“Después”, una mirada al duelo a través de la música


En “Después”, la nueva película de Sofía Gómez Córdova, la muerte no llega como un final, sino como el principio de una búsqueda. La cinta, que participó en la selección Mezcal del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), retrata el duelo de una madre que, tras perder a su hijo, descubre con dolor que en realidad nunca lo conoció. 

En ese vacío emocional se abre una grieta por donde entra la memoria, la música y una forma inesperada de reconciliación. La cinta llegará a las salas de Cinemex y de la Cineteca FICG de la Universidad de Guadalajara este 13 de noviembre.

La protagonista de esta historia es interpretada con una fuerza contenida y profundamente humana por Ludwika Paleta, quien encarna a una mujer en estado de suspensión: alguien que sobrevive en los márgenes del silencio, buscando sentido en los objetos que quedaron, en las fotografías, videos y notas de voz que su hijo dejó grabadas, en los gestos que intenta reconstruir a partir del recuerdo. La muerte, en “Después”, no es solo pérdida; es también revelación. A través del duelo, esta madre comienza a mirar de nuevo, a descubrir quién era su hijo y, quizás, quién es ella después de él.

La directora Sofía Gómez Córdova, una de las voces más sensibles del cine mexicano contemporáneo, aborda el tema con la sutileza que la caracteriza. Ya en “Los años azules” había explorado la intimidad de los afectos cotidianos; ahora, con “Después”, lleva su mirada a un territorio aún más profundo: el de la ausencia. Su puesta en escena elige la contención sobre el dramatismo, los silencios sobre el llanto, y encuentra en la música una vía de comunicación entre los vivos y los muertos.

“La idea primigenia de la película viene de Luis Briones, que es el guionista con el que escribí. En esa idea había una exploración de los personajes más cercanos alrededor de alguien que se va, y cómo de alguna manera se reconstruye un retrato contradictorio de esta persona a partir de memorias”, cuenta la directora de “Después” en entrevista con EL INFORMADOR

“Esa idea se fue transformando o más bien enfocando en el personaje de la madre y en una exploración sobre todo emocional y sensorial del dolor, y un redescubrimiento de sí misma al tiempo que va descubriendo que en realidad no conocía a su hijo como creía”.

El hijo fallecido está interpretado por Nicolás Haza, quien aporta una presencia delicada, casi etérea, que acompaña a la madre desde los recuerdos y las canciones. Su personaje es el epicentro de la historia, pero no desde la vida, sino desde lo que dejó atrás. A medida que la madre desentraña fragmentos de su mundo interior, va descubriendo una versión de él que desconocía por completo: sus miedos, sus búsquedas, sus heridas y sus amores. La música, entonces, se convierte en la forma más pura de diálogo entre ambos, en un lenguaje donde el amor persiste a pesar del silencio.

“Fue muy interesante la idea de tener que encontrar ciertas cosas que no son muy claras a propósito. Existe esta cosa de cómo dejamos de conocer al personaje en cuanto se va. Se nos va y lo vemos a través de lo que es la madre”, cuenta Nicolás Haza, que encarna a ‘Jorge’, el hijo, la ausencia y la presencia. “Está esta necesidad de conocer a una persona que ya no está entre nosotros, y para nosotros, los espectadores, también pasa mucho eso. Nos introducen a un personaje que de repente, en el primer tercio de la película, ya no está, y ahora nos toca junto con ‘Carmen’ irlo conociendo a través de todas estas memorias, a través de sus recuerdos en el celular”.

“Construirlo no tuvo tanto que ver con eso; eso llega más a la hora de ser espectador. A la hora de construirlo, yo como ‘Jorge’ sabía que no iba a pasar cierta parte de la historia. ‘Jorge’ tenía que ser construido como alguien que no planeaba irse, sino que de repente ya no está, y más bien la persona más cercana a él, que es su mamá, ahora le toca descubrir todos los ángulos y lados de él que no conocía, yo creo que ni él mismo”.

