El Trading es un sprint; las inversiones, un maratón: una reflexión de similitudes

El mercado de valores es fascinante, pero también desafiante. Se caracteriza por ser volátil y, en ocasiones, irracional, lo que exige un profundo autoconocimiento antes de que un inversionista decida entrar. Si lo que se busca es tener retornos rápidos y seguros, no funciona así de fácil.

El trading es la compraventa de activos financieros como acciones, con el objetivo de obtener ganancias en el corto o mediano plazo, aprovechando las fluctuaciones del mercado parecido a si alguien hiciera un sprint, es decir una carrera corta. La inversión es más parecida a un maratón por ser una carrera larga; consiste en comprar activos de calidad y mantenerlos durante años, para beneficiarse del crecimiento económico y los dividendos.

Con prudencia y una estrategia bien definida es posible obtener buenos resultados. No obstante, si las decisiones se basan únicamente en titulares o modas pasajeras, tarde o temprano se experimentarán tropiezos. Aún en esos momentos, los mercados enseñan lecciones valiosas.

El trading exige una disciplina estricta, un conocimiento fundamental sólido y el acceso a herramientas adecuadas para operar. Pero, sobre todo, demanda la convicción del “corredor” del sprint.

Invertir también necesita disciplina y sobre todo paciencia, las reglas del juego son distintas, ya que en la inversión el tiempo opera a favor del “corredor” participante. En este contexto, la tolerancia al riesgo y la paciencia son habilidades que, como un músculo, se fortalecen con la práctica y se debilitan con la inacción.

Para una estrategia sólida al invertir, se deben erradicar tres mitos:

Es habitual encontrarse con conceptos erróneos al iniciar en el mundo de la inversión. El primero de ellos: “El mercado siempre sube sin importar el precio que se pague,” es una simplificación riesgosa. La realidad es que es esencial entender en qué fase del ciclo económico se encuentra el mercado, una respuesta que nunca resulta obvia. Cuando parece serlo, el mercado a menudo se comporta de forma inesperada. Por ello, es vital estar consciente del precio que se paga en relación con el valor esperado de la inversión.

Un segundo mito es la idea de que “si no se vende, la pérdida no es real.” Las pérdidas siempre existen en el balance. El mercado puede estar en periodos de euforia o depresión, y estas distorsiones generan oportunidades. No obstante, cada precio refleja las decisiones tomadas por millones de participantes. Aunque no es necesario comprar o vender ante cada sobrerreacción del mercado, la pérdida latente es un hecho real.

Finalmente, la creencia de que “si se ignora una posición, esta se recuperará,” es peligrosa. La esperanza no constituye una estrategia financiera. Ignorar un portafolio y esperar un milagro es una de las vías más comunes para destruir el capital invertido.

Para comenzar a construir un portafolio de inversión sólido, se puede utilizar la analogía de un equipo de fútbol. La defensa se compone de bonos de corto plazo, cuya función es proveer liquidez y evitar las grandes pérdidas. Los medios se representan con bonos de mediano y largo plazo, que aportan equilibrio y una visión de proyección al portafolio. Finalmente, los delanteros son las acciones y los fondos cotizados en bolsa (ETFs) sobre acciones, que es donde se generan los mayores retornos.

Históricamente, la inversión en acciones en México ha sido baja, lo cual se atribuye tanto al desconocimiento como a las limitaciones de acceso. Sin embargo, esta realidad está en un proceso de cambio. Con el auge de nuevas plataformas digitales, el acceso a las oportunidades que ofrecen los mercados, tanto locales como internacionales, se ha vuelto progresivamente más sencillo.

El inversionista vive en un constante aprendizaje, distinguiendo entre precio y valor, evitando las trampas del corto plazo y sabiendo tomar las oportunidades que surgen en tiempos de turbulencia. Así como la euforia tiende a exagerar los ciclos alcistas, las caídas de mercado también abren oportunidades que pueden definirse como generacionales.

*Sales Network Flow Execution, BBVA Corporate & Investment Banking.

Cortesía de El Economista



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