El cuento como frontera entre literatura y la IA


La inteligencia artificial como presencia cotidiana, inquietante y ya irreversible es el punto de partida de “Las máquinas enfermas”, el libro más reciente del escritor mexicano Alberto Chimal, quien visita la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para conversar sobre esta obra integrada por nueve cuentos que abordan la intrusión tecnológica desde diferentes ángulos. El autor explica que estos relatos surgieron de una preocupación persistente ante el crecimiento acelerado de herramientas digitales cuyo funcionamiento, impacto y alcances aún no comprendemos.

Chimal reconoce que el proyecto nació de observar la rápida expansión de modelos como ChatGPT, Gemini o Claude. “Estos chatbots de lo que estamos llamando inteligencia artificial, me parece que no solo es un tema importante en nuestro tiempo, sino además uno que… puede representar cambios muy grandes para la humanidad y más todavía que no estamos comprendiendo bien, que estamos aceptando de una manera muy imprudente, muy acrítica”, dice en entrevista con EL INFORMADOR

Explica que la escritura del libro avanzó conforme entendía mejor la mecánica de estas tecnologías y los riesgos que percibía en su uso.

El autor define “Las máquinas enfermas” como una revisión narrativa de los modos en que los sistemas digitales se insertan en la vida humana: “El libro está hecho para ser como una especie de muestra desde varios puntos de vista… de cómo la tecnología se introduce, se entromete en la vida humana, y los cuentos están ordenados así: desde los primeros donde no hay tanta intromisión hasta el último en el cual la tecnología parece que ya se apoderó de todo”.

Crítico sobre la inteligencia artificial

Chimal ha insistido en que la llamada IA no es “ni inteligente ni artificial”, afirmación que reitera al describir el funcionamiento de los modelos de lenguaje contemporáneos. 

“El chatbot… es como una especie de versión agrandada enormemente del autocorrector que tienen los teléfonos celulares”, enfatiza. 

“Es un programa que examina el texto escrito por el usuario… trata de encontrar el texto que más probablemente sea lo que el usuario quiere, pero eso no quiere decir que nadie esté pensando. Entonces, sí es muy engañoso ese nombre de inteligencia artificial”.

Además de su estructura algorítmica -que describe como un conjunto de instrucciones automáticas sin conciencia ni decisión-, el escritor advierte que muchos sistemas operan con participación humana no reconocida públicamente. Menciona los casos de tiendas automatizadas o automóviles de conducción autónoma que en realidad dependen de personal remoto o protocolos manuales. Para él, esta disparidad entre discurso y operación constituye uno de los núcleos problemáticos que motivan su escritura.

El autor también apunta a la tendencia a humanizar objetos y programas. Considera que esta inclinación -proyectar emociones o necesidades en artefactos tecnológicos- ha derivado en episodios documentados de dependencia emocional, crisis o daños, lo que refuerza la dimensión oscura que explora en sus cuentos.

Tecnología y poder económico

Uno de los ejes que atraviesa el libro es la relación entre las corporaciones tecnológicas y las decisiones que afectan a millones de usuarios. Chimal señala que la influencia de empresas como Meta, Tesla o las desarrolladoras de modelos de lenguaje no es nueva, pero sí cada vez más amplia. “Las personas que tienen el control de estas tecnologías tienen un gran poder, aunque sea encubierto o indirecto sobre nosotros. Controlan lo que vemos en internet, tienen acceso a una gran cantidad de nuestros datos”.

El autor enfatiza que este poder se extiende más allá del ámbito económico. Para él, la riqueza acumulada por líderes tecnológicos y su influencia política constituyen un factor preocupante. “En países como los Estados Unidos el poder político está muchas veces subordinado al poder económico de estos multimillonarios… los que quitan y ponen políticos, los que apoyan que gane un presidente como Trump”.

Desde su perspectiva, esta concentración de recursos y control tecnológico recuerda fenómenos anteriores de oligarquías económicas que determinan el rumbo de sociedades enteras. Ese vínculo entre tecnología, poder y manipulación se vuelve materia narrativa en varios cuentos del libro.