Entre el dolor y la perplejidad

Visualmente, “Después” apuesta por la sobriedad. La cámara de Gómez Córdova observa con respeto el espacio del duelo: los cuartos vacíos, los objetos detenidos en el tiempo, la luz que entra con lentitud por una ventana. No hay golpes de efecto ni artificios narrativos; lo que hay es tiempo. Tiempo para sentir, para mirar, para aceptar. Ese ritmo pausado convierte la película en una experiencia emocional más que argumental, una suerte de poema visual sobre la maternidad y la pérdida.

La actuación de Ludwika Paleta sostiene con elegancia ese equilibrio entre vulnerabilidad y fortaleza. Su interpretación evita los clichés del dolor femenino y se instala en una zona más compleja: la del desconcierto. Su personaje no solo enfrenta la ausencia del hijo, sino también la culpa de haber estado ausente emocionalmente cuando él vivía. A través de esa herida, Paleta construye un retrato íntimo de la maternidad moderna, donde el amor convive con la distancia y la incomunicación.

“Conversábamos mucho sobre la manera que tiene ‘Carmen’ de procesar lo que está sintiendo y pensamos que la contención era lo que más la definiría”, explica Sofía Gómez Córdova. “Para mí era muy interesante pensar en un personaje que, en el momento del shock -que es básicamente lo que la película retrata, esos pocos días posteriores a la muerte-, las emociones no tienen una salida clara. Es mucha confusión, frustración y una necesidad de darle sentido a algo que no lo tiene. Por otro lado, en el tema de la búsqueda de la identidad y en la recuperación de una vocación perdida por parte de la madre, se llegó a la idea de que el dolor que no podemos dimensionar, que ni siquiera puedo imaginar, puede tomar forma o canalizarse a través de algo como la música. De alguna manera, que los puntos de salida de las emociones y toda esa confusión e incomprensión estuvieran bloqueados era muy importante, para que llegado el momento pudiéramos vivir una catarsis con ella a través de la música”.

Una experiencia liberadora

En el contexto del cine mexicano actual, “Después” destaca por su honestidad emocional y su mirada femenina sobre el duelo. No busca ofrecer respuestas ni consuelo, sino acompañar al espectador en la experiencia de la pérdida. Es un filme que se mueve entre la realidad y la memoria, entre la vida y el arte, y que encuentra en la música -esa que el hijo dejó como eco- un espacio para habitar el dolor sin destruirse. “Después” confirma a Sofía Gómez Córdova como una directora de gran sensibilidad narrativa, capaz de transformar lo cotidiano en una experiencia cinematográfica universal. En su mirada, el duelo no es solo un proceso de tristeza, sino una forma de amor: el intento de seguir escuchando a quien ya no está y también, la tregua con el hecho de que nunca terminaremos de conocer por completo a quien tenemos al lado, por más que lo amemos. 

“Creo que, independientemente de que existan mundos que desconocemos, en realidad nunca terminas de conocer a otra persona. Lo que me llevo de eso es que al aceptar ese destino te liberas”, reflexiona Nicolás Haza. “Te liberas de este constante querer entender a los demás -a tus papás, a tus hermanos, a tus primos, a tus amigos- a un nivel en el que creo que no es posible conocerlos por completo. Eso puede llevarnos a frustraciones, y aceptar que no hay manera de hacerlo, que esas personas todavía se están terminando de conocer a sí mismas y de entenderse, es liberador”.

“¿Cómo esperamos nosotros, desde fuera, poder entender a alguien al cien por ciento? Si algo me llevo de eso es que aceptar que hay cosas y porcentajes de las demás personas a nuestro alrededor que no tenemos por qué entender completamente -porque ni ellas mismas lo hacen- es muy liberador al final, cuando ya aceptas eso”, finalizó.

CT

Cortesía de El Informador



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