
El Sistema de Quejas y Accidentes Laborales (SIQAL) ha facilitado las denuncias ante violaciones de los derechos de los trabajadores, pero también ha puesto en la lupa de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) a las empresas, especialmente a aquellas que tienen empleados inconformes.
Tras la puesta en marcha del sistema, en la primera semana de funcionamiento la plataforma ya había registrado más de 200 quejas, las cuales motivaron la inspección en los centros de trabajo que fueron objeto de la inconformidad.
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No obstante, Alberto Aguirre Gaviño, socio director de Aguirre Asesores Legales señala que, aunque el SIQAL es una herramienta que facilita denunciar desigualdades o la ausencia de un trabajo digno, también supone un riesgo para las organizaciones. “No hay certeza de que todas las quejas que se estén poniendo ahí en la plataforma sean reales”.
Inspecciones al alcance de un clic
El abogado especializado en derecho laboral y cumplimiento normativo recuerda que para ingresar al sistema de quejas solo se requiere un correo electrónico, pero al hacer la denuncia no se pide demostrar cuál es la relación que se tiene con el patrón. “Puedo decir que soy trabajador de cualquier lugar y hasta cierto punto inventar ciertas cosas para mandar inspecciones de trabajo”.
Si bien, cualquier organización está expuesta a recibir una visita de la autoridad laboral, aquellas que tienen trabajadores inconformes tienen mayor probabilidad de ser auditadas.
En esa línea, Estefanía Rueda, socia del despacho Littler, detalla que la autoridad puede iniciar revisiones extraordinarias sin previo aviso al centro de trabajo cuando se recibe una queja por medio del SIQAL, y el problema comienza cuando los empleadores no están preparados.
“Muchas empresas en México aún operan de forma reactiva ante los problemas laborales. Esto puede ocasionar que los trabajadores acudan a estas instancias cuando observan, por ejemplo, que no se les pagan las horas extras correctamente, no están dados de alta con su salario real o no se les otorgan vacaciones conforme a la ley”, señala.
Si bien, estos temas son claras violaciones a los derechos de los trabajadores, que a decir de los expertos, requiere atención de la autoridad, Alberto Aguirre profundiza en que hay otros aspectos que también pueden incentivar quejas y denuncias que provoquen inspecciones por razones que no deberían.
Consecuencias de tener trabajadores inconformes
La insatisfacción laboral no solo aumenta los conflictos, disminuye la productividad y aumenta el ausentismo al interior de una organización, también afecta la salud de los colaboradores y de no atenderse, contagia al resto, lo cual genera un ambiente hostil y que, a su vez, propicia un mal ambiente laboral que aumenta el riesgo de quejas.
La mala comunicación hace que temas personales se canalicen a través del SIQAL. Aguirre cuenta que hay situaciones personales que pueden generar estrés en los trabajadores, pero no son propiamente del trabajo, y cuando el colaborador siente apatía se inconforma, y entonces mecanismos como el Sistema de quejas de la Secretaría se vuelven canales de denuncia.
El problema, se evidencia, es una falta de comunicación interna. En palabras de Estefanía Rueda, las empresas en México aún carecen de canales de comunicación efectivos donde los trabajadores reporten incidentes, y al tener disponible una herramienta que promete anonimato y acción, prefieren acudir a ella.
“Por ejemplo, la NOM-035 de factores de riesgo psicosocial. Hemos tenido la experiencia de que los trabajadores la confunden y a veces tienen problemas personales desde casa y quieren que el patrón los comprenda y les dé facilidades en línea con la NOM, cuando no son situaciones que son durante o con motivo del trabajo”, explica el experto.
Refiere que, cuando el trabajador no recibe el permiso que espera, comienzan a generar cierta inconformidad con la organización y eso se traduce en quejas.
¿Cómo prevenir sanciones de la autoridad?
El fundador de Aguirre Asesores Legales reconoce que la STPS ha habilitado el SIQAL para fortalecer las inspecciones de trabajo para tener un mejor control, tanto que las revisiones han ido en aumento y cada vez más organizaciones reportan haber recibido visitas de la autoridad.
Si bien, detalla que estas inspecciones ponen en riesgo a las empresas, puntualiza que, en realidad, si estas cumplen, tienen procesos y gestiones sólidas y cuidan realmente de sus trabajadores en apego a la ley, “no tendrían de qué preocuparse”.
Pero aún ante las quejas latentes, ambos abogados coinciden en que la política y gestión interna en las organizaciones es la clave para enfrentar las revisiones de la autoridad, lo cual requiere contar con medidas proactivas y focalizadas en el cuidado y cumplimiento laboral.
“Tener una buena capacitación del equipo, un equipo focalizado al cumplimiento laboral, que sepan hacer una administración correcta de sus contratos, de sus perfiles de puestos, de su expediente de cada trabajador y apoyados del área legal”, recomienda Alberto Aguirre.
Aconseja también acercarse a la Secretaría del Trabajo para aprovechar los programas de verificación laboral voluntaria, los cuales resalta, tienen beneficios como estar exentos de inspecciones ordinarias por 1 año y así, los centros de trabajo pueden centrarse en atender las extraordinarias.
Considerando que las inspecciones no pueden evitarse, lo que sí pueden hacer es evitar sanciones, Estefanía Rueda recomienda mantener documentación actualizada; es decir, conservar contratos, recibos de pago, constancias de capacitación y registros de seguridad laboral que acrediten el cumplimiento patronal.
Asimismo, sugiere realizar auditorías internas de forma periódica para corregir posibles omisiones, evitar sanciones o cualquier tipo de discriminación y “escuchar las preocupaciones de los trabajadores y atenderlas oportunamente antes de que se conviertan en denuncias externas”.
El SIQAL ha transformado el panorama laboral en México al incrementar la vigilancia, y en esa línea, las empresas tendrán que adecuar sus estrategias para un correcto cumplimiento, en línea con las necesidades e intereses de los trabajadores.
Cortesía de El Economista
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