El plan sin rumbo es Michoacán


Hace ya varias décadas, allá por los años ochenta del siglo pasado, se lanzó el slogan “El rumbo es Michoacán”, una de las primeras campañas de promoción turística de un Estado. Fue tan exitosa que pasaron los sexenios y tanto el logo (dos triángulos verdes y dos azules que representaban el reflejo de las montañas en el lago) como el slogan sobrevivieron el paso de los sexenios. Hoy lo que ha trascendido sexenios es la violencia: no importa quién gobierne en el estado y el país, el control que tiene el crimen organizado de Michoacán permanece.

El plan Michoacán presentado por Claudia Sheinbaum está lejísimos de ser el hilo negro y se parece demasiado a los de sus antecesores: aumento de fuerzas federales en la Entidad, más apoyos en becas para los jóvenes e inversión pública. Todo eso está muy bien, pero nada de ello ha sido ni será suficiente si no se desmantela a las bandas de crimen organizado. 

Lo que dijeron la Presidenta y su gabinete en la presentación son generalidades que aplican a cualquier Estado del país. Lo que se espera de un plan específico para un Estado es un diagnóstico particular que nos diga cómo, por ejemplo, van a desarticular a las bandas de delincuencia organizada específicas que azotan las diferentes zonas, cuál es el plan para llevarlos a la justicia y cómo asegurar que se rompa la cadena de complicidades. La presencia del Estado a través de programas gubernamentales es importantísima, una vez que se rompa el Estado paralelo que de facto que gobierna en los territorios específicos. 

Hacer la presentación en el Palacio Nacional fue el mensaje; un muy mal mensaje. El plan, que no tiene objetivos, plazos ni metas medibles, se armó en Palacio con la gente que trabaja para el Gobierno de Claudia y se presentó solo frente a los medios. A los habitantes se les “consultó” por zoom en “muchas” (sic) reuniones. Es, pues, una suma de ideas de lo que los funcionarios creen que necesita Michoacán para resolver un problema político y mediático. Los habitantes de Michoacán no fueron tomados en cuenta, ni se hizo un diagnóstico mínimo de cuáles son las causas de la violencia, esa que dicen que quieren combatir. 

El Plan se puede resumir en tres grandes acciones: mayor presencia de las fuerzas armadas, aplicación de todos los programas de gobierno de manera especial en el estado y futuras visitas de la presidente y de los representantes del gobierno a los municipios. ¿Cuál es el resultado esperado? No está claro, salvo que deje de ser un problema. Dicho de otra manera, el Plan Michoacán es una suma de acciones que tiene como objetivo que parezca que al Gobierno federal le importa lo que sucede en esa región del país. Lo que no está claro en el plan es cómo van a desarticular a las bandas de crimen organizado. Pequeño detalle. 

El plan sin rumbo es Michoacán.

Cortesía de El Informador



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