El Chaqueño Palavecino y Maggie Cullen: dos generaciones del folclore, con cunas y recorridos distintos, pero con una misma misión

El folclore se encuentra nuevamente en un momento de auge. No sólo porque la gente mayor lo consume y llena peñas tanto en Buenos Aires como en el interior del país, sino porque la juventud también lo elige en fiestas universitarias y centros culturales barriales, donde se convoca a bailar chacareras o zamba. Eso, además de contar con músicos que difunden la música tradicional por excelencia de Argentina, como el Chaqueño Palavecino o Maggie Cullen.

Incluso, como si fuera poco y bien adaptado a esta era digital, hasta existen streaming dedicados ciento por ciento a cuestiones musicales de raíz: Bombo TV es uno de los de mayor repercusión, con 90 mil followers en Instagram y otros tantos en su canal de YouTube.

Haciéndose eco de este fenómeno, las generaciones se unen y se producen encuentros festivaleros donde conviven jóvenes y gente mayor, ya sea arriba como debajo de los escenarios.

En este contexto, se produce un ida y vuelta entre cantantes de trayectoria con los de la nueva generación: cada uno a su manera, pero con una misma idea fija, continúan acrecentando esa llama que mucho antes encendieron artistas como Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui o Raúl Carnota, entre otros tantos genios de la composición en la Música Popular Argentina.

En unas pocas semanas se realizará una nueva edición de un festival folclórico que seguramente llegará para quedarse en predios enormes (antes se realizaba en reductos más reducidos). Se trata de La Porteña y, para la ocasión, su lugar de encuentro será en el Hipódromo de Palermo, el 13 de diciembre próximo.

Allí, entre tantas figuras del hoy y del ayer, dos universos distintos, y a su vez paralelos, se reúnen e, incluso, muy probablemente hasta se atrevan a realizar alguna canción juntos.

Uno es el reconocido Chaqueño Palavecino, con un bagaje musical y cultural que dio fruto en el Chaco Salteño y se expandió a todo el país ya hace décadas, a paso lento pero seguro.

Y la otra es una chica joven, de 25 años, cuya repercusión llegó de otra manera totalmente diferente y acorde a estos tiempos: lo de Maggie Cullen sucedió, en primera instancia, tras una competición televisiva en el reality show La Voz Argentina, por Telefe; aunque no ganó, sí convenció al público del folclore del otro lado de la pantalla chica, a tal punto que en apenas un par de años años consiguió subir al escenario del prestigioso Festival de Cosquín y, el 24 de abril de 2026, arribará nada más y nada menos que al Teatro Ópera.

Mismo idioma. Más allá de las edades y las trayectorias distintas, lo del Chaqueño Palavecino y Maggie Cullen es el amor por el folclore. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Mismo idioma. Más allá de las edades y las trayectorias distintas, lo del Chaqueño Palavecino y Maggie Cullen es el amor por el folclore. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Encuentro de dos generaciones

Es un mediodía de mitad de noviembre en las afueras de un pituco restorán palermitano que linda al campo de carreras de caballos por excelencia.

Los mozos, bandejas en mano, llevan y traen exquisitas empanadas con sabor norteño, además de no faltar vino para acompañar a los paladares como antesala a lo que será una fiesta con los músicos y la muchedumbre en diciembre próximo.

Casi pasando desapercibida, rodeada por un grupo de músicos y amigos, Maggie bebe una copa de gaseosa sobrecargada con hielos, puesto que el sol aprieta fuerte y casi se torna insoportable.

De pronto, llega el hombre, con su típico atuendo de paisano de campo y con su inconfundible sobrero con alas anchas.

Con paso cansino, a razón de estos primeros calores del último tramo del año, irrumpe el Chaqueño Palavecino, con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, predispuesto, como de costumbre, a recibir y a multiplicar abrazos con aquellos que se abalanzan sobre él (entre ellos, el periodista rockero Bebe Contepomi, uno de los realizadores del evento que se avecina).

De inmediato, se produce el reencuentro del cantor y la cantante, mediando un fuerte y duradero abrazo.

“Hace poco fue que estuvimos juntos. Nos encontramos en los premios Gardel junto a la gente del sello DBN”, relata el Chaqueño y rompe el hielo. A lo que Maggie se suelta y rememora aquella vez: “Sí, vos la cargabas a la Sole Pastorutti, le hacías chistes”, dice.

