
En ruta a su segunda década de existencia, la Asociación Mexicana de Autoridades en Movilidad eligió su nueva directiva. Y por tercera vez en su historia, hubo dos planillas en disputa: el comandante Ricardo Serrano, de Aguascalientes, buscaba reelegirse y el mexiquense Daniel Sibaja y el jalisciense Diego Monraz ofrecieron conexión plena con el segundo piso de la 4T.
Luego de 19 años y 33 reuniones nacionales, la AMAM —donde coinciden los 32 secretarios de movilidad, comunicaciones y transporte de los gobiernos estatales, con representantes de la industria y del gobierno federal— carece de una figura jurídica que otorgue validez plena a sus acuerdos. Y en el encuentro que sostuvieron a finales de la semana pasada, en el marco de la Expo Transporte 2025, se materializaron sus diferencias.
Además de la institucionalización, hubo voces que insistieron en abrirse a un ciclo de “liderazgos frescos” y en abierto rechazo a las “reelecciones prolongadas”; la última, la del comandante hidrocálido, no obstante que integró a su planilla al bajacaliforniano Jorge Alberto Gutiérrez Topete (Morena) y a la potosina Araceli Martínez Acosta (PVEM).
La inclusión, uno de los principios de esta renovación. Sibaja, exdiputado de Morena en el Congreso local, contaba con aliados tapatíos y pudo sumar a Monraz (MC) y a la secretaria de movilidad de Chiapas, Albania González Polito, cuyo posicionamiento –en la ronda previa a las votaciones—concitó apoyos relevantes, por su enfoque glocal.
Y es que la austeridad republicana, pero sobre todo la concreción presupuestos a las megaobras de infraestructura de la 4T —el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y los Polos de Desarrollo, destacadamente— han condicionado los presupuestos.
En Chiapas —por ejemplo— el gobierno de Eduardo Ramírez acompaña el plan de revivir la red ferroviaria de pasajeros, pero concentra sus esfuerzos en abrir una línea aérea local, para conectar las distintas regiones de la geografía estatal y también, otras entidades vecinas.
Con Sibaja al frente de la planilla y Monraz como operador, esta planilla tomará control de la AMAM dentro de dos meses. ¿Su propuesta? Alinear estratégicamente los planes de movilidad estatales a la política nacional de transporte público y coordinar acciones con SEDATU y SICT.
Los gobiernos naranjas se han apuntalado en Jalisco y Nuevo León, con sus proyectos de movilidad –el Metro de Guadalajara y Monterrey, además de las líneas de autobuses biarticulados en los principales corredores viales–, mientras que el Estado de México –más que la CDMX—ha encontrado fórmulas novedosas, con el Cablebús y el tranvía elevado, en la Zona Oriente, además del Tren Suburbano y el Insurgente, que dentro de dos meses conectará con el CETRAM de Observatorio.
Antes, el sector enfrenta problemáticas de urgente resolución. La siniestralidad, el acoso y la falta de capacitación de los conductores de las unidades de transporte público; los largos tiempos de traslado y la mala conectividad; la obsolescencia vehicular; los esquemas hombre-camión y las concesiones individuales…
Naranjas y guindas han desplegados proyectos intermetropolitanos en Jalisco, Nuevo León y el Valle de México. Además del entendimiento entre los mandos superiores, coinciden en la fórmula para financiar las obras de infraestructura vial: esquemas de proyectos integrales “llave en mano” o de concesionamiento empresarial.
Sibaja insistió en el impulso a la transición de un modelo centrado en el tráfico vehicular a uno centrado en el derecho a la movilidad, lo que conlleva a la inversión en infraestructura de calidad, la reforma institucional/empresarial del sector y la integración tecnológica como pilares de la sostenibilidad.
La inversión estratégica en zonas de desarrollo económico y la descarbonización del transporte público, son sus propuestas para lograr mayor incidencia en el Sistema Nacional de Movilidad y Seguridad Vial.
La renovación de las flotas –con unidades más limpias y tecnologías cero emisiones—es el gran pendiente. La descarbonización, la regulación de vehículos de dos y tres ruedas y la inserción de las entidades en los megaproyectos urbanos (trenes, polos de desarrollo), son objetivos de largo plazo.
Cortesía de El Economista
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