Zohran Mamdani: un puente entre el progresismo del Norte y el Sur Global

La campaña electoral de Zohran Mamdani ya se está estudiando por la izquierda europea y su discurso la noche de su victoria muy probablemente pasará a la historia como icónico de un nuevo modelo de liderazgo progresista en Occidente. Mamdani citó al legendario líder sindical y socialista estadounidense Eugene Dabs, pero también al histórico estadista indio Jawaharlal Nehru. En ambos casos, para evocar el final de una era y un nuevo amanecer.

Con un envidiable manejo de las redes sociales y un agudo instinto estético, en apenas un año, Mamdani y su equipo, apoyados por 87.000 voluntarios, lograron forjar la imagen de un candidato pragmático y, a la vez, idealista. Un líder político que asume sus orígenes diversos con naturalidad, pasando ágilmente del kurta al traje y la corbata, pero enfocado en una causa concreta que trasciende pertenencias culturales y religiosas: la lucha contra el aumento del coste de vida. El futuro alcalde de Nueva York ha sabido compatibilizar su afinidad con los inmigrantes y los sectores populares de la ciudad con la imagen de un hombre instruido y con mundo, que conoce y asume el rigor institucional y no prioriza desafiar sus códigos. Ha pisado la calle, hablando con la gente, a veces con frases en árabe, hindi o español. Ha usado una cartelería, cuyos colores y tipografía evocan los taxis y las MetroCards de la ciudad, pero también el estilo vintage de los rótulos en muchos países del Sur Global, los barrios migrantes de Nueva York o los pósteres del viejo Bollywood. De Bollywood era también la canción Dhoom Pachale (“Haz ruido”) que cerró su discurso de victoria. Mamdani ha sabido conectar así con los “olvidados por la política de nuestra ciudad (…) los dueños y dueñas yemeníes de bodegas, las abuelas [sic] mexicanas, los taxistas senegaleses, las enfermeras uzbecas, los cocineros trinitenses y las titas [aunties] etíopes”.

Conforme avanzaba la campaña y Mamdani subía en los sondeos, sus orígenes, especialmente su identidad musulmana, se convertían en el foco de ataques islamófobos por parte de sus adversarios, incluido el candidato exdemócrata Andrew Cuomo. Sin embargo, Mamdani, que ha condenado sin paliativos el genocidio palestino, fue exquisitamente ecuánime en su discurso de victoria. Llamó a “no titubear en la lucha contra el azote del antisemitismo”, a la par que reivindicaba “una ciudad en la que nunca más se pueda traficar con la islamofobia y ganar una elección”.

Explica Moustafa Bayoumi en The Guardian que, sobre el trasfondo de la explosión de islamofobia que siguió a los ataques del 11-S, las generaciones de jóvenes musulmanes “han ido construyendo instituciones políticas locales y apostando por un tipo distinto de política” que abraza la identidad sin caer en la superficialidad. “Ese movimiento ha estado creciendo, silenciosa, pero firmemente, durante años” y, concluye, “Mamdani es ahora su mejor y más lograda expresión”. A pesar de una imagen extendida de la comunidad musulmana como tradicional, incluso retrógrada, las cifras muestran una clara identificación de sus miembros con partidos progresistas, no sólo en Nueva York. Bayoumi compara el fenómeno con la situación de la comunidad judía a finales del siglo XIX y principios del XX. Víctimas de un antisemitismo creciente en Europa y América, muchos judíos se afiliaron en aquel momento al movimiento obrero internacionalista, el único que les defendía.

Urgen más liderazgos puente o híbridos como el de Mamdani en nuestras sociedades polarizadas en su visión sobre la inmigración y reticentes a digerir su pasado colonial. Liderazgos que conocen las realidades mestizas de las comunidades de migrantes y los retos que impone conjugar la fidelidad a las tradiciones y lenguas propias con la aspiración a ser uno más en la sociedad de acogida. Liderazgos que conectan el Norte con el Sur Global y que hablan un lenguaje directo, entendible para todos, y, al mismo tiempo, anclado en conceptos analíticos sólidos. Liderazgos occidentales que pueden incidir en las relaciones con los gobiernos del Sur Global desde la familiaridad y la comprensión. Merece la pena notar el eco considerable que se hizo la prensa india de la cita de Nehru arriba mencionada.

Mamdani es quizá la estrella del momento, pero conviene recordar a otros líderes de origen inmigrante o con raíces fuera de Occidente que le preceden. Pienso en el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, de ascendencia musulmana paquistaní; en la congresista estadounidense y socialista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño —quien, por cierto, ha dicho de Mamdani que es “un líder generacional”— o la exministra de justicia socialista francesa, Christiane Taubira, de origen guyanés. Por otra parte, algunos líderes políticos conservadores como el ex primer ministro británico de origen indio Rishi Sunak, o la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley, de ascendencia sij, han optado por minimizar o borrar estos orígenes para amoldarse a las expectativas de sus bases. En el campo progresista, en cambio, el futuro pasa por impulsar transformaciones materiales concretas para la mayoría, sin ignorar el peso histórico de los orígenes étnicos y las pertenencias culturales en la distribución del poder y la riqueza. Esto es lo que Mamdani parece haber comprendido tan bien.

Cortesía de El País



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