En una de las regiones más escarpadas de los Alpes suizos, un equipo de arqueólogos ha realizado un descubrimiento que redefine nuestra comprensión de la presencia romana en entornos extremos. Así, se ha identificado un nuevo campamento militar romano situado a unos 2.200 metros de altitud, en la zona de Colm la Runga, cantón de Graubünden.
El hallazgo se enmarca en un proyecto conjunto entre la Universidad de Basilea y el servicio arqueológico de Graubünden que, desde 2021, estudian la región del Crap Ses, un campo de batalla de la antigüedad. La investigación, centrada en reconstruir este paisaje de conflicto de la época romana, ha permitido ahora descubrir una fortificación en pleno corazón de los Alpes.
Una fortaleza romana sobre las nubes
El campamento se alza sobre una meseta elevada, a unos 900 metros por encima del campo de batalla del Crap Ses. Desde esta posición dominante, los legionarios podían controlar visualmente los valles de Landwasser, Albula, Domleschg y Surses, así como el estratégico paso de Lenzerheide.
Los investigadores destacan que la elección de este punto fue una decisión calculada para garantizar la vigilancia de los corredores naturales de acceso entre el norte y el sur alpino. Las prospecciones, además, han identificado tres fosos y un muro perimetral que delimitan el recinto, señales inequívocas de la presencia de un establecimiento militar planificado. Los restos del sistema defensivo y las plataformas internas sugieren que, para mantener a la tropa en condiciones extremas de altitud, se habría requerido una notable capacidad logística.

Claves cronológicas: la huella de la Legio III
El material arqueológico recuperado —especialmente los proyectiles de plomo de honda y los clavos de calzado militar— sitúa el campamento en el siglo I a.C., en el contexto de las campañas de conquista de los Alpes promovidas por Augusto hacia el año 15 a.C. Algunos proyectiles llevan inciso el emblema de la Legio III, lo que confirma la presencia de esta unidad en la zona y vincula el campamento con los enfrentamientos documentados en el valle inferior. Esta evidencia, por tanto, refuerza la idea de que el recinto pudo servir como base de operaciones o como puesto de control vinculado de manera directa a las maniobras romanas en el territorio rético.
El registro arqueológico, además de permitir datar la instalación, también aporta datos relevantes sobre la naturaleza de la tropa que la ocupó. Se trataba de legionarios entrenados para realizar operaciones rápidas y de alta movilidad, capaces de adaptarse a los rigores del terreno alpino.
Tecnología y arqueología: el ojo invisible del LiDAR
El descubrimiento fue posible gracias al uso combinado de tecnologías de teledetección y trabajo de campo. En 2023, un voluntario de la Arbeitsgemeinschaft Prospektion Schweiz identificó anomalías en el terreno a través de modelos digitales de alta resolución generados con tecnología LiDAR.
Este sistema, basado en el escaneo láser aéreo, permite detectar estructuras enterradas o apenas perceptibles bajo la vegetación. De hecho, en los últimos años el LiDAR ha revolucionado la arqueología en zonas inhóspitas, tanto en áreas escarpadas como en espacios subterráneos y selvas de difícil acceso.
Con posterioridad, en 2024, un equipo formado por arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Basilea llevó a cabo una campaña de documentación y prospección sobre el terreno. Se registraron con precisión los fosos, el muro defensivo y las áreas interiores, sin necesidad de recurrir a excavaciones invasivas. La combinación de métodos no destructivos y la observación directa permitió confirmar el carácter militar del enclave.

El ejército de Roma en los Alpes
El hallazgo confirma que los legionarios extendieron el dominio romano incluso en los pasos montañosos elevados gracias a una capacidad de adaptación y una organización logística excepcionales. El control de los Alpes resultaba esencial para asegurar las rutas entre Italia y las provincias del norte. Los romanos comprendieron que dominar los pasos equivalía a dominar los movimientos de las mercancías, los ejércitos y las comunicaciones. El nuevo campamento de Colm la Runga, por tanto, parece encajar en esta estrategia de vigilancia y control de los corredores naturales.
Además, el hecho de que se encuentre tan cerca del campo de batalla del Crap Ses sugiere una relación directa entre ambos lugares. Así, el campamento militar podría haber funcionado como base de operaciones, como puesto avanzado de observación o incluso como lugar de repliegue tras el combate.
Un descubrimiento que transforma el mapa arqueológico suizo
Hasta hace pocos años, se consideraba que la presencia militar romana en Suiza se había concentrado principalmente en zonas de baja altitud, como Vindonissa o Augusta Raurica. El hallazgo de este campamento, sin embargo, cambia esa construcción. Demuestra que Roma desplegó sus tropas en entornos de alta montaña, donde la dureza del terreno no fue obstáculo para su expansión.

Entre la historia y la cima: lo que queda por descubrir
En las próximas campañas de excavación, los arqueólogos esperan determinar la extensión completa del campamento, el número de ocupantes y el tiempo que permaneció en uso. También buscan establecer conexiones con otros posibles puntos fortificados del entorno alpino.
El sitio, aunque de difícil acceso, se conserva en buen estado gracias a su aislamiento. Los investigadores confían en que nuevos análisis topográficos y geoarqueológicos permitan descubrir estructuras interiores, zonas de almacenamiento y posibles restos de material orgánico preservado por las condiciones climáticas.
A más de 2.000 metros de altitud, el descubrimiento del campamento romano de Colm la Runga evidencia la capacidad romana para operar en los entornos más inhóspitos. Su hallazgo, resultado de tecnología avanzada y de un meticuloso trabajo interdisciplinar, amplía el horizonte de la investigación sobre la conquista y el control de los Alpes.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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