizado múltiples estudios, nunca se ha llegado a una conclusión clara.
En 1930, el astrónomo Fritz Zwicky estudió por primera vez la existencia de la materia. Más tarde, en los años 70, la astrónoma estadounidense Vera Rubin la confirmó, al observar que las estrellas que orbitaban en el borde de las galaxias espirales se movían demasiado rápido como para estar unidas únicamente por la materia visible y la gravedad. Esto le llevó a pensar que existía una gran cantidad de materia invisible que les impedía separarse.
Estudios recientes
Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad Johns Hopkins y publicado en la revista ‘Physical Review Letters’, ha aportado nuevos indicios. El equipo recreó con simulaciones de supercomputadora la evolución de la Vía Láctea y comparó los resultados con los mapas reales de rayos gamma obtenidos por el telescopio Fermi. La coincidencia entre ambos refuerza la posibilidad de que el brillo no tenga un origen estelar, sino que proceda de colisiones de partículas de materia oscura.
El equipo de investigación está planeando otro experimento para probar si estos rayos gamma tienen energías más altas, lo que significa que son púlsares de milisegundos, o si, en cambio, tienen menos energía y, por lo tanto, son el resultado de colisiones de materia oscura.
Futuros telescopios
La comunidad científica confía en que la próxima generación de telescopios de rayos gamma aclare las dudas. El Conjunto de Telescopios Cherenkov (CTA), que actualmente está en construcción en Chile y España, permitirá distinguir entre las dos hipótesis. Se espera que empiece a recopilar datos a partir de 2027, lo que podría acercarnos un paso más a comprender los secretos de la Vía Láctea.
Cortesía de El Periodico
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