El Mozarteum Argentino cerró su 73º temporada con el Estonian Philharmonic Chamber Choir y la Tallinn Sinfonietta, en un concierto que ofreció un encuentro singular con la quietud. En manos de estos intérpretes, la música de Mozart y Arvo Pärt reveló un aura de transparencia: una celebración de la simplicidad y de la resonancia interior.
Escuchar repertorio coral en una sala de conciertos —habitualmente asociada a lo sinfónico o lo lírico— permite percibir la voz humana en toda su dimensión espacial y tímbrica, lejos del ámbito litúrgico al que suele vincularse.
En los últimos años, el repertorio coral se expandió hacia nuevas estéticas y un uso más creativo del espacio acústico. En ese contexto, la presencia del coro estonio cobra especial relevancia: su programa, que pone en continuidad a Mozart y Pärt, muestra cómo la espiritualidad musical puede adoptar lenguajes distintos, desde la claridad clásica hasta la transparencia meditativa del compositor estonio. La afinidad entre ambos no se dio por contraste, sino por una sensibilidad luminosa compartida, el silencio y la pureza del gesto musical.
La noche abrió con el Adagio y fuga en do menor. La Tallinn Sinfonietta delineó un Mozart severo, casi escultórico. El Adagio, de tensión contenida, preparó una fuga articulada con sobriedad barroca. Lejos del Mozart luminoso habitual, este enfoque más oscuro creó la atmósfera ideal para el pasaje a Pärt.
En el Stabat Mater, el coro reveló la esencia del lenguaje tintinnabuli, estilo creado por Pärt, que combina una línea melódica –paso a paso, como canto llano– con otra estrictamente armónica, construida sobre la tríada de un acorde. Para el compositor, ambas forman un gesto sonoro único. El resultado es una textura etérea y ancestral, y sorprendentemente contemporánea, que el coro abordó con una pureza sin sentimentalismos. Cada silencio tuvo peso propio y el diálogo con las cuerdas fue absolutamente orgánico, como si todos respiraran desde un mismo pulso.
El Ave verum corpus que se escuchó a continuación, ofreció un Mozart íntimo y ascético: un paréntesis luminoso antes de regresar al universo de Pärt en la segunda parte del programa, que abrió con Which Was the Son of….. La obra está basada en la genealogía bíblica y permitió apreciar la capacidad del coro para sostener líneas larguísimas sin perder claridad. La obra fluyó como una letanía continua, donde cada nombre se transformó en materia sonora antes que narrativa.
La Tallinn Sinfonietta interpretó con sensibilidad excepcional Cantus in Memoriam Benjamin Britten. La obra avanza por acumulación de intensidad y densidad. Las líneas descendentes en canon se desplegaron como un río oscuro que se vuelve más profundo al sumar sus propias vertientes. La campana marcó un eje expresivo decisivo —llamado, duelo, plegaria— y su reverberación tenue final, luego de corte abrupto de las cuerdas, sugirió, a modo de un eco, cómo las resonancias del sonido persiste más allá de su final, al igual que la memoria de quienes ya no están. Ese precioso instante suspendido fue un pequeño abismo de quietud donde el tiempo pareció detenerse.
Adam’s Lament cerró el programa con una potencia emocional que el coro estonio domina como ningún otro conjunto. La obra mostró otra dimensión de Pärt, más terrenal y dramática. El coro sostuvo el arco expresivo —entre lamento y súplica— con una entrega absoluta. Su afinación perfecta, sonido cristalino y capacidad para convertir el silencio en parte del discurso consolidaron la experiencia de una escucha transformadora.
Nada de esto hubiera sido posible sin la dirección de Andres Kaljuste, cuya gestualidad –clara, económica y profundamente camerística– busca la transparencia del pulso y la respiración común entre coro y orquesta. Kaljuste no dirige desde el gesto impositivo, sino desde una energía concentrada y orgánica, que parece surgir del interior de la música más que de la voluntad del director.
En agradecimiento a los intensos y prolongados aplausos, los músicos ofrecieron fuera de programa Canción de cuna de Estonia, en versión para coro femenino y cuerdas, de Arvo Pärt.
Mozarteum Argentino, cierre 73° Temporada
Estonian Philharmonic Chamber Choir y Tallinn Sinfonietta
Director: Andrés Kaljuste
Programa: Adagio y fuga en do menor, K. 546, W.A. Mozart; Stabat Mater, Arvo Pärt; Ave verum corpus, K. 618, W.A. Mozart; Arvo Pärt: Which Was the Son of …, Cantus in Memoriam Benjamin Britten, Adam’s Lament
Función: lunes 24 de noviembre a las 20
Cortesía de Clarín
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