
La apertura de los nuevos invernaderos de UPL en Coahuila marca un hito para la compañía. Coincide con un momento global en que los agricultores enfrentan condiciones climáticas más extremas y requieren herramientas que les permitan mantener productividad, estabilidad económica y capacidad de adaptación.
En entrevista con El Economista, Jai Shroff, presidente y CEO global de UPL, explicó que la empresa ha trabajado durante más de una década para anticipar estos desafíos: “Estamos desarrollando tecnologías para manejar estrés hídrico, calor, heladas y mejorar la calidad del suelo”, detalló.
En ese sentido, México se ha convertido en un polo importante dentro de la red de UPL debido a la precisión científica de sus investigaciones y ensayos. Al respecto, Shroff destacó: “Cada innovación se prueba en múltiples temporadas y condiciones climáticas para garantizar resultados adaptables para distintas regiones”.
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De acuerdo con el directivo, la prioridad ya no es únicamente aumentar rendimientos, sino asegurar que los productores tengan soluciones idóneas para soportar eventos ambientales. Las nuevas instalaciones mexicanas se integran a esa visión.
El evento en México se suma a las diferentes acciones que realiza la compañía en pro del campo. En la reciente COP30 realizada en Brasil, el CEO presentó la campaña global #AFarmerCan. La iniciativa busca poner en el centro la labor de millones de productores que, frente a los crecientes efectos del cambio climático, se han convertido en piezas fundamentales para la sostenibilidad mundial.
La campaña no solo los destaca como héroes silenciosos del clima, sino que también exhorta a los líderes internacionales a reconocer su papel estratégico y a impulsar políticas que fortalezcan su resiliencia, capacidad de adaptación y aporte al futuro del planeta.
Soluciones validadas desde Coahuila
La infraestructura inaugurada al norte del país se centra en un aspecto esencial: validar resultados antes de llegar al campo comercial. “Solo cuando realizamos todas estas pruebas podemos ofrecer la innovación a los agricultores, quienes asumen un gran riesgo al cambiar sus prácticas”, recalcó el CEO global.
Por ello, hizo hincapié en la importancia de considerar a los productores durante los procesos para mitigar riesgos y darles recomendaciones que funcionen de manera consistente y segura.
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Los invernaderos abren la posibilidad de simular condiciones de calor, frío, humedad variable o radiación intensa, y evaluar respuestas en cultivos como tomate, papa, maíz, aguacate y hortalizas. La meta es obtener datos sólidos y replicables.
La ventaja competitiva proviene de la escala: UPL opera en 140 países, lo que habilita trasladar descubrimientos generados en México a otros mercados casi de inmediato.
OpenAg y la colaboración científica
La compañía sostiene un modelo abierto de innovación. Su enfoque OpenAg ha propiciado la evaluación de más de 500 tecnologías, en colaboración con universidades, startups y aliados estratégicos.
“La agricultura enfrenta problemas complejos y variados; ningún actor puede resolverlos de manera aislada. Por eso estamos constantemente hablando con innovadores. Colaboramos con ellos para llevar lo mejor al sistema alimentario, a los productores y a la agroindustria”, señaló Jai Shroff.
Bajo este esquema, UPL no solo identifica soluciones de vanguardia, sino que también construye una plataforma global de conocimiento, integrando experticia y perspectivas diversas.
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México: territorio megadiverso
Para Carlos Angulo, director general de UPL México y Cuba, el país aporta un diferenciador clave: su megadiversidad. “México concentra una variedad de climas, suelos y cultivos que no se encuentra en casi ningún otro lugar. Esa complejidad nos permite investigar y desarrollar ciencia útil para todo el mundo”, indicó.
Desde zonas templadas hasta regiones áridas, México funciona como un mapa experimental para estudiar tecnologías en condiciones naturales sin tener que trasladar los proyectos a otros continentes para su análisis.
Al mismo tiempo, el directivo remarcó que la autenticidad técnica impulsa la adopción por parte de los productores. “Cuando decimos que el desarrollo se hizo en México, el agricultor lo acepta mucho más fácil”, dijo. Esta validación local acelera la transferencia de conocimiento.
Formación de talento
El nuevo complejo ubicado en Ramos Arizpe, Coahuila no solo representa una inversión en infraestructura, sino en el fortalecimiento del capital humano. “La llegada del invernadero implicó incorporar conocimiento y talento para reforzar al equipo local”, comentó Angulo.
También enfatizó la preparación de quienes operan el centro: “Las personas que están colaborando tienen alto grado académico; todos son PhD orientados al sector agrícola”. Esta especialización garantiza continuidad, consistencia metodológica y una base técnica sólida.
Retos y exigencias del sector
El director general de UPL México y Cuba ahondó en los retos estructurales que enfrenta el sector. “El manejo de semillas certificadas, tolerantes y con resiliencia es uno de los primeros desafíos”, apuntó.
Además, enlistó que la calidad del suelo, del agua y la capacidad para enfrentar condiciones adversas siguen siendo factores críticos para aumentar productividad.
A ello se suma un consumidor más exigente. “Todos queremos productos con más información: en dónde se sembró, qué productos utilizaron y cómo llegó a mi mesa”, precisó. Para Carlos Angulo, esta demanda de trazabilidad obliga a integrar tecnologías de datos y modernizar la cadena de valor agrícola.
Proyección hacia el futuro
De cara a los próximos años, UPL busca acelerar la adopción de prácticas sostenibles y herramientas cuantificables. “Vamos a hacer una medición de huella de carbono operacional y acompañar al sector con planes de mitigación y compensación”, adelantó Angulo, convencido de que entender impactos reales favorece la toma de mejores decisiones.
Además, la compañía ampliará su búsqueda de soluciones orgánicas, biológicas y tecnologías diferenciadas. “UPL siempre está abierta a escuchar qué se está desarrollando; si se pueden hacer alianzas o explorar alternativas, lo vamos a seguir haciendo”, afirmó.
Mientras que para Jai Shroff, presidente y CEO global, la comprensión de la fisiología vegetal avanza hacia un punto en el que las plantas se convertirán no solo en alimento, sino en energía y biomateriales. “Con el tiempo, veremos biocombustibles que provienen de cultivos diseñados para ese fin y sistemas donde nada de la planta se desperdicia”, añadió.
Ese enfoque impulsa a UPL a investigar cómo aprovechar el potencial energético y circular de la agricultura sin comprometer la seguridad alimentaria. En palabras de Carlos Angulo, esto permitirá avanzar “de la teoría a la acción” y consolidar un futuro agrícola más sostenible.
Cortesía de El Economista
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