A partir de entonces, se produce una entrevista que casi se transforma en una charla entre colegas, en el que más experimentado analiza pasos y aconseja a la joven cantante de cabello de color castaño claro, oriunda del mismo barrio en el que los reencuentra.

“Estar en este festival es muy bueno. Hay que intentar siempre estar en donde se pueda. Más aún cuando estás arriba en esta carrera, porque siempre hay que pensar en el mañana y ‘guardar’ lo más posible, hay que prepararse y gestar las condiciones para que el día de mañana no te falte nada”, expresa el Chaqueño sobre su manejo económico y, a su vez, aprovecha para aconsejar a su par.

Dos estilos. El Chaqueño canta fuerte. Maggie Cullen lo hace con una fragilidad que conmueve. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Dos estilos. El Chaqueño canta fuerte. Maggie Cullen lo hace con una fragilidad que conmueve. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Aunque, sin perder la ocasión, aprovecha y le tira flores a su colega: “Yo te felicito, Maggie, porque sos una gran cantante y lo demostraste entre tantos grandes cantores en el programa de televisión. Hay que plantarse ahí. Ya se notaba que estabas para grandes cosas”.

“Es un trabajo enorme. Estás en un programa de producción muy intenso, cuando acompañé a la Sole como coach estábamos siete horas. A mí por poco me hizo acordar a cuando hice el servicio militar, pero por su intensidad”, ejemplifica el músico.

Maggie sonríe ante sus dichos y ahonda en lo que experimentó en la tele: “Es cierto lo que dice él: yo pasaba muchas horas allí, también. Aunque no era conectarte realmente con lo que vendría después, que ni lo imaginaba. Eso era un reality, que fue un gran empujón para luego conocer más de cerca a Soledad, Dos Más Uno o a Abel Pintos, por nombrar a gente que admiro”.

Toma aire y continúa: “Yo aprendí de ellos, de sus conciertos, también a componer canciones, a saltar a teatros más grandes. Es que fueron dos hechos distintos, pero que forman parte de la carrera. Después llegó salir a las provincias, armar un equipo de trabajo. Hace poco estuve con Raly Barrionuevo y comimos unas hamburguesas, los artistas también viven una vida común. Y no existe un manual de cómo es un artista genuino”.

El gran momento del folclore

El Chaqueño Palavecino pasó del casete al cd y ahora disfruta del stream. El Chaqueño Palavecino pasó del casete al cd y ahora disfruta del stream. “Te ven en cualquier parte del mundo”, festeja. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Acerca de si el folclore, más allá de ser la música tradicional argentina, tuvo sus momentos de furor (como en la actualidad) y también semi apagamientos a nivel masivo, el cantante salteño realiza una revisión.

“Es cierto que tuvo sus momentos clave, como cuando aparecía en el cine nacional o cuando apareció Soledad. Más aún en la década del ’70, cuando fue un auge y se bailaba en todos lados muy fuertemente. Los tiempos de Horacio Guarany, José Larralde. Llegar a Cosquín era el trampolín para que luego te llamaran para otros festivales”, relata.

Y acude a cómo lo vivió él, de manera personal: “Para mí fue el gran espaldarazo cantar en Cosquín, no hay duda alguna. Porque también fui joven y escuchaba a los mayores a quienes secundé. Por ejemplo, me sucedió con Guarany, de quien aprendí un montón”.

Mientras tanto, Maggie se prepara para meter su propio bocadillo, que no tarda en llegar de manera elaborada: “Es que Cosquín es el escenario emblemático y pasaron todos mis ídolos por allí. Yo recuerdo todos los años sentarme a mirar la Televisión Pública y no perderme detalle alguno, allí lo veía al Chaqueño, por ejemplo”.

“La última vez que fui a cantar a Cosquín, me acuerdo que estaba detrás del escenario esperando para salir a cantar de invitada de Raly Brrionuevo y allí estaba conmigo la Sole. Y me dijo: ‘Estoy muy nerviosa’. Y yo le respondí: ‘¿Vos nerviosa?’. ‘Sí, siempre me sucede, porque aquí el público que nos espera es del folclore más puro, está todo el año esperándonos’, me contestó. Esa vez las dos fuimos invitadas por Raly. Yo escucho y aprendo, todo el tiempo”, recalca ella con precisión.

