Para ver en el feriado: “Rabo de peixe”, la serie portuguesa basada en hechos reales sobre el tráfico de drogas y la amistad

El archipiélago portugués de las Azores es un paraíso verde en el norte del océano Atlántico. Un lugar perdido donde nunca pasa nada. Hasta que, una noche de junio de 2001, la furia de una tormenta cambia el rumbo de miles de vidas. Un velero naufraga y sus tripulantes esconden la cocaína que transportan en las cuevas de la costa. Las mareas hacen de las suyas y pronto van depositando paquetes y paquetes con cientos de kilos de droga en las playas de la isla San Miguel.

A partir de estos acontecimientos reales, la serie Rabo de Peixe, la segunda producida por Netflix en Portugal, construye una ficción que podría ser una más de narcos, pero entre persecuciones, triángulos amorosos, traiciones y planes desopilantes, en realidad se ajusta al género coming of age (retrato de la transición de etapas, con el foco más puesto en los conflictos adolescentes) al narrar la amistad de cuatro jóvenes que deambulan de frustración en frustración.

Esas islas paradisíacas de piedra negra son el lugar del que hay que escapar. A Eduardo (interpretado por José Condessa) acaban de denegarle la visa para viajar a los Estados Unidos, vive de la pesca, sufre porque no puede pagar la operación de su padre ciego y también sufre porque ama en silencio. Silvia, la chica del cabello rosa (una hipnótica Helena Caldeira), intenta postularse para un concurso de belleza, pero desiste al darse cuenta de que las fotos de su book no son profesionales.

Su novio Rafael (Rodrigo Tomás) es un exjugador de fútbol que podría haber llegado al Benfica, pero una lesión se lo impidió. El cuarto integrante del grupo es Carlinhos (André Leitão), el artista homosexual, sensible e ingenuo, en quien conviven la fe religiosa y el deseo.

“¿Qué pasa si llegan miles de kilos de cocaína a una de las aldeas más pobres de Europa?”, se pregunta la voz en off que lleva adelante el relato. Lo que pasa es una maldición. Los habitantes del pueblo pesquero Rabo de Peixe, grandes y chicos, corren a juntar los fardos que llegan con las olas. La cocaína lo desborda todo y el ritmo vertiginoso propio de la cámara rápida da cuenta del impacto de su consumo.

Unos y otros esnifan todo el tiempo, en cantidades desmesuradas que consiguen a muy bajo precio. La insistencia y la exageración de estas escenas hacen falta para dar cuenta de la desproporcionada cantidad de droga que circula en un mundo tan pequeño. Sobredosis, muertes, médicos que no dan abasto, el polvo se vende en vasos de cerveza, hay quien lo confunde con edulcorante o lo usa para empanar las sardinas. (A propósito, en Netflix también puede verse el documental Marea blanca: la surrealista historia de Rabo de Peixe, que desarrolla el contexto ideal para la ficción de la serie).

Pero los protagonistas ven en esa maldición una oportunidad. “En vez de inhalarla, podríamos usar la cocaína para cambiar nuestra vida”, argumenta Eduardo. Los amigos encuentran parte de la carga, la esconden y empiezan a delinear el negocio: salen a buscar compradores a gran escala y, sobre todo, ensayan desopilantes maneras de exportarla. Están acorralados por la Policía judicial, la ambición de la inspectora Paula Frías enviada desde el continente para investigar el caso (Maria João Bastos), la codicia de los narcos locales y, como si fuera poco, por los mafiosos sicilianos dueños de la droga.

La primera temporada, de siete capítulos, fue estrenada en 2023 y en tan solo tres días llegó a estar entre las diez de habla no inglesa más vistas de la plataforma. El éxito proyectó a Condessa en el plano internacional. Fue convocado por Pedro Almodóvar para el cortometraje Extraña forma de vida (2023) donde encarnó la versión joven de Silva, el personaje de Pedro Pascal. Hoy es uno de los más renombrados actores portugueses, tapa de revistas, estrella en telenovelas y figura en El problema final, la próxima serie protagonizada por José Coronado.

Justamente, el personaje de Condessa es uno de los más interesantes de seguir por sus matices.Al igual que sus amigos, atraviesa transformaciones, enfrenta dilemas morales, ¡las culpas!, reacciona como puede ante el miedo.

En la segunda temporada, que se acaba de estrenar, el asunto se vuelve mucho más pesado, ya que deben responder a un grupo de sangrientos traficantes brasileños. Los amigos siguen unidos, pero perdieron la ingenuidad y buscan venganza. Como señaló el azoriano Augusto Fraga, creador de la serie, esta entrega “es más salvaje, más personal y quizás más cruda. Llevamos todo un poco más lejos: a nivel visual, emocional y narrativo, pero seguimos siendo fieles a aquello que hace que la gente conecte con Eduardo y su increíble grupo de amigos. Porque, al final, cuando la marea cambia, lo único que importa es a quién te agarras”. La tercera temporada ya está confirmada.

Drama Protagonistas: José Condessa, Helena Caldeira, Rodrigo Tomás y André Leitão Directores: Augusto Fraga, Patrícia Sequeira y João Maia Creador: Augusto Fraga Emisión: primera temporada de siete episodios y segunda, de seis, en Netflix.

Cortesía de Clarín



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