La nueva serie de acción de Netflix que tiene puntaje de 100% en Rotten Tomatoes y hasta Hideo Kojima la recomienda: “Hizo saltar mi corazón”

Como si las espadas de 292 guerreros trazaran un círculo de sangre bajo la luna del templo Tenryū-ji, Netflix desató un vendaval de acero y honor que tiene a la crítica rendida a sus pies. “Last Samurai Standing” (Ikusagami) se estrenó en la plataforma el 13 de noviembre con el peso de una katana recién forjada y el puntaje perfecto de 100% en Rotten Tomatoes como prueba de su filo mortal.

Pero, además del estreno de la obra de Shogo Imamura, la nota alta se la lleva Hideo Kojima. Sí, el aclamado director de videojuegos dio su opinión sobre la nueva serie de Netflix y la definió como una obra “genial”.

“De vuelta en Japón, pasé por la oficina e hice la colada. ¡Ay, todavía me duele la espalda!”, escribió Kojima en un post de X . “No había leído la novela original ni el manga, pero me vi del tirón «Last Samurai Standing» (Ikusagami) hasta el episodio 3. ¡Es genial! El desafío, la mecánica del «kodoku», la ambientación de época, el ritmo… ¡todo funciona a la perfección! Y, sobre todo, los personajes están increíblemente bien construidos. ¡Este es justo mi tipo de serie!“.

El padre de Metal Gear Solid -también- fue más allá al destacar momentos de dirección al estilo “Tsubaki Sanjūrō” que le hicieron saltar el corazón, en clara referencia a la obra maestra de Akira Kurosawa. Cuando un visionario como Kojima da su visto bueno a una película o serie, los fans y el del entretenimiento debe prestar atención.

Ambientada en la era Meiji de finales del siglo XIX, la serie sigue a Shujiro Saga, un antiguo samurái y asesino a sueldo, interpretado por Junichi Okada, quien -además- oficia de coreógrafo de acción y productor. Tras sobrevivir a la Batalla de Toba-Fushimi, donde las fuerzas imperiales con armas de fuego derrotaron a los samuráis tradicionales haciéndolos obsoletos, Shujiro lucha contra el trastorno de estrés postraumático.

Una década después, cuando su hija muere de cólera y su esposa e hijo contraen la enfermedad, recibe una invitación misteriosa para un torneo con un premio de 100 mil millones de yenes.

Lo que comienza como una última oportunidad de redención se transforma en un “Kodoku” -el juego mortal que da nombre al primer episodio- donde 292 guerreros deben tomar la ruta Tōkaidō de Kyoto a Tokio, cazándose mutuamente por sus placas de madera. Solo nueve llegarán al destino final, cada uno con 30 placas en su poder. En cuestión de segundos tras el inicio del torneo, las espadas vuelan, la sangre brota y los cuerpos son desmembrados con una brutalidad gráfica que no pide disculpas.

Los directores de la serie Michihito Fujii y Kento Yamaguchi expandieron brillantemente el alcance del viaje por el Tōkaidō para crear un telón de fondo épico que sirve como campo de batalla.

Cada uno de los 6 episodios cautiva con peleas de espadas extremadamente violentas, filmadas, coreografiadas y editadas con maestría. Todos los actores realizan sus propias acrobacias de manera notable, con Okada liderando como coreógrafo de acción principal, entregando un compromiso cinético con el oficio que se siente en cada tajo, en cada giro mortal, en cada muerte inevitable.

La serie no teme “terminar” personajes bien desarrollados con un elenco repleto de talento. En el centro emocional está la relación entre Shujiro y la joven Futaba Katsuki, quien sirve como un faro de esperanza en este mundo áspero y sangriento.

Junto a ellos, la feroz cuñada de Shujiro y Kyojin Tsuge, un ingenioso “estratega” autoproclamado, forman una alianza mientras enfrentan guerreros peligrosos como el bárbaro “Carnicero Salvaje” Bukotsu, interpretado con carisma aterrador por Hideaki Itō.

La serie deconstruye -efectivamente- los elementos sociopolíticos de la era a través de un colorido y encantador conjunto de guerreros samuráis. Como en las obras del maestro Kurosawa, aquí no hay héroes ni villanos absolutos, solo hombres y mujeres navegando los códigos del honor en un mundo que ya no tiene lugar para ellos. La producción contó con -casi- 300 actores, cada uno requiriendo su propio vestuario, lo que demandó coordinación y compromiso constante de todo el equipo.

Basada en la novela de Shogo Imamura y adaptada de su manga del mismo nombre, “Last Samurai Standing” es un live-action que continúa la tendencia de Netflix de dar vida a historias japonesas con la misma pasión que llevaron a “One Piece”, “Yu Yu Hakusho” y “Parasyte: The Grey”. Pero esta serie va más allá: se posiciona como un nuevo pico en el subgénero, destacándose como uno de los mejores dramas de acción televisiva del año.

Con sus seis episodios disponibles en Netflix desde el 13 de noviembre, “Last Samurai Standing” no es solo una serie para ver: es un ritual de inmersión en el ocaso violento de una era, donde cada espada desenvainada canta el réquiem de los últimos samuráis. Como diría el propio Kojima, este es el tipo de show que hace que el corazón de los verdaderos aficionados al género salte con cada corte magistral.

Los últimos samuráis ya están de pie. ¿Estás listo para presenciar su última batalla?

Cortesía de Clarín



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