Un duque fue asesinado con saña hace 700 años: ahora sabemos, gracias al ADN y los isótopos, cómo fue su crimen, herida por herida

En 1915, durante unas excavaciones arqueológicas en una isla del Danubio, apareció un esqueleto parcialmente destrozado bajo el suelo de un antiguo convento. Quien descubrió aquellos huesos notó de inmediato algo inusual: el cráneo tenía múltiples cortes profundos y el cuerpo mostraba señales claras de violencia. Sin embargo, ese hallazgo, que pudo haber cambiado la historia húngara, terminó olvidado entre cajas de museo durante más de un siglo.

Hoy, más de cien años después, un equipo internacional ha logrado confirmar que esos restos pertenecen a Béla, duque de Macsó, un noble húngaro asesinado brutalmente en 1272 en lo que parece haber sido una emboscada política cuidadosamente orquestada. El estudio, publicado en la revista Forensic Science International: Genetics, no solo resuelve un antiguo misterio histórico, sino que también demuestra el poder de la ciencia multidisciplinar para reconstruir con detalle vidas y muertes del pasado.

El contexto político de una muerte violenta

El duque Béla de Macsó no era un noble cualquiera. Nieto del rey Béla IV de Hungría por parte materna y descendiente directo de la dinastía Rurik por línea paterna, tenía vínculos con las casas reales de Europa Central y del este. En los años previos a su muerte, había apoyado a su primo, el rey Esteban V, en guerras internas por el control del reino. Pero tras la muerte repentina de Esteban en 1272, se desató una crisis de poder. Béla fue visto por algunos nobles como una posible alternativa al trono frente al nuevo rey Ladislao IV, que era menor de edad.

En noviembre de ese mismo año, Béla fue convocado a una reunión con supuestos fines políticos en la Isla de las Liebres —actual isla Margarita—, en Budapest. En lugar de un consejo, lo esperaba una trampa. Fue asesinado allí mismo, según los cronistas de la época, por órdenes de Henrik Kőszegi, uno de los nobles más influyentes del momento. El cuerpo fue enterrado por su familia en el convento dominico de la isla.

La investigación genética y antropológica confirma este relato histórico con precisión inesperada: el joven hallado en la tumba del convento tenía aproximadamente 24 años al morir, presentaba 26 heridas perimortem —es decir, ocurridas en el momento de su muerte— y no portaba armadura alguna cuando fue atacado.

Cráneo del joven hallado en el convento dominico de Budapest, con cortes perimortem visibles. Fuente: Forensic Science International: Genetics

Un esqueleto perdido y reencontrado

Después de su hallazgo en 1915, los restos fueron enviados al antropólogo Lajos Bartucz, quien identificó 23 heridas de espada en el esqueleto, muchas de ellas en el cráneo. Según sus notas, el individuo había sido atacado por varios agresores incluso después de haber caído al suelo, una escena que encajaba con los relatos del asesinato del duque Béla. Sin embargo, durante décadas, se creyó que esos restos se habían perdido, probablemente destruidos durante la Segunda Guerra Mundial.

En 2018, los investigadores encontraron por separado el cráneo y los huesos del cuerpo en dos colecciones distintas: uno en la Universidad Eötvös Loránd, el otro en el Museo de Historia Natural de Hungría. Fue entonces cuando decidieron retomar la investigación usando tecnología moderna, con resultados asombrosos.

El estudio ha logrado reconstruir no solo la identidad de Béla, sino también detalles sobre su dieta, su lugar de nacimiento, y las armas que acabaron con su vida. Los análisis del sarro dental mostraron una alimentación rica en trigo y cebada, además de proteínas animales, incluidos peces de agua dulce. Este consumo afectó los resultados del carbono-14, ya que genera lo que se conoce como “efecto reservorio”, desplazando las dataciones hacia fechas más antiguas de lo esperado.

