Receta de puré de papa con gravy: El clásico antojo en Acción de Gracias

En la mesa de Acción de Gracias hay platos que pueden variar según la familia, el estado o incluso el año, pero hay uno que jamás falla: el puré de papa. Es un acompañamiento que no compite, acompaña; no llama la atención, pero sostiene el banquete. Es el puente entre el pavo, el relleno, los vegetales y las salsas. Su importancia radica en su sencillez: una textura suave, un sabor cálido y esa capacidad de absorber la historia culinaria de cada hogar.

El puré, además, es casi un ritual. Cada quien tiene su versión: más rústico o más sedoso, con crema, con mantequilla dorada, con ajo, con queso o sin nada más que papas, leche y paciencia. Pero lo que realmente lo eleva es el gravy: esa salsa profunda hecha con los jugos del pavo, mantequilla y caldo, que llena de carácter al plato. Juntos, forman un tándem imprescindible en la cena más simbólica de Estados Unidos.

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Puré de papa cremoso con gravy 

  • Ingredientes

Para el puré:

  • 1.5 kg de papas (idealmente Yukon Gold o blanca)
  • 120 g de mantequilla (fría, en cubos)
  • 1 taza de leche caliente
  • 1/2 taza de crema entera caliente (opcional, pero recomendado)
  • Sal al gusto
  • Pimienta blanca o negra al gusto

Para el gravy clásico:

  • 4 cucharadas de mantequilla
  • 4 cucharadas de harina
  • 3 tazas de caldo de pavo o pollo (caliente)
  • 1/2 taza de los jugos del pavo (si los tienes, elevan todo)
  • 1 cucharada de salsa inglesa
  • Sal y pimienta al gusto
  • Opcional: 1 ramita de tomillo o un chorrito de vino blanco

Preparación

  • 1. Haz el puré
  • Pela las papas y córtalas en trozos del mismo tamaño.
  • Cuécelas en agua con sal hasta que estén muy suaves (20–25 minutos).
  • Escúrrelas bien y regrésalas a la olla caliente para evaporar el exceso de humedad.
  • Machácalas con prensa o machacador, sin batir de más (para que no se vuelvan chiclosas).
  • Agrega la mantequilla en cubos y mezcla.
  • Incorpora la leche y la crema calientes hasta lograr una textura suave y sedosa.
  • Ajusta sal y pimienta. Mantén tibio.

Prepara el gravy 

  • En una cacerola derrite la mantequilla a fuego medio.
  • Añade la harina y cocina 2–3 minutos hasta que tome un color dorado (roux rubio).
  • Incorpora poco a poco el caldo caliente mientras mezclas con un batidor de globo para evitar grumos.
  • Añade los jugos del pavo, la salsa inglesa y, si quieres, el tomillo o un chorrito de vino blanco.
  • Cocina 5–7 minutos hasta que espese.
  • Sazona con sal y pimienta.

Sirve una generosa porción de puré, haz un pequeño hueco al centro y vierte el gravy caliente. Es un clásico que abraza, complementa y hace que todo lo demás en la mesa brille.

  • Si quieres, puedo hacer también:
  • Una versión más rústica (con piel).
  • Un gravy más oscuro tipo cajún.
  • Una versión cremosa al estilo sureño.

Cortesía de El Economista



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