Por primera vez en 1500 años, los investigadores logran reproducir con fidelidad el espolón de una nave de guerra de la antigüedad grecorromana

Ha tenido que transcurrir casi un milenio y medio para que un equipo de arqueólogos experimentales haya logrado recrear un espolón de bronce, idéntico al que se montaba en los cascos de las naves de guerra grecorromanas. Este logro, que se ha conseguido mediante el empleo de técnicas de fundición antiguas, constituye un hito crucial para comprender no solo la tecnología naval del pasado, sino también el coste material, humano y social que implicaba construir dichos instrumentos de guerra.

Reconstruyendo la proa: del falso casco a la réplica exacta

Los inicios del proyecto para reconstruir el espolón naval se remontan a 2021. El primer paso del proceso requirió construir un falso casco de madera, en este caso, una réplica de la proa de una trirreme antigua, que serviría como base para modelar el espolón. El diseño de esta proa se inspiró en ejemplos documentados arqueológicamente y se compuso de seis piezas principales: el vástago de proa, las dos bandas laterales, la quilla, el calzo y el codaste.

Una vez ensamblada, la estructura se recubrió con brea con la finalidad de que la cera de abeja se adhiriera con firmeza y facilitara el modelado. La fidelidad en la reconstrucción de la proa fue esencial para reproducir de forma correcta la geometría real de un espolón antiguo.

Reconstrucción de la nave trirreme Olympias. Fuente: Χρήστης Templar52/Wikimedia

De la cera al bronce: modelado y fundición siguiendo las técnicas antiguas

Con la proa ya preparada, el equipo comenzó a trabajar con cera de abeja. La fundieron para transformarla en bloques, láminas y piezas maleables que se trabajaron directamente sobre la estructura naval. La cera permitió imitar con precisión todos los detalles del espolón original, incluidas las inscripciones y los elementos decorativos, del mismo modo que lo habrían hecho los artesanos antiguos.

El siguiente paso requirió la fundición mediante el método de la cera perdida directa, un procedimiento histórico que consiste en envolver el modelo ceroso en una mezcla cerámica, calentarla para que la cera se derrita y deje una cavidad, y después verter en ella el bronce fundido. La elección de este método confirmó que las antiguas armadas grecorromanas empleaban sistemas de fundición altamente sofisticados.

Una red de conductos permitió que el bronce fluyera de manera uniforme. Tras el enfriamiento, el molde cerámico se rompió para revelar la pieza metálica. Se obtenía, así, un espolón renacido tras más de quince siglos de silencio tecnológico.

Espolón naval
Reproducción de un espolón naval antiguo. Fuente: DeCasien et al. 2025

Resultados tangibles: un espolón de guerra en el siglo XXI

El espolón final pesa alrededor de 160 kg, mide unos 73 cm de longitud y 67 cm de altura, y presenta una sección estrecha de apenas 38 cm. Estas proporciones reproducen con precisión los espolones helenísticos y romanos documentados en el registro arqueológico. Es la primera vez en más de 1500 años que se obtiene un espolón por fundición tras emplear técnicas antiguas.

Además del logro material, el proyecto aportó una estimación de los recursos que habrían necesitado las antiguas armadas para armar sus naves: grandes cantidades de cera de abeja, un equipo de artesanos especializados y talleres capaces de fundir volúmenes considerables de bronce. El experimento demostró, pues, que el buen funcionamiento de la tecnología naval antigua dependía de una compleja organización estatal.

Espolón
Proceso de fabricación del espolón. Fuente: DeCasien et al. 2025

Significado histórico: mucho más que una pieza de museo

La reconstrucción del espolón permite evaluar con mayor precisión la logística de producción, la necesidad de materias primas y el grado de especialización de los talleres en las sociedades antiguas. Por ejemplo, los datos obtenidos permiten estimar cuántos artesanos se necesitaban para elaborar cada espolón, cuánto tiempo se empleaba en modelar la cera y preparar la fundición, y cuánta cera debía obtenerse para poder abastecer a una flota entera. La manufactura de un espolón, por tanto, requería un sistema económico altamente organizado, capaz de sostener una producción repetida y a gran escala.

La experiencia práctica también dio nuevas pistas sobre las bases del poder naval en la antigüedad. La fabricación de espolones era costosa y exigente, lo que implica que solo aquellas formaciones político-militares con amplios recursos podían mantener flotas equipadas para el combate.

Espolón naval cartaginés
Espolón naval cartaginés. Fuente: Sb2s3/Wikimedia

Retos, aprendizajes y futuro del proyecto

El desarrollo de este proyecto exigió enfrentarse a diversos retos técnicos. Los estudiosos tuvieron que construir una proa a escala real, manipular grandes volúmenes de cera caliente, diseñar un molde estable para la fundición y controlar el vertido del metal. Con la réplica completada, se prevén nuevos análisis, entre ellos, estudios tridimensionales, comparaciones estructurales con espolones hallados en el Mediterráneo y experimentos controlados para evaluar su capacidad de impacto. Este espolón, por tanto, alimentará nuevas investigaciones que podrían transformar nuestra comprensión de cómo se llevaban a cabo los combates navales en la antigüedad.

La arqueología experimental demuestra aquí su enorme potencial. Así, reproducir técnicas y objetos antiguos no solo confirma o invalida hipótesis teóricas, sino que también permite experimentar físicamente con artefactos desaparecidos hace siglos. La reconstrucción del espolón confirma la viabilidad del método de cera perdida directa y sostiene la hipótesis de que fue la técnica estándar usada en la producción de grandes piezas de bronce para las naves de guerra.

Espolón naval
Espolón naval. Fuente: DeCasien et al. 2025

Una hazaña arqueotécnica sin precedentes

La creación del espolón, conocido ya como el Espolón DeCasien Ram, constituye un puente entre la ingeniería antigua y el presente. Más allá de su valor histórico, la reproducción de este espolón permite comprender la potencia simbólica y material de las armadas grecorromanas, que basaban su fuerza en armas tan sofisticadas como estas estructuras de bronce. Al reactivar un proceso productivo perdido, este proyecto nos devuelve una conexión directa con los artesanos que, hace dos milenios, moldeaban cera, arcilla y metal para crear armas capaces de decidir el destino de imperios.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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