
Es atípico enterarse de que un escritor japonés agende una visita a México por un tiempo considerable para promover una de sus obras. No hay duda de que la literatura del país del sol naciente es uno de los grandes referentes de las letras a nivel mundial. Deliciosa e inagotable es la tentación de conocer lo que las y los autores tienen para entregar desde aquella idiosincrasia forjada por una leyenda de nación marcada por la guerra y la reivindicación, con un arraigado crisol de expresiones artísticas milenarias y una visión cosmopolita como pocas.
Hace pocos días, el escritor japonés Keiichirō Hirano (Gamagori, 1975) estuvo en la capital mexicana para presentar la traducción al español de su novela “Cierto hombre”, misma que se publicó en japonés en 2018 y a la cual le fue concedido el Premio Yomiuri de Literatura, uno de los galardones de mayor prestigio en Japón para reconocer una obra literaria publicada.
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Todo galardón gestado para las letras se reviste del prestigio de las obras y los autores que lo ostentan. El Premio Yomiuri se instituyó en 1949 por el periódico Yomiuri Shimbun y le ha sido entregado, nada más y nada menos, que a autores como Yukio Mishima en 1956, Kōbō Abe en 1962, Kenzaburō Ōe en 1982 y Haruki Murakami en 1995, por mencionar a algunos de los referentes de las letras japonesas que cautivan en esta región del mundo.
Por si lo anterior fuera poco en el palmarés del autor, con 23 años de edad, en 1998, se convirtió en ganador del Premio Akutagawa, un galardón aún más antiguo que el anterior y de igual prestigio, pero para reconocer la obra de un escritor en ciernes. Para el caso de Hirano, este premio le fue entregado por su primera novela, “Eclipse”.
Un histórico motivo para escribir
La editorial Hachette Literatura en México publicó esta edición al español. Ha organizado varios días para la serie de entrevistas que Hirano ofrece en un amplio salón del hotel en el que se hospeda, en avenida Insurgentes Sur, el cual ha sido acondicionado exclusivamente para la ocasión. Aguarda en una sala ubicada al centro del salón en cuya mesa de centro se notan las varias sesiones de café o té, o agua simple que han transcurrido. Le acompaña un joven traductor del japonés, aunque Hirano habla muy bien el inglés, puesto que vive actualmente en Nueva York.
La novela, comenta, pone en tensión una idea de identidad desde la individualidad que, sobre todo en la proyección pública, parece sumamente consolidada.
“El concepto de individuo fue importado durante el período Meiji (entre 1868 y 1912). Los sistemas legales y sociales se modificaron basados en este nuevo sistema jurídico. Así sucedió la modernización de Japón (en atención a las influencias occidentales). La idea de una entidad única e indivisible ganó terreno dada la conexión muy fuerte por las ideas monoteístas y el cristianismo”, comenta el autor en entrevista.
En contraste, agrega: “La cultura japonesa tiene mucha influencia del budismo. Para el budismo, el yo o el individuo no existe. En este pensamiento un ser solamente existe por la relación con el mundo, con los otros. Entonces, me pareciera que en el fondo los japoneses todavía no entienden muy bien lo que significa el individuo. Se trata de asimilar a las personas no como una sola institución sino como resultado de la pluralidad. Por esto me parece que históricamente hemos observado e incluso asimilado el concepto de individualismo de la cultura occidental, pero lo reconfiguramos desde nuestro punto de vista. Eso creo que es una similitud entre los procesos culturales de México y Japón”.
La tensión de la posguerra, ese momento donde un Japón en reconstrucción comenzó a asimilar los códigos culturales y políticos, así como el sometimiento occidental, fue el motivo de gran parte de los novelistas de mitades del siglo XX: “la inhibición o la incomodidad con el mundo, una insatisfacción con la vida cotidiana”, comenta Hirano.
“Escritores de posguerra o los modernos han visto la influencia de la cultura europea y la cultura tradicional japonesa como fuerzas opuestas. Si alguien está insatisfecho con la sociedad que observa, explora en su literatura cómo debería haber sido la cultura japonesa de haber tomado otro camino. Ese fue el enfoque adoptado por autores como (Yasunari) Kawabata y Junichiro Tanizaki.
Por el contrario, analiza, para autores como Yukio Mishima, la idea de emperador como un ser absoluto estaba fuertemente influenciada por la literatura occidental o el cristianismo.
“Ahora mismo el Japón que observamos es aún más globalizado. Por eso, la crítica desde mi literatura es no hacia la sociedad occidental sino hacia el capitalismo globalizado, que son ideas diferentes. Entonces, yo no puedo estar en descontento sólo con Japón sino con este mundo globalizado. Pero, al mismo tiempo, por supuesto, me interesa la historia de Japón, o sea cómo el mundo global transformó la cultura japonesa. Por eso escribo en japonés y me siento inserto en la tradición literaria japonesa”.
De todas estas tensiones, procesos históricos y herencias literarias, es que Keiichirō Hirano presenta al español una novela que cuestiona fuertemente la identidad individual, las tensiones y las rupturas críticas que permite la ficción.
El vínculo con México
A propósito de globalización y aproximación a otras culturas, el autor comparte que fue durante la infancia, a través de los activos culturales que México ofreció al mundo en la segunda mitad del siglo XX, que comenzó con el contacto con los símbolos y la idiosincrasia mexicana. Lo relata así:
“Mi primer interés hacia la cultura mexicana fue la lucha libre. En aquel entonces, Mil Máscaras era un luchador muy famoso, así que esa fue mi primera experiencia, pero después me empezó a gustar el rock y escuchaba mucho a (Carlos) Santana, así que poco a poco desarrollé un interés por la cultura, el boxeo y cosas así. Sin embargo, cuando estaba en la secundaria, la literatura latinoamericana resultó de mi interés. Conocí a autores como Carlos Fuentes y Octavio Paz, cuyas obras se comenzaron a traducir al japonés. Ahora vivo en Nueva York y, por supuesto, la comida mexicana es algo que me gusta salir a comer”.
Sobre la novela
En su novela cuenta la historia de Akira Kido, un abogado especializado en divorcios, quien, con la crisis de la mediana edad a la vuelta de la esquina, su vida se ve trastocada por el resurgimiento de una antigua clienta, Rie Takemoto, quien le pide a Kido que investigue a su esposo recién fallecido. Tras la muerte del marido, la solicitante descubre que su matrimonio había sido una mentira, que el nombre, el pasado y toda su identidad pertenecían a otra persona.
Akira Kido se obsesiona con el caso, quiere descubrir quiénes eran realmente la persona que usurpó al individuo en cuestión. El abogado convertido en una especie de investigador se adentra en un juego de máscaras que le provoca cuestionarse sobre su propia vida, la identidad, la memoria y le provoca una tentación que podría cambiar su vida rotundamente.
Portada del libro, Cierto Hombre de Keiichirō Hirano.
“Cierto hombre”
- Autor: Keiichirō Hirano
- Editorial: Hachette Literatura
- Extensión: 384 páginas
- Precio impreso: 399 pesos
Mi primer interés hacia la cultura mexicana fue la lucha libre. En aquel entonces, Mil Máscaras era un luchador muy famoso (…) después me empezó a gustar el rock y escuchaba mucho a (Carlos) Santana”, Keiichirō Hirano, escritor japonés.
Cortesía de El Economista
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