La necesidad de regulación

Sobre el papel de los gobiernos frente a estas tecnologías, Chimal sostiene que debería existir una regulación internacional que garantice que los sistemas digitales no se utilicen para vigilar, controlar o explotar datos de la población. Considera que el contexto actual es desfavorable porque las grandes corporaciones se oponen a cualquier tipo de control efectivo. “El lugar donde más fácilmente se les podría regular los Estados Unidos, no hay regulación en absoluto”.

En su opinión, los recursos tecnológicos que transforman la vida pública no deberían ser monopolizados por empresas privadas. “Deberían ser bienes públicos, deberían ser servicios públicos. Deberíamos tener internet como tenemos agua corriente”. Advierte también el riesgo del uso bélico o de vigilancia intensiva, recordando casos en México relacionados con software intrusivo. “Imagínate ese mismo tipo de vigilancia multiplicado por 100 o por 1000”, finaliza.

Listo para la FIL

Presentación de libro: “Las máquinas enfermas”

Autor: Alberto Chimal.
Miércoles 03 de diciembre, de 20:00 a 20:50 horas, en el Salón 4, planta baja, Expo Guadalajara.

Conferencia: “Una mirada compartida a la literatura: cuentos entre Oriente y Occidente”

Participan: Xue Mo, Alberto Chimal.
Organiza: FIL Guadalajara, con el apoyo de Ruxue International Media Inc.
*Habrá traducción chino-español.
Jueves 04 de diciembre de 17:00 a 17:50 horas, en el Salón 2, planta baja, Expo Guadalajara.

Los desafíos detrás del texto

El autor indica que todos los cuentos implicaron desafíos, pero destaca dos piezas especialmente complejas. Una es “El sueño del héroe”, que desarrolla una versión extrema del pensamiento presente en los sectores tecnológicos más poderosos. Describe un futuro en el que solo la élite tecnológica considera necesario subsistir. “Ese cuento tomó tiempo para realizarse plantear esa especie de supuesta filosofía de una manera que no sonara panfletaria”.

El otro es “Lili”, el más extenso del libro. Chimal señala que aborda la idea de una identidad o inteligencia viral que se expande entre personas, pero evitando la estructura tradicional de relatos de invasión. En lugar de ello, introduce elementos ambiguos que relacionan la violencia tecnológica con la manera en que los seres humanos buscan defenderse o resistir mediante esas mismas herramientas. “Para mí es el más complejo o el más rico y sí fue uno que costó bastante trabajo”.

Ficción que alcanza a la realidad

“Las máquinas enfermas” presenta escenarios que podrían percibirse como distópicos, pero para Chimal su escritura provino de una intuición sobre el presente, más que de una proyección futurista. Afirma que varios sucesos narrados en los cuentos ocurrieron en la realidad después de haberlos imaginado- “Por primera vez en la vida me siento como un poquito profeta”, dice entre risas. Cita el caso del relato donde un gobernante consulta a un chatbot para tomar decisiones, situación que más tarde se vio reflejada en la conducta pública del primer ministro de Suecia.

Otro ejemplo es la aparición de aplicaciones que ofrecen simulaciones de personas fallecidas, diseñadas para interactuar con quienes las consultan. “Yo tengo eso en un cuento pero lo escribí antes”, comenta. Para él, la velocidad con que estos usos emergen confirma que “varias de las aplicaciones más grotescas que nos podríamos haber imaginado están empezando a ser llevadas a la realidad”.

Chimal describe este proceso como una dinámica en que la ficción no anticipa el futuro por adivinación, sino por la observación de tendencias actuales. “El objetivo es hacernos pensar en el presente, deformándolo o exagerándolo preguntándonos cuáles podrían ser las consecuencias de lo que estamos viendo”. En su análisis, la literatura especulativa de distintos momentos ha operado del mismo modo, y recuerda que George Orwell escribió 1984 como una versión exacerbada de los regímenes totalitarios que ya existían en su época.

CT

Cortesía de El Informador



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