Los resultados de este estudio son reveladores pero, según advierten sus propios impulsores, todavía no arrojan ninguna respuesta definitiva sino un conjunto de pistas para seguir investigando. Según anuncia un artículo publicado este martes en la revista científica ‘PLOS Biology’, un equipo de investigadores de Taiwán ha descubierto que el uso de tres suplementos en modelos de ratones con autismo puede ayudar a mejorar y hasta revertir ciertos síntomas de este trastorno del neurodesarrollo. En el estudio se observó que los animales que tomaban una combinación baja pero constante de zinc, serina y aminoácidos de cadena ramificada (valina, isoleucina y leucina) durante al menos siete días mostraban menos signos de hiperactividad, una menor hiperconexión de la amígdala y un mejor comportamiento social. Y eso, según los expertos, indica que esta combinación específica de nutrientes podría funcionar como mecanismo para corregir ciertas dinámicas del cerebro de individuos con autismo.
Es bien sabido que el trastorno del espectro autista (TEA) tiene un origen heterogéneo, con cientos de genes implicados y múltiples factores que influyen a su desarrollo. Ante este panorama, un equipo liderado por Tzyy-Nan Huang y Ming-Hui Lin, de la Academia Sinica de Taiwán, decidió diseñar una intervención terapéutica capaz de actuar sobre múltiples mecanismos implicados en la conectividad neuronal asociada con el autismo. Para ello partieron de una idea conocida en neurobiología y es que ciertos suplementos como el zinc, la serina y los aminoácidos de cadena ramificada (AACR) pueden, cada uno por su lado, modular la función sináptica. ¿Pero qué ocurre cuando se combinan? Los científicos optaron por diseñar un protocolo basado en una mezcla de suplementos a dosis bajas y testarlo en tres modelos de ratones que reproducen rasgos genéticos y conductuales asociados al autismo.
El estudio vio que los beneficios de este protocolo se observan en apenas una semana y solo si se combinan los tres suplementos en dosis bajas
Luces y sombras del trabajo
Los animales tomaron estos suplementos durante siete días. Después, los científicos analizaron cuestiones como si la maquinaria de la comunicación neuronal se restauraba, los cambios en la región del cerebro clave para la memoria, el miedo y los procesos sociales y hasta ciertas alteraciones de las conductas sociales de los animales. Según relatan los científicos, tras este tratamiento, los ratones con autismo empezaron a mostrar características más similares a las de los ratones sanos, una actividad cerebral más normalizada y un comportamiento social claramente mejorado. También se observaron cambios como una restauración de proteínas sinápticas que facilitan la comunicación entre neuronas y una reducción de la hiperactividad neuronal en la amígdala basolateral, un circuito que en estos modelos animales aparece alterado en personas con autismo. Pero solo si los suplementos se toman de forma conjunta y en dosis bajas.
Los expertos afirman que convendría llevar a cabo estudios epidemiológicos y clínicos para estudiar si este fenómeno también se da en humanos
Aunque los resultados de este trabajo son llamativos, son varios los especialistas que piden prudencia a la hora de interpretar sus resultados. Sobre todo porque el estudio se centra en modelos animales que no capturan toda la complejidad del autismo y porque, pese a todo, el estudio tiene varias limitaciones metodológicas. “Los modelos utilizados muestran características relevantes para el autismo, pero no todo el espectro de la afección“, comenta Tobias Bast, investigador de la Universidad de Nottingham, quien también destaca que los resultados del estudio podrían estar sesgados por ciertos problemas técnicos y estadísticos. “Aunque interesantes y prometedores, estos resultados han de tomarse con cautela; convendría llevar a cabo estudios epidemiológicos y clínicos para que sean validados en humanos”, añade en esta misma línea el investigador Víctor Briz, desde el Instituto de Salud Carlos III, en declaraciones al Science Media Centre España, tras la publicación de este trabajo.
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Cortesía de El Periodico
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