Después llega el momento en el que ambos abordan los beneficios que trae Buenos Aires para la difusión de lo que propone un músico de folclore.

A Maggie Cullen le encanta ir a las peñas folclóricas y prenderse en las guitarreadas. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiA Maggie Cullen le encanta ir a las peñas folclóricas y prenderse en las guitarreadas. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

“Existen 45 subgéneros dentro del folclore, o sea existe de todas las formas y de diferentes regiones. Pero hay que saberlos interpretar. Todo es muy regional. Yo venía acá e iba a la casa de Tamara Castro, recuerdo. Me costó un poco, esa fue la realidad. Iba a peñas en Berazategui y el interior de la provincia, costaba llegar a las radios. Pero cuando sucedió, ya fue distinto, es que en esa época el método era el boca en boca, no había redes sociales. No me podía quedar en Salta esperando que se me conozca”, rememora Palavecino.

Sentada a su lado en un sofá al aire libre, Cullen aporta lo suyo, que fue a la inversa del Chaqueño: tuvo que salir a recorrer el interior de Argentina. “Yo tenía muchas ganas de estar en contacto con las personas y la música de tantas regiones, como por ejemplo la del Negro Ernesto Villavicencio. El otro día hablamos sobre esto con Nahuel Pennisi y coincidíamos en que no quede atrás la plaza de barrio de donde venimos. A nosotros nos tocó primero estar acá y salir para afuera”, plantea.

Y prosigue: “Yo siempre fui a peñas aquí en Buenos Aires, desde muy chica. Y lo sigo haciendo. ¡Está buenísimo que los jóvenes cada vez se acerquen más a lo nuestro! A veces tengo que irme temprano porque tengo que cuidar mi garganta cuando son días de conciertos. ¡Me encanta guitarrear! Armar fogones y juntadas para eso. Ya sea acá, en el interior, en todos lados. Y además yo vivo esos encuentros como una gran escuela de repertorio”.

Folclore en la era del stream

Una particularidad de La Porteña, el festival en el que cantarán el Chaqueño Palavecino y Maggie Cullen, es que es organizado por el periodista de rock Bebe Contepomi. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiUna particularidad de La Porteña, el festival en el que cantarán el Chaqueño Palavecino y Maggie Cullen, es que es organizado por el periodista de rock Bebe Contepomi. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Respecto de la difusión, el Chaqueño retoma ese aspecto y la comparación es inevitable en la era de los streams, tan en boga.

“En mi caso, me fui adaptando a los tiempos, nunca tuve problema en ese aspecto. Yo llegué al casete, luego al CD, que era más costoso, fue así que todo se fue reemplazando. Y ahora los streams. ¡A uno lo ven el cualquier lugar del mundo! ¡Es increíble! Yo no creo que el folclore sea una moda, está todo el tiempo vigente, más allá de sus momentos de auge. No es de extrañar que aparezcan hasta canales en internet refiriéndose a lo nuestro”, resalta.

Maggie, por su parte, coincide con el cantante nacido y criado en el noroeste argentino: “Son medios para difundir lo nuestro. Lo que sea para poder mostrar lo nuestro ya es importante. Y más aún si son espacios divertidos. La gente los mira y a mí también me gustan. Qué mejor que sean de diversión y además atractivos. Lo que sí a mí me gustan los streams que aportan contenido y no son vacíos”.

-¿Existe chance alguna de que en el festival La Porteña se suban juntos a cantar al escenario y así aunar a las diferentes generaciones de públicos?

Chaqueño Palavecino: No me quiero ir del festival sin subirme a compartir una canción con Maggie. Porque es muy importante lo que propone ella. Es una agüita fresca que hace muy bien al folclore. Yo estoy agradecido que aparezcan artistas como ella o Milo J. Porque a través de ellos muchos chicos se acercan a nuestra música. E incluso empiezan a conocer lo que hago yo y no sólo son los abuelos y los padres los que escuchan las canciones.

Maggie Cullen: Por qué no. A ver, aquí hay personas que son jóvenes, incluso lo son los organizadores de La Porteña. Es un festival grande, sin prejuicio alguno. Más aún porque también es una manera de convocar a los chicos que vienen del interior para estudiar en Buenos Aires. ¡Les aseguro que son muchísimos! Claro que también que para nosotros los porteños. Somos bastante quienes amamos lo nuestro o somos oriundos de aquí.

Cortesía de Clarín



Dejanos un comentario: