Un estudio revela los misterios del famoso vino blanco de Gaza, un caldo milenario cuya producción prosperó en el desierto

Un reciente estudio internacional ha revelado nuevos y sorprendentes datos sobre el denominado “vino de Gaza”, una bebida alabada, sobre todo, durante el periodo bizantino, por su calidad excepcional. Gracias a los avances en los estudios genéticos y arqueológicos, los investigadores han podido identificar por primera vez el color y la variedad de la uva utilizada en esta producción milenaria, que prosperó en condiciones climáticas extremas.

El hallazgo ha sido posible gracias al análisis de semillas de vid recuperadas en el desierto del Néguev, al sur del actual Israel. Los estudios genéticos permitieron confirmar que estas semillas correspondían a una variedad de uva blanca cultivada hace más de mil años: se trata, pues, del registro más antiguo conocido de este tipo de cepa. Este resultado prueba que los vinos blancos desempeñaron un papel crucial en la economía y el comercio del Mediterráneo oriental durante la época bizantina.

Viñas del valle de Shiloh. Fuente: Wikimedia הא בהא טליה

Un vino de fama internacional

El vino de Gaza fue durante siglos sinónimo de prestigio. Las fuentes antiguas lo describen como un vino dulce y aromático, muy apreciado por las élites del Imperio bizantino, que se exportaba a lugares tan lejanos como Egipto, Asia Menor o incluso el norte de Europa. Su fama trascendió fronteras hasta el punto de llegar a las cortes de los reyes y los nobles europeos, donde se valoraba tanto su sabor como su rareza.

Los descubrimientos arqueológicos en las ciudades bizantinas del Néguev, como Avdat, Shivta y Haluza, han revelado un paisaje agrícola sorprendente. Los grandes lagares de piedra, las vasijas de almacenamiento y los miles de semillas carbonizadas atestiguan una industria vitivinícola a gran escala en pleno desierto. La magnitud de estas instalaciones sugiere que el vino producido en esta zona constituía una mercancía de exportación a gran escala sujeta a un sistema comercial perfectamente organizado.

Presa de vino en Avdat
Presa de vino en Avdat. Fuente: Wikimedia

Cómo prosperó la vid en un entorno extremo

¿Cómo pudo la viticultura florecer en un entorno prácticamente desértico, donde las lluvias son escasas y las temperaturas extremas? Los estudios arqueológicos indican que los agricultores bizantinos desarrollaron sistemas eficientes de captación y canalización del agua de lluvia. La creación de terrazas, además, permitió maximizar la retención hídrica al tiempo que se minimizaba la erosión del suelo.

Este ingenioso sistema agrícola permitió cultivar cepas adaptadas a las sequías y al calor. De hecho, las variedades identificadas muestran adaptaciones genéticas que podrían inspirar soluciones agrícolas contemporáneas frente al cambio climático y la desertificación. En otras palabras, los viticultores del Néguev lograron lo que hoy consideraríamos una viticultura sostenible en condiciones extremas.

Néguev
Néguev. Fuente: Hagai Agmon-Snir/Wikimedia

El vino blanco más antiguo del Mediterráneo oriental

La identificación genética de una uva blanca bizantina constituye un hito en la arqueología de los cultivos. Por primera vez, la ciencia ha logrado demostrar que el vino de Gaza era, en efecto, una variedad de vino blanco. Las semillas analizadas en el curso de la investigación se hallaron en el interior de una habitación sellada de un antiguo monasterio bizantino en Avdat, un dato que revela la conexión entre la viticultura monástica y la producción comercial destinada a la exportación. Su excelente conservación permitió extraer ADN antiguo y determinar tanto la variedad como el color de la uva.

Un comercio que unía el desierto con el Mediterráneo

Aunque se conozca como “vino de Gaza”, la evidencia arqueológica sugiere que la producción principal de la bebida se llevaba a cabo en el interior del Néguev, mientras que el puerto de Gaza habría operado como punto de salida hacia el Mediterráneo. Desde allí, los barcos transportaban ánforas repletas de vino blanco hasta Constantinopla, Alejandría y las costas europeas.

El volumen de producción y la compleja red logística demuestran la existencia de un comercio internacional altamente organizado, capaz de conectar los centros agrícolas del desierto con las principales capitales del mundo bizantino. El vino, de hecho, constituía una de las actividades económicas más rentables del periodo que rivalizaba con productos de lujo como el aceite o las especias.

Mujeres llevando cestas de uva
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

De la gloria bizantina a la decadencia

El esplendor del vino de Gaza alcanzó su punto máximo entre los siglos IV y VII d.C., coincidiendo con el auge económico del Imperio bizantino. Según una hipótesis generalmente aceptada, sin embargo, la conquista islámica del siglo VII marcó el inicio de su declive. La nueva administración introdujo restricciones religiosas al consumo de vino y reorientó las rutas comerciales hacia otros productos, como el aceite o los dátiles. Otras hipótesis históricas que explican el cese de la producción vinícola en la región apuntan tanto a un enfriamiento derivado de la Pequeña edad de hielo de la antigüedad tardía como a las consecuencias de la Plaga de Justiniano.

En los siglos siguientes, el conocimiento sobre la viticultura local se perdió progresivamente, y las variedades autóctonas acabaron siendo reemplazadas por cepas europeas introducidas durante el periodo moderno. El redescubrimiento de estas semillas antiguas representa, por tanto, una recuperación de la memoria genética y agrícola del Mediterráneo oriental. De hecho, los análisis de ADN han revelado que algunas de las cepas cultivadas en el Néguev guardan una notable similitud con variedades actuales del Mediterráneo oriental, como la Syriki o la Be’er.

Un legado para el futuro

Los científicos destacan que el estudio de las variedades antiguas de uva del Néguev podría contribuir al desarrollo de nuevas cepas resistentes a la sequía y al calor, un objetivo de enorme relevancia en el contexto actual del cambio climático. Por otro lado, el estudio del vino de Gaza ofrece una visión más amplia de las capacidades tecnológicas y comerciales de las sociedades bizantinas, capaces de transformar un entorno árido en un polo de producción y exportación global.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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