La ruta favorable

“Nunca apuestes a la capacidad que tienen los americanos para revitalizar su economía”. Esa frase que un día me expresó un experimentado hombre de negocios (mi tío Alberto) resuena cada vez que intento hacer un análisis y deducir que es lo que puede pasar en el futuro previsible.

La disyuntiva en este cierre de año para los inversionistas navega entre en apostar a que las condiciones actuales se mantienen y los retornos tan grandes experimentados este año se replican o en esperar una corrección importante que regrese las valuaciones y modere las expectativas.

Si somos fríos, los inversionistas globales parecen tener más argumentos para que las circunstancias que han originado la recuperación extraordinaria desde el pasado mes de abril permanezcan sobre la mesa. Le menciono algunos.

La ruta de crecimiento no es hacia una recesión. Es cierto que hay un deterioro de las condiciones de empleo y que en los pocos datos conocidos referentes al otoño se observa una menor tendencia positiva del consumo y un estancamiento en la producción industrial.

Sin embargo, se viene el efecto de una relajación fiscal importante. ¿Qué significa eso? Condiciones más favorables para el consumidor y las empresas a través de reducción de impuestos, devoluciones, exenciones e incentivos fiscales; y por qué no, posible reparto de dinero a nivel individual que el Sr Trump está analizando.

Me parece complicado que en este ambiente las condiciones del empleo se deterioren más.

Agregue al cocktail una disminución de la tasa de interés por parte de la Fed que según la tasa implícita en los futuros de la tasa de fondos federales podría llegar a un nivel de 3 por ciento.

La máxima que hizo el secretario del Tesoro de su postura de mantener a raya a las tasas de largo plazo parece que podría funcionar y posiblemente veamos algunas políticas que reviertan una posible alza de las tasas de los bonos del Tesoro a 10 años si estas amenazan con irse por encima del 5 por ciento.

El crecimiento de las utilidades y los márgenes de ganancia han sido elevados en comparación a la historia durante 2025. Con estímulos fiscales, petróleo barato y menores tasas de interés,

¿Por qué dudamos de la capacidad de las empresas de mantener los planes de inversión de capital? Mismos que han sido el principal motor para mantener el crecimiento del PIB en terreno positivo.

Muchos hacen la misma deducción y por eso vemos que muchos pronósticos sobre el crecimienrto de la economía en el 2026 se corrigen al alza hacia tasas entre 1.9% y 2%, muy lejos de un ambiente recesivo.

Si uno repasa estas breves deducciones el caso para mantener las apuestas abiertas en la bolsa y esperar que no haya una sorpresa desde el mercado de deuda es sólido.

Más aún si pensamos en el calendario político en donde el presidente Trump tiene que sensibilizar los efectos de sus agresivas políticas en la gente, en especial después de las recientes derrotas electorales del partido republicano (cheque en los titulares de esta mañana el resultado de la elección en Tennessee).

Pensar que el gobierno no ejercerá el gasto ya aprobado o cederá en su empuje por tasas de interés menores tiene poco sentido.

La posibilidad de que se trunque el escenario positivo implica mas la aparición de sorpresas que no parecen concordar con las circunstancias.

Una sorpresa de un desplome del crecimiento no es congruente con la dirección de la política fiscal y monetaria por el momento. Una sorpresa en una inflación más elevada luce poco probable en el corto plazo si observamos el deterioro de las cosas en el sector de vivienda cuyos precios tienen fuerte influencia sobre el índice de precios al consumidor.

Quizás la sorpresa más probable venga de noticias relacionadas con la inversión de capital de las principales empresas, sobre todo las de tecnología y que no sean capaces, por la razón que quiera, de mantener los extraordinarios márgenes de ganancias que han mantenido hasta ahora.

Al parecer el cierre del 2025 y el comienzo de 2026 serán en el mismo ambiente positivo que sigue sorprendiendo a muchos. Entiendo que algunos descalabros pueden aparecer cuando menos se les espera, pero por ahora parece que faltan fotos que lo evidencien sobre la mesa.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de INVEX Operadora de Fondos de Inversión.

Cortesía de El Economista



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