Fuente de la imagen, Getty Images
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- Autor, Alejandro Millán Valencia
- Título del autor, BBC News Mundo
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Cuando el árbitro salvadoreño Iván Arcides Barton Cisneros levantó los brazos al minuto 55 del segundo tiempo del partido de este martes entre Curazao y Jamaica en Kingston por las eliminatorias de Concacaf al Mundial de 2026, sabía que estaba marcando la historia.
En ese momento una docena de hombres vestidos de azul se desplomaron sobre la grama del Independence Park abrumados por la emoción de haber conseguido un milagro: por primera vez Curazao se clasificaba a un Mundial de Fútbol.
Al de Estados Unidos, Canadá y México del próximo año.
Además lo lograban marcando un hito: esta nación, que pertenece al reino de Países Bajos, es la más pequeña (en población y territorio) en disputar uno de los principales eventos deportivos del mundo.
Ubicada a unos 50 kilómetros de la costa venezolana en el mar Caribe, tiene apenas 155.000 habitantes y su extensión no supera los 444 kilómetros cuadrados.
Antes de la hazaña de la llamada “Familia azul”, Islandia, en Rusia 2018, había sido el país más pequeño en clasificarse a un mundial.
Un hito que era impensado hace más de 10 años, cuando la isla ocupaba el puesto 150 en el ranking de la FIFA.
Pero esta vez fue diferente. Impulsados por el hecho de que tres selecciones de su confederación (Concacaf) -y las más poderosas- ya estaban clasificadas por ser sedes y el aumento de cupos mundialistas, buscaron, mediante varias estrategias, alzarse con una plaza que finalmente consiguieron este martes con un empate 0-0 frente a Jamaica.
De esa manera se unieron a Haití y Panamá que son los otros representantes de Concacaf en la Copa del Mundo. Jamaica y Surinam irán al repechaje que se disputará en México en marzo de 2026.
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Además, su entrenador, el neerlandés Dick Advocaat con sus 78 años será el entrenador más longevo en dirigir en un Mundial.
“Esto hace algunos años ni siquiera lo llegamos a pensar. Pero hacer este sueño realidad ha sido algo increíble”, le dijo a la BBC Juninho Bacuna, exjugador del Huddersfield inglés e integrante de la selección.
Pero, ¿cómo logró esta hazaña esta pequeña nación?
La familia azul
Durante años, Curazao era visto más como un remanso de aguas azules y playas blancas en la mitad del Caribe que como un país futbolero.
Pero su conexión con Países Bajos -hasta 2010 hizo parte de la nación europea y desde entonces es un estado constituyente dentro del reino- le ayudó a desarrollar su fútbol.
En 2011 logró afiliarse a la FIFA. Aunque antes había participado como parte de las Antillas Holandesas, fue desde entonces que comenzó a competir de forma independiente en las eliminatorias al Mundial.
En su primer empeño, para Brasil 2014, fueron eliminados en segunda ronda.
Pero su apuesta era en grande: para Rusia 2018 decidieron traer a un descendiente de la isla: la leyenda del Ajax Patrick Kluivert como técnico.
Eliminaron a Cuba de manera sorprendente, pero El Salvador truncó el camino de la “Familia azul” en la fase final.
Para Qatar 2022 se vivió una historia similar: una buena primera ronda, pero en segunda ronda las esperanzas quedaron aniquiladas al enfrentarse a Panamá.
Entonces llegó el reto de 2026. Aunque había los mismos tres cupos que para Qatar 2022, las principales potencias regionales, Canadá, EE.UU. y México no iban a participar en las eliminatorias por ser las sedes del evento.
Además, se abrían dos cupos de repechaje, lo que ampliaba las posibilidades de soñar.
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Entonces, Curazao decidió implementar dos estrategias: buscar un entrenador renombrado y aprovechar su relación con Países Bajos para convocar a jugadores neerlandeses, que aunque no hubieran nacido en la isla, debido a la condición política del país, podían ponerse la camiseta de Curazao.
De hecho solo un jugador de los 26 que hicieron parte del plantel nació en la isla: Tahith Chong.
Para el primer objetivo contrataron a Advocaat, un viejo zorro del fútbol europeo que había sido entrenador incluso de la selección absoluta de Países Bajos, en el Mundial de EE.UU. 1994.
“Todos saben que Advocaat es una figura importante, un gran entrenador, y todos lo respetan por sus decisiones y su forma de trabajar”, señaló Bacuna.
“Su presencia es fundamental para nosotros como equipo y también para el país, y su impacto ha sido enorme”, añadió.
Y continuaron con la tarea de reclutar jugadores neerlandeses que se animaran a luchar por el sueño.
Entonces en junio de este año iniciaron una campaña inolvidable: en el grupo B compartido con Jamaica, Santa Lucía, Bermuda y Trinidad y Tobago, terminaron en el primer lugar, invictos y con siete victorias.
Y con el pitazo final de este martes, se metieron para siempre en la historia del fútbol y tal vez en el corazón de muchos hinchas de este deporte.

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Cortesía de BBC Noticias
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