Inseguridad limita crecimiento económico de la región del Mar de Cortés

Los Cabos, BCS. La violencia generada por la guerra interna en el Cártel de Sinaloa es uno de los principales obstáculos para el desarrollo económico y social de la región del Mar de Cortés, una zona estratégica que depende del turismo, la pesca y la agricultura, según expusieron especialistas en el marco del quinto Foro del Mar de Cortés.

La región del Mar de Cortés se compone de cinco estados, Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur y Nayarit; entre estos destaca Sinaloa como el de mayor afectación.

“Culiacán en un lapso muy breve se ha convertido en la ciudad más violenta de México, por encima de otras como Tijuana o Ciudad Juárez”, dijo Eduardo Guerrero Gutiérrez, socio director de Lantia Intelligence, durante su participación en el Diálogo sobre seguridad en la región del Mar de Cortés.

El conflicto en Culiacán se extiende desde septiembre de 2024, y “será un problema que acompañará todo el sexenio de la presidenta (Claudia Sheinbaum), dado que es muy complejo reducir niveles de violencia en un contexto de guerra abierta con decenas de células criminales que componían este cartel y que además están muy empoderadas porque tienen mucho dinero, droga y armas”.

La violencia no se contiene en Sinaloa, en Sonora “hay un aumento importante a partir de enero de este año en las ejecuciones, en los municipios de Hermosillo, de Ciudad Obregón, San Luis, Río Colorado y Nogales” añadió.

Incluso Baja California Sur, destino turístico por excelencia, “ha registrado un aumento preocupante de la violencia en los últimos meses”, según el experto, quien alertó que “si no se atiende de manera oportuna, inmediata, se corre el riesgo de que la violencia se comporte como una epidemia en la región”.

Durante el diálogo sobre seguridad, Alberto Capella Ibarra, quien fue secretario de Seguridad Pública en tres entidades, alertó sobre el creciente ecosistema financiero criminal que afecta a la región, “la extorsión es el delito de mayor crecimiento en los últimos dos años, este fenómeno distorsiona la economía formal”.

“Los indicadores de crecimiento en extorsión significan que estamos fallando como sociedad. La normalización del pago de extorsión genera un círculo vicioso, cuando un comercio paga extorsión, la autoridad no actúa, el ciudadano se resigna a la violencia, y la sociedad normaliza los corridos, la estética y el estilo de vida narco; el crimen no sólo manda, se vuelve aspiracional” dijo.

La extorsión opera dentro de un ecosistema criminal más amplio que incluye “lavado de dinero, casas de cambio regulares, inversiones súbitas, negocios estilo Las Vegas que aparecen sin explicación que generan competencia desleal para empresarios honestos”.

Oportunidad

En la región del mar de Cortés esta práctica la resienten desde “los productores de camarón, hasta quienes atienden un bar”, explicó María Elena Morera, de Causa en Común.

Durante el segundo día de actividades del Foro del Mar de Cortés, la inseguridad se planteó como uno de los principales desafíos para el desarrollo económico en la región con “tensiones entre gente que quiere seguridad y justicia e instituciones que son incapaces de darla; empresarios que quieren prosperidad y el crimen organizado que lo copta todo; servicios públicos completamente rebasados, viviendas inalcanzables, y barrios que no tienen lo básico”, diagnosticó María Elena Morera.

“La combinación de malos gobiernos, corrupción e infiltración del crimen organizado puede destruir el valor de un destino, este declive siempre afecta en primer lugar a los más vulnerables, por ello es responsabilidad de quienes toman una participación activa en el fortalecimiento de las instituciones”, reflexionó.

Cortesía de El Economista



Dejanos un comentario: