Un estudio publicado en Enviromental Research detalla correlación entre una mayor longevidad y el acceso al agua entre las personas que viven cerca de océanos o golfos (alrededor de 48 kilómetros). En comparación, las personas que residen en zonas urbanas o cerca de una masa de agua interior de más de 10 kilómetros cuadrados tienden a vivir menos.
Es decir, mientras que para los residentes de la costa se espera una esperanza de vida promedio de 79 años, quienes residen cerca de ríos o lagos interiores viven aproximadamente 78 años. Según la investigación, los residentes de zonas rurales que viven cerca del agua también pueden beneficiarse de una esperanza de vida más larga.
En busca de las causas
Jianyong “Jamie” Wu, autor principal de estudio, señaló que “probablemente los residentes costeros vivan más tiempo debido a una variedad de factores interrelacionados“. Entre estos factores destacan temperaturas más suaves, mejor calidad del aire, más oportunidades de recreación, mejor transporte, menos susceptibilidad a la sequía y mejores ingresos.
En contraste, los investigadores señalaron varios factores que podría contribuir a que los habitantes del interior vivan menos “la contaminación, la pobreza, la falta de oportunidades seguras para realizar actividades físicas y un mayor riesgo de inundaciones son los principales detonantes de estas diferencias“, indicó Yanni Cao, otra de las autoras.
Sin embargo, la diferencia más importante es que las zonas costeras experimentan menos días calurosos y temperaturas máximas más bajas en comparación con las zonas de aguas interiores. En el pasado, otras investigaciones también mostraron una relación entre vivir cerca del agua y mayores niveles de actividad física, menores tasas de obesidad y una mejor salud cardiovascular.
¿Correlación o causa?
No obstante, es importante recordar que una correlación no necesariamente es una causa directa. Es decir, si bien la renta es un factor clave, lo cierto es que las rentas en zonas costeras son más caras, por lo que atraen a personas con mayores ingresos que pueden permitirse una mejor calidad de vida. También es posible que la gente prefiera vivir en la costa debido al acceso a mejores oportunidades económicas. En ambos casos el factor mediador es el mismo, pero la relación causal no.
Finalmente, los autores recomiendan integrar la planificación de costas, ríos y lagos en el diseño urbano y para mejorar la longevidad en zonas interiores y reducir desigualdades en salud. Esto incluye acciones como la preservación de cuerpos de agua naturales y mejorar el acceso público a zonas costeras.
Cortesía de Xataka
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