Danubio: mar y ciudad, a la vasca y a la mexicana

Danubio abrió en 1936 con alma vasca —dos cocineros, José Arangüena y Víctor Amundarain, echaron raíces y llamaron a más paisanos— sobre un local previo de cervecería y salchichonería alemana. Desde entonces, aquí el mar se cocina con disciplina de vieja escuela y apetito chilango: producto del día, recetas que no cambian y un servicio que se anticipa. 

La brújula del menú es clara. Las cocochas van al pil-pil, a la vizcaína o en salsa verde, como dictan los manuales de Bilbao. La merluza aparece en preparaciones clásicas. Hay bacalao, chipirones y almejas según temporada. El abasto se cuida como en puerto: proveedores de La Viga con décadas de relación, bodegas listas para contingencias y una regla que Rafael Armesto Odriozola —voz de la casa— sintetiza así: “Aquí no negamos nada”. 

El salón es mitad ceremonia, mitad coreografía. Hay meseros con medio siglo de oficio —Rivas y compañía— y mayoras que resguardan el fogón. Hoy manda “Sinfo”, heredera del colmillo de Carmelita, quien sostuvo 65 años la cocina. Son unas cincuenta y tantas mesas —capacidad de 200 a 250 comensales— y, aun a tope de fin de semana, la orquesta no desafina. 

Las anécdotas quedaron a la vista: dedicatorias en los muros que cuentan noches memorables. Aquí el mismísimo Pelé celebró su cumpleaños; Jacobo Zabludovsky, comensal fiel, hizo su última transmisión; y Octavio Paz escribió en las mesas e inauguró la costumbre de firmar servilletas:

“Al Danubio, que sabe que la cocina es el primer y el último arte humano”. 

Luego de 90 años, la ecuación sigue intacta: tradición, producto y precisión. La sopa verde sabe igual —porque así debe ser—; las planchas nuevas ya cuentan 25 y las anteriores se retiraron con más de 70. Danubio no persigue modas: las ve pasar desde Uruguay y Bolívar y les contesta con una cucharada de mar que perdura en el tiempo.

Dirección: República de Uruguay 3, Centro 

Horario: lun-vie: 13-19:30 h, sáb-dom: 13-20 h

Reservaciones: 55 5512 0912 Y 55 5521 0976 

IG: @restaurantedanubio

Cortesía de Chilango



Dejanos un comentario: