Durante décadas, los científicos asumieron que las tortugas del género Manouria, representantes arcaicos de los bosques tropicales asiáticos, habían evolucionado en el sudeste asiático. Sin embargo, un reciente descubrimiento en los yacimientos de fósiles de Ahníkov, al norte de Bohemia (República Checa), ha sacudido los cimientos de esa narrativa. Paleontólogos europeos han descrito una nueva especie, Manouria morla, que no solo representa el ejemplar más antiguo conocido de este género, sino que también sugiere que su linaje tuvo un origen europeo.
Sí, lo que hoy es una tortuga asiática, quizá empezó su andadura evolutiva en el corazón de Europa hace más de 17 millones de años.
Una tortuga “ancestral” de 50 centímetros que vivía en los pantanos
El fósil fue hallado en el yacimiento de Ahníkov I, una antigua zona pantanosa situada en la cuenca de Most, en el noroeste checo. El ejemplar, aunque incompleto, ha permitido reconstruir gran parte del caparazón y del plastrón, lo que ha sido suficiente para identificar una nueva especie dentro del género Manouria, considerado uno de los más primitivos del grupo Testudinidae, la familia que agrupa a las tortugas terrestres.
La especie ha sido bautizada como Manouria morla, en un curioso homenaje a Morla, la tortuga sabia y solitaria de La historia interminable, la novela de Michael Ende. El nombre no es casual. Esta tortuga fósil podría considerarse igualmente un “antiguo ser” en su mundo perdido, que habitó lo que entonces era un ecosistema tropical húmedo, salpicado por ríos, lagunas y extensas zonas pantanosas.
Con un tamaño estimado de unos 50 cm de longitud del caparazón, M. morla no se considera una tortuga gigante por definición científica, pero sí entra en la categoría de medianas a grandes dentro del registro fósil europeo. Y lo más significativo: se trata del fósil más antiguo del linaje Manouria conocido hasta la fecha.

El paisaje perdido del Mioceno europeo
Ahníkov I, la localidad fósil donde se encontró esta tortuga, ha revelado una biodiversidad impresionante para el período Burdigaliense, es decir, la primera etapa del Mioceno, hace entre 20 y 17 millones de años. Allí se han documentado restos de cocodrilos, salamandras, serpientes, lagartos y una variedad notable de mamíferos y peces.
Durante esa época, el clima de Europa Central era radicalmente distinto al actual. La región de Bohemia no era una planicie templada, sino un paisaje tropical húmedo, con bosques siempreverdes y lagos someros. Y es aquí donde entra en escena M. morla. Su hallazgo permite reinterpretar el clima y la ecología del lugar: mientras otros fósiles apuntaban a condiciones más bien semiáridas, la presencia de una Manouria sugiere un ambiente húmedo, con lluvias estacionales y vegetación densa.
Este cambio de perspectiva tiene implicaciones más amplias. El uso tradicional de tortugas fósiles como indicadores de climas secos queda en entredicho. La especie recién descrita demuestra que, al menos para este género, su presencia está más vinculada a hábitats húmedos y boscosos.
De Europa a Asia
Hasta ahora, se creía que Manouria era un género estrictamente asiático. Sus representantes actuales —Manouria emys, la tortuga de bosque asiática, y Manouria impressa, la tortuga dorada— habitan selvas del sudeste asiático, desde Tailandia hasta Myanmar. Se conocían también fósiles del Pleistoceno en Japón, pero nunca se había registrado una especie tan antigua en Europa.
La existencia de M. morla cambia por completo este panorama. Su antigüedad, combinada con su morfología y su ubicación geográfica, apunta a que el linaje de Manouria podría haberse originado en Europa, y no en Asia como se pensaba. Este desplazamiento hacia el este habría ocurrido probablemente tras el Óptimo Climático del Mioceno Medio (OCMM), una época de temperaturas más elevadas que habría favorecido la dispersión de especies por el continente euroasiático.
Si esta hipótesis se confirma, significaría que los ancestros de las tortugas asiáticas actuales nacieron en un continente que ya no habitan, y que su linaje sobrevivió a millones de años de cambios climáticos, desplazamientos tectónicos y extinciones.
Un caparazón que “habla”: claves anatómicas
El equipo responsable del estudio, liderado por Milan Chroust (Instituto de Paleobiología de la Academia Polaca de Ciencias) y Àngel H. Luján (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont), ha detallado en profundidad las características anatómicas que distinguen a M. morla de otras especies del género.

Entre ellas destaca la morfología del plastrón (la parte inferior del caparazón), el diseño de los escudos óseos y la presencia de una característica poco común: la multiplicación de escudos inguinales, una peculiaridad que se convierte en nuevo rasgo diagnóstico del género. Además, los investigadores han comparado los fósiles con ejemplares actuales y digitalizado los restos en 3D para su preservación y estudio.
Estas comparaciones también han permitido descartar que se tratara de alguna de las especies actuales o conocidas del registro asiático, y consolidar así el estatus de morla como especie nueva y única.
Cuando un fósil reescribe una historia evolutiva
No es frecuente que un solo fósil cambie una narrativa paleobiogeográfica, pero Manouria morla lo ha conseguido. Este descubrimiento amplía el mapa evolutivo del género Manouria varios miles de kilómetros hacia el oeste y pone en duda una de las suposiciones más extendidas sobre el origen geográfico de las tortugas de bosque asiáticas.
Más allá de su impacto académico, el hallazgo nos recuerda cómo una sola pieza del puzle fósil puede desordenar por completo las ideas asumidas y abrir nuevas preguntas. ¿Cuántos linajes considerados “asiáticos” o “africanos” tienen realmente orígenes europeos? ¿Qué otras especies olvidadas yacen enterradas en los estratos del Mioceno europeo esperando ser descubiertas?
Manouria morla, la “Anciana”, no solo representa un nuevo miembro de su género. Es, en cierto modo, una testigo silenciosa de un mundo perdido, de un pasado en el que las tortugas gigantes caminaban entre cocodrilos en los bosques tropicales de Europa Central.
Y su historia, lejos de haber terminado, acaba de comenzar.
Cortesía de Muy Interesante
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