La madrugada de este miércoles se han podido divisar cielos espectaculares de tonos rojizos tras el impacto de una potente tormenta geomagnética, algo inusual.
Durante una tormenta solar, el Sol puede seguir la siguiente secuencia de eventos, aunque no todos los elementos son evidentes cada vez.
Cuando se produce una llamarada solar, la explosión puede liberar tanta energía como mil millones de bombas atómicas. Un torrente de ondas electromagnéticas sale del Sol a la velocidad de la luz y llega a la Tierra ocho minutos después, lo que puede interrumpir las transmisiones de radio de onda corta y causar errores en los sistemas de navegación.
A continuación, una fracción de hora después, llegan partículas energéticas solares de alta velocidad , incluidos protones, electrones y partículas alfa. Esta radiación puede dañar a los astronautas, dañar las naves espaciales y puede producir una cascada de partículas secundarias en nuestra atmósfera que podrían causar errores en los componentes electrónicos si llegan al suelo.
Gran erupción de gas de la atmósfera exterior del Sol
Una llamarada suele ir acompañada de una gran erupción de gas ionizado de la atmósfera exterior del Sol, conocida como eyección de masa coronal (EMC). Una EMC crea ráfagas y ondas de choque en el viento solar, que, si se dirigen hacia la Tierra, pueden tardar entre 18 horas y unos pocos días en llegar a nosotros.
Cuando una EMC llega a la Tierra, tensa su campo magnético, causando una tormenta geomagnética . Esto hace que las agujas de las brújulas se desvíen y puede provocar descargas eléctricas dañinas en estructuras metálicas largas, como líneas eléctricas y oleoductos. Durante las tormentas geomagnéticas, las partículas del espacio encuentran caminos hacia la atmósfera superior, donde chocan con átomos y moléculas, creando auroras
Las corrientes inyectadas en la atmósfera no solo producen luz, sino que también pueden calentar la atmósfera superior de la Tierra, haciendo que se hinche y aumentando su resistencia sobre los satélites de baja altitud. Si un satélite no compensa utilizando sus propulsores, puede ser arrastrado fuera de órbita. Este efecto también tiene un lado positivo, ya que ayuda a arrastrar la basura espacial hacia la atmósfera, donde se quema.
Cortesía de El Periodico
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