México tiene glaciares, y hay malísimas noticias sobre ellos: están a punto de desaparecer por completo

Según un reporte de El Economista, las montañas más altas del país han perdido alrededor del 80% de su cobertura glaciar desde los años sesenta, una reducción que especialistas califican ya como “alarmante”. Durante la presentación del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2025, Laura Verónica Imburgia, del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la Unesco, advirtió que México enfrenta un riesgo inmediato para el abasto de agua, la estabilidad de los ecosistemas y la seguridad hídrica regional.

Imburgia recordó que las montañas funcionan como “torres de agua” que sostienen la vida de mil millones de personas río abajo. La pérdida de glaciares no es solo un fenómeno visual o geográfico, es un cambio estructural en la forma en que las cuencas mexicanas almacenan y liberan agua, especialmente en estaciones secas. Según el reporte, este retroceso afecta directamente actividades estratégicas como la agricultura y la generación hidroeléctrica en América Latina, una región donde el caudal por superficie es de los más altos del mundo.

Iztaccíhuatl y Popocatépetl perdieron casi todo y el Pico de Orizaba está en cuenta regresiva

De acuerdo con la UNAM, hace apenas 60 años existían glaciares permanentes en el Pico de Orizaba, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, todos por encima de los 5,000 metros. Hoy solo quedan fragmentos debilitados, algunos a punto de desaparecer.

En el Popocatépetl, la actividad volcánica y el calentamiento global llevaron a la extinción total de sus glaciares. En el Iztaccíhuatl, el colapso es igual de severo, de 12 masas de hielo identificadas en 1960, que cubrían 120 hectáreas, solo sobreviven tres fragmentos que suman 12 hectáreas, un 10% del volumen original. El pronóstico es irreversible: desaparecerán completamente en los próximos cinco años.

Incluso el Pico de Orizaba, el más alto del país, mantiene solo 37 hectáreas de hielo, frente a las más de 200 hectáreas registradas en 1960. Y aunque se creía que su glaciar resistiría más tiempo, investigaciones recientes confirman que también desaparecerá en un lapso de 10 a 15 años, señala el especialista Lorenzo Vázquez Selem.

Menos agua, menos energía y ecosistemas bajo presión

Según El Economista, 57% de las áreas montañosas del mundo ya sufre presiones ambientales intensas, mientras los bosques, clave para regular cuencas, pierden rápidamente su capacidad de protección. En México, la pérdida de los glaciares reducirá la capacidad natural de almacenar agua en invierno y liberarla de manera gradual en primavera y verano. Eso significa:

  • Ríos menos estables, más caudal repentino por lluvia y menos disponibilidad en época seca.
  • Mayor estrés hídrico para ciudades que dependen de cuencas de alta montaña.
  • Impactos directos en agricultura de temporal y de alto valor, como café y cacao.
  • Menor generación hidroeléctrica en periodos críticos.

La Unesco también proyecta que el consumo global de agua aumentará 1% anual durante los próximos 30 años, complicando aún más el panorama. Y al mismo tiempo, los ecosistemas de montaña presentan condiciones que hacen más difícil controlar la calidad del agua, incrementando el riesgo de contaminación permanente.

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Una reciente investigación destaca que el retroceso glaciar en zonas tropicales, como México, avanza de forma acelerada debido al incremento sostenido de temperaturas y la reducción de la precipitación sólida. Esto ha generado cambios rápidos en los balances energéticos del hielo, pérdida de albedo y adelgazamiento extremo, fenómenos ampliamente documentados en la literatura reciente .

Si los glaciares desaparecen, todos perdemos

Lorenzo Vázquez Selem, de acuerdo con la UNAM, subraya que en México no existe una legislación específica que proteja a los glaciares y aunque la hubiera, no cambiaría su destino: su desaparición está impulsada por el calentamiento global, no por acciones locales. “La única manera de conservarlos sería frenar el calentamiento global”, explica.

En 2025, declarado por la ONU como Año Internacional para la Conservación de los Glaciares, la recomendación es la cooperación multinacional, restauración de cuencas, reducción de emisiones, mejor monitoreo y más investigación

Cortesía de Xataka



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