Un buen ladrón, una comedia romántica basada en hechos reales tan sorprendentes que parecen inventados

El actor Channing Tatum se atreve con uno de los papeles más inusuales de su carrera. En Un buen ladrón, encarna a un exsoldado y padre de familia que, acorralado por deudas, encuentra una forma tan ingeniosa como desesperada de delinquir. Basada en una increíble historia real, tiene destacadas participaciones de Kirsten Dunst y Peter Dinklage.

Con Un buen ladrón, el guionista y director cinematográfico Derek Cianfrance (Blue Valentine, Cruce de caminos y la serie La innegable verdad) abandona momentáneamente los territorios más oscuros y desgarradores de su filmografía para entregarse a una trama extraña y entrañable a la vez, inspirada en hechos reales tan sorprendentes que parecen inventados.

La película sigue a Jeffrey Manchester (Channing Tatum), un hombre que, incapaz de adaptarse a la vida civil, encuentra un modo tan absurdo como astuto de sobrevivir al robar más de 45 locales de la cadena de hamburguesas McDonald’s entrando por los techos. Su método minucioso, su trato cortés y educado con los empleados y la ausencia total de violencia lo convierten en un ladrón tan improbable como fascinante, un criminal que despierta simpatía incluso en medio del delito.

Fugitivo de la policía, encuentra refugio en una gigantesca juguetería regenteada con aire dictatorial por Mitch (Peter Dinklage), un encargado antipático que disfruta al ejercer el poder sobre sus empleados. Entre ellos está Leigh Wainscott (Kirsten Dunst), madre soltera con la que el musculoso y carilindo intérprete construirá una relación de pequeños gestos y con una química natural que recuerda a las comedias románticas de otros tiempos.

La actriz brilla en la contención y hace creíble la atracción por ese hombre que es, a la vez, un refugio y una amenaza.

En cuanto a Tatum sostiene el filme con una actuación que combina humor, ternura y melancolía. Su Jeffrey es un hombre perdido, ingenuo, casi infantil en su manera de justificar sus actos, pero imposible de odiar o juzgar. Hay en su mirada una mezcla de culpa y necesidad de afecto que lo vuelve completamente frágil.

El guion, escrito por el propio Cianfrance junto a Kirt Gunn, se mueve en un registro de comedia dramática de tono cálido, con una mirada nostálgica hacia una época pasada. Hay algo deliberadamente retro en el modo en que está construida, en los detalles de su música y su ritmo. Todo remite al cine de entretenimiento que ya casi no se filma, y es precisamente allí donde la película encuentra su encanto, porque no intenta ser una sátira, ni un thriller, sino el reflejo de la soledad y la torpeza emocional de un hombre que, en el fondo, sólo busca volver a sentirse útil.

Sin embargo, la propuesta no está exenta de tropiezos. El relato avanza con demasiadas pausas, y la transición entre la comedia y el drama a veces se siente forzada. El resultado es un largometraje amable y entretenido, aunque el espectador puede quedarse con las ganas de explorar una temática compleja que el guion apenas roza. La caída de Jeffrey, su intento de redención, y la manera en que la sociedad lo empuja a los márgenes podrían haber ofrecido un retrato más potente del desencanto de una sociedad que expulsa a sus excombatientes.

A pesar de este reparo, hay momentos que justifican verla. Como la vida secreta en la juguetería o los pequeños actos de bondad que Jeffrey realiza tal vez para compensar sus errores. En definitiva, este es un relato sobre la fragilidad del hombre, el deseo de empezar de nuevo y el precio que se paga por tomar una decisión equivocada.

Drama. Estados Unidos, 2025. Título original: “Roofman”. 126’, SAM 13. De: Derek Cianfrance. Con: Channing Tatum, Kirsten Dunst, Peter Dinklage. Salas: Cinépolis Recoleta, Pilar y Rosario, Hoyts Abasto, Multiplex Lavalle, Showcase Belgrano, Haedo y Quilmes.

Cortesía de Clarín



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