“El estilo es saber quién eres y lo que quieres decir, sin necesidad de hablar”, escribió una vez Orson Welles. Corea del Sur parece haberlo comprendido antes que nadie. Desde que El juego del calamar cambió para siempre las reglas del streaming -con más de 265 millones de espectadores en sus primeras semanas, según datos de Netflix Global Metrics-, el país se consolidó como una usina de relatos tan visualmente perfectos como emocionalmente demoledores.
El k-drama dejó de ser un secreto de culto para convertirse en fenómeno global. Hoy, con estrenos en Netflix, Disney+ y Prime Video, las historias coreanas cruzan géneros, épocas y emociones, explorando la cultura, el amor y la tragedia con una estética inconfundible. La presente temporada marca una nueva era: el audiovisual surcoreano se reinventa sin perder su sello, un equilibrio exacto entre intensidad, belleza y alma.
El fenómeno no es casual. Corea ha construido un ecosistema narrativo donde la televisión, la música y la moda dialogan entre sí para exportar identidad. De la mano del K-pop, la gastronomía y el diseño, las series se convirtieron en la ventana más potente de su cultura. A diferencia de la ficción occidental, que suele apostar por el exceso o el minimalismo, el k-drama encuentra una armonía exacta entre ambos extremos. Su fuerza está en el matiz: un gesto que duele más que un grito, una mirada que dice más que mil palabras.
Cada plano parece una pintura, cada diálogo, una confesión. La estética visual -tan cuidada como simbólica- convive con una narrativa que combina lo ancestral y lo contemporáneo. En sus guiones, la filosofía oriental se traduce en historias sobre segundas oportunidades, amores imposibles y búsquedas de sentido. En 2025, el liderazgo coreano ya no sorprende: emociona, inspira y redefine el modo en que el mundo ve, siente y se cuenta a sí mismo.
El genio y los deseos
Netflix (1 temporada, 10 episodios)
Entre luces doradas y una lámpara milenaria, un antiguo genio (Kim Woo Bin) despierta tras siglos de encierro. Su liberadora, una joven de belleza singular (Bae Suzy), pide tres deseos sin imaginar que cada uno alterará su destino. Lo que comienza como un juego de poder se transforma en una historia de redención y ternura, donde la magia convive con lo humano. El guión mezcla humor y melancolía en dosis precisas, y los efectos visuales son pura elegancia oriental.
Netflix celebra el reencuentro de Woo Bin y Suzy, quienes ya habían conmovido en Uncontrollably Fond (2016). Aquí, el deseo no es sólo capricho: es espejo del alma.
¿Te casarías conmigo?
Disney+ (1 temporada, 12 episodios)
Jung So Min y Choi Woo Shik componen a dos desconocidos que fingen ser pareja para poder conseguir una casa.El amor como contrato y la convivencia como experimento. Choi Woo Shik (de Parasite) y Jung So Min interpretan a dos desconocidos que deben fingir ser pareja durante 90 días para ganar una casa. Entre risas, malentendidos y ternura, la ficción explora la delgada línea entre lo real y lo imaginado. Bajo la dirección de Lee Chang Min, el relato combina la frescura de las comedias románticas clásicas con la introspección emocional del k-drama contemporáneo.
Cada escena está cuidada como una postal de cotidianidad: cocinas, cafés y lluvias que parecen coreografiadas para el amor. Disney+ acierta con un tono liviano, elegante y profundamente humano.
Bon appétit, majestad
Netflix (1 temporada, 12 episodios)
Una cocina imperial, un reino dividido y un amor que se cocina a fuego lento. Im Yoona encarna a una joven cocinera que despierta la curiosidad del príncipe heredero (Lee Chaemin). Entre recetas y secretos, el drama combina historia, fantasía y humor con una puesta visual digna de museo.
El vestuario y la gastronomía son protagonistas: cada plato es metáfora de poder y deseo. Desde su estreno en agosto, la serie no abandonó el top global de Netflix, confirmando que el apetito por el k-romance sigue intacto. Un banquete para los sentidos, donde el amor se sirve con cuchillos de oro y miradas que cortan el aire.
La reina de la confianza
Prime Video (1 temporada, 12 episodios)
Tres personajes centrales, estafadores con alma de justicieros, para este thriller con alma de sátira.Park Min Young, Park Hee Soon y Joo Jong Hyuk lideran este elegante juego de engaños. Tres estafadores unen fuerzas para desenmascarar a una red de poderosos corruptos, en un thriller con alma de sátira. Dirigida por Kim Yoon Cheol, La reina de la confianza brilla por su ritmo ágil y su estética noir contemporánea: trajes sastre, luces de neón y una cámara que nunca se detiene.
Más que un drama de acción, es un estudio sobre la ética en tiempos de apariencias. La moda, una vez más, se vuelve máscara y metáfora del engaño. Apuesta al suspenso con estilo.
Tú y todo lo demás
Netflix (1 temporada, 15 episodios)
Dos antiguas enemigas -Kim Go Eun y Park Ji Hyun- se reencuentran cuando una de ellas enfrenta una enfermedad terminal. En medio del dolor, surge un vínculo que desafía prejuicios y resignifica el perdón. Dirigida por Han Ji Min, la serie abraza la sensibilidad sin caer en el melodrama, explorando la vida desde la fragilidad. La fotografía es íntima, con tonos suaves que acompañan la vulnerabilidad de sus personajes.
Cada diálogo es confesión, y cada silencio, redención. Un k-drama que se atreve a mirar la muerte desde la ternura, con la contención emocional que distingue a las mejores ficciones coreanas.
El arroyo turbio
Disney+ (1 temporada, 16 episodios)
Entre traiciones y conspiraciones en la dinastía Joseon, Rowoon y Shin Ye Eun encarnan a dos almas que cruzan caminos en medio de la oscuridad palaciega. La serie mezcla acción, misticismo y drama político, con una puesta visual que deslumbra: templos bañados por la lluvia, túnicas bordadas con símbolos y una banda sonora que resuena como tragedia. El arroyo turbio no teme ensuciar la historia para encontrar su humanidad.
En cada episodio, la tensión se viste de seda. El k-drama histórico sigue siendo una carta fuerte que descansa en la belleza formal, la emoción y el poder.
Si la vida te da mandarinas…
Netflix (2 temporadas, 16 episodios)
Con la frescura de un título que es casi un proverbio, esta puesta invita a mirar la existencia con ironía y dulzura. Lee Sung Kyung interpreta a una joven publicista que, tras perder su empleo, regresa a su pueblo natal, donde una plantación de mandarinas y un amor del pasado (Nam Joo Hyuk) la obligan a repensar su idea de éxito.
La serie combina comedia costumbrista con filosofía ligera, retratando la belleza de lo cotidiano y el poder curativo de lo simple. Su estética, bañada en tonos cálidos y luz natural, refuerza el espíritu de reconciliación que la atraviesa. Un relato que demuestra que la dulzura, incluso en tiempos difíciles, puede ser una forma de resistencia.
Cortesía de Clarín
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