Lesiones mortales en el cráneo causadas por armas blancas: las flechas señalan los bordes de los cortes, que no muestran señales de cicatrización, lo que indica que ocurrieron justo antes de la muerte. Fuente: Forensic Science International: Genetics

Radiocarbono y dieta de élite

Los investigadores realizaron siete dataciones por radiocarbono, y los primeros resultados indicaban una fecha anterior al asesinato. Sin embargo, este desfase se explicó al analizar la dieta del individuo. Las personas que consumen muchos peces de agua dulce —que contienen carbono de fuentes antiguas— pueden tener huesos que aparenten ser más antiguos en los análisis. “La elevada proporción de nitrógeno en los isótopos estables también respalda esta hipótesis”, explican los autores.

El análisis de cálculo dental confirmó una dieta rica en cereales C3 —como el trigo y la cebada—, productos horneados y almidones cocinados, coherente con los hábitos alimenticios de la alta nobleza. Esta dieta, junto con el patrón de enterramiento y el lugar donde fue hallado, reforzó la identificación con Béla de Macsó.

Cortes mortales en los huesos del cuerpo: las flechas blancas indican heridas provocadas por armas afiladas sin señales de curación, lo que confirma que ocurrieron en el momento de la muerte. Algunas alcanzaron vértebras y huesos largos como el fémur y la tibia. Fuente: Forensic Science International: Genetics

Movilidad geográfica y orígenes genéticos

Gracias al análisis de isótopos de estroncio en los dientes, se pudo determinar que este joven no había nacido en el lugar donde fue enterrado. Los valores coincidían con la región de Vukovar y Sirmia, actualmente en Croacia y Serbia, que formaban parte del antiguo Banato de Macsó, precisamente el territorio que gobernaba el duque. En su niñez tardía, se trasladó a otra zona, probablemente cerca de la actual Budapest.

La confirmación definitiva llegó con el análisis del ADN. El perfil genético del individuo mostraba una mezcla notable: casi la mitad de su herencia procedía de ancestros escandinavos —en línea con la dinastía Rurik—, una porción significativa tenía origen en el Mediterráneo oriental —coherente con su ascendencia bizantina—, y una parte menor provenía de Europa Central.

Una de las pruebas más contundentes fue la coincidencia exacta del cromosoma Y con el de miembros actuales de la casa Rurik y con el perfil genético de Dmitry Alexandrovich, un príncipe del siglo XIII perteneciente a esa misma dinastía. Además, los investigadores demostraron que el esqueleto era un pariente de cuarto grado del rey Béla III, confirmando su pertenencia a la dinastía Árpád por vía materna.

Reconstrucción forense de una ejecución

La autopsia arqueológica reveló un total de 26 heridas infligidas en un solo episodio violento: nueve en el cráneo y 17 en el resto del cuerpo. El patrón de los cortes indicaba que el ataque fue ejecutado por al menos tres personas que rodearon al joven desde el frente y los lados. “Todas las lesiones son resultado claro de agresión interpersonal”, señala el estudio.

Los agresores usaron al menos dos tipos distintos de arma blanca, probablemente un sable y una espada larga. Las heridas eran profundas, limpias y en lugares no protegidos, lo que sugiere que Béla no vestía armadura. La secuencia del ataque se pudo reconstruir: comenzó con golpes a la cabeza y el torso, siguió con intentos defensivos que no evitaron lesiones graves, y terminó con cortes fatales en el rostro y cráneo cuando el joven ya estaba en el suelo.

La brutalidad del crimen, sumada a la planificación evidente del ataque, llevó a los autores a concluir que se trató de un asesinato premeditado con fuerte carga emocional. No fue una ejecución fría, hubo odio y saña.

Referencias

  • Tamás Hajdu, Noémi Borbély, Zsolt Bernert, Ágota Buzár, Tamás Szeniczey, István Major, Claudio Cavazzuti, Mihály Molnár, Anikó Horváth, László Palcsu, Barna Árpád Kelentey, János Angyal, Balázs Gusztáv Mende, Kristóf Jakab, Zsuzsa Lisztes-Szabó, Ágoston Takács, Olivia Cheronet, Ron Pinhasi, David Emil Reich, Martin Trautmann, Anna Szécsényi-Nagy. “Murder in cold blood? Forensic and bioarchaeological identification of the skeletal remains of Béla, Duke of Macsó (c. 1245–1272)”. Forensic Science International: Genetics. 26 octubre 2025. https://doi.org/10.1016/j.fsigen.2025.103381.

Cortesía de Muy Interesante



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