Miguel Cantilo, a los 76: el rock para pedir ayuda o denunciar y el trabajo codo a codo con sus hijos

Desde muy joven, Miguel Cantilo artista fue un visionario cuando entonaba, con el dúo Pedro y Pablo, canciones que nunca perdieron vigencia, tales como Yo vivo en una ciudad, Catalina Bahía o Marcha de la bronca, por nombrar tan solo algunas con las que pincelaba con maestría su mirada analítica sobre la sociedad que, en algunos aspectos, probablemente nunca cambió.

Sin embargo, el tiempo transcurrió, continuó su andar con el grupo Punch y después llegaron 24 álbumes solistas de este gran cantante. Miguel Cantilo, a los 76 años, sigue trabajando y con un nuevo disco al que tituló Amigo, y que presentará en el Teatro Picadilly (Avenida Corrientes 1524) este lunes 8 de diciembre.

Según cuenta su autor, “se trata de un canto, utilizando la contundencia del rock tanto para pedir ayuda como para denunciar la causa del gran huracán creciente en el que estamos inmersos. Es encontrarse con el amigo interior y hacer una revisión del presente”.

En este llamado de reflexión interior, el cantautor no trabajó solo: sus hijos mellizos, Sufián y Anael (49) -hijos de Silvina, su pareja de años ha-, se encargaron de la producción, los arreglos y la instrumentación. O sea, fue un trabajo hecho en familia, al igual que otros tantos casos que se repiten en este tiempo en la Argentina: músicos consagrados que suman a sus hijos a su labor profesional.

El encuentro con Clarín no fue para nada fácil, puesto que el músico vive entre España y Buenos Aires, ya que convive con su actual pareja en una zona de sierras en Guadarrama, en las afueras de Madrid, desde hace 14 años. Y aquí, cuando suelen retornar, lo hacen en su casa en Parque Leloir, siempre rodeados de la naturaleza.

“Los argentinos somos consecuencia de los españoles: hijo o nietos de. Las diferencias son domésticas. Los argentinos son apreciados en España, el respeto hace que sean fluidas las relaciones”, describe sobre su experiencia la península ibérica.

Aunque no es la primera vez que vive en la Madre Patria: durante la dictadura militar también decidió exiliarse, incluso sus hijos vivieron algunos de sus primeros años allí.

Miguel Cantilo vive entre España y la Argentina. Ahora vino para una serie de conciertos en los que presentará su nuevo disco, Miguel Cantilo vive entre España y la Argentina. Ahora vino para una serie de conciertos en los que presentará su nuevo disco, “Amigo”. Foto: Juano Tesone

Y sobre esos recuerdos, enseguida hace referencia Sufián, uno de los mellizos que acompaña a su padre durante la entrevista, que se realiza justamente en su vivienda, en el barrio de Colegiales, en una tarde soleada de mitad de semana.

De aquí, de allá, de todas partes

“Con mi hermano nacimos en Bogotá, pero nuestra infancia fue en España. Nuestros amigos de allá eran nuestros primos, solíamos ver cómo llegaban de visita varios músicos, pero éramos chicos. Y retornamos a la Argentina cuando volvió la democracia”, confía el compañero musical de su padre, a quien evidencia admirar profundamente.

Miguel observa detenidamente al vaso de agua que está sobre la mesa del pequeño living y de inmediato hace memoria.

“En ese entonces la casa nuestra estaba en Isla de Mallorca, en Puerto Pollensa, era muy pequeña y vivíamos amontonados. Estábamos los del grupo Punch, gente de La Plata, o sea de La Flor Solar. También estaba por allá Moris, el grupo Tequila, Roque Narvaja, Miguel Abuelo, aparecía Pappo. Yo me juntaba mucho con Bebe Muñoz y Facundo Cabral. Éramos un movimiento. Y en España se vivía una pos dictadura: salían del franquismo”.

Dentro de todo ese ambiente, Sufián y su hermano, además de ser testigos, ni dudaron en elegir el camino musical tal como su progenitor.

“Yo tengo, además, dos hermanos españoles. Amaba a Pedro y Pablo y tuve mucha alegría cuando volvimos a la Argentina, era todo muy lindo y divertido. Y me impresionó el éxito de mi padre”, retrata.

Miguel Cantilo junto a su hijo Sufián. El legado por la música también se trasladó al gemelo de Sufián, Anael. Foto: Juano TesoneMiguel Cantilo junto a su hijo Sufián. El legado por la música también se trasladó al gemelo de Sufián, Anael. Foto: Juano Tesone

Y continúa: “Empecé a tocar la guitarra de chico, mi viejo me dio las primeras clases. Y así siempre me influyó musicalmente, además de otras cosas. Y con el tiempo empecé a sumar otros instrumentos. Pero él nos hizo crecer en un ambiente muy integral, de ideologías claras”.

Justamente si de ideologías se trata, Miguel no fue por casualidad que se transformó en un cantor de protesta.

“Mis padres no tenían postura contestataria. Yo soy de la generación de protesta, de ruptura con los moldes sociales de las familias de por aquel entonces. Ojo que recién empecé con las letras sociales después de la secundaria, antes era obediente, pero me encontré con gente pensante, del hippismo”, resalta el autor de Adonde quiera que voy.

Después, Cantilo hijo se ocupa de comparar su crecimiento al lado de un padre piola y, en paralelo, lo acontecido a la mayoría de sus amigos, que no crecieron entre guitarras y bohemia.

“Los que tenemos un padre que rompió el esquema contamos con ventaja. Igualmente yo tengo muchos amigos que rompen y hacen un cambio familiar, pero quizás les lleva otro tiempo. En mi caso fue fácil, porque no hubo mandatos, sino que el ámbito de libertad estaba entre nosotros. Pero también cuento con hijos de ex hippies e incluso de desaparecidos”, reflexiona.

El trabajo con sus hijos

Acerca de trabajar con su hijo, Miguel Cantilo plantea cómo es el método sobre la relación entre ellos.

Sufián Cantilo sabe que el apellido de su padre abre puertas, pero después hay que demostrar. También trabajó con Vicentico e Iván Noble. Foto: Juano TesoneSufián Cantilo sabe que el apellido de su padre abre puertas, pero después hay que demostrar. También trabajó con Vicentico e Iván Noble. Foto: Juano Tesone

“Yo a Sufián lo considero como un amigo, más que una autoridad paterna inapelable. Mi padre, en cambio, era autoritario, había cosas rígidas suyas que no me gustaban. En mi caso, traté de generar cercanía con mis hijos, una relación amistosa. Nunca puse roles y aposté a lo igualitario, quise romper la solemnidad entre padre e hijo, nada de eso de la patria potestad”.

-Sufián, vos que trabajaste con Vicentico e Iván Noble, entre otros artistas, ¿creés que influyó conseguir trabajo por ser hijo de un músico reconocido?

Abre puertas, claro que se te abren puertas por ser hijo de Miguel. Aunque ser hijo de alguien reconocido no es garantía de nada, porque hay que sostener lo propio. Existen hijos de famosos que también lo son por ser hijos de. En mi caso pude trabajar en bandas de cantantes solistas conocidos, pero me eligieron por profesionalismo.

-¿Tenés relación con otros hijos músicos que trabajan con sus padres?

-Sí, por ejemplo, Florián, el hijo de Vicentico, fue alumno mío. Y a Vicente, su hermano menor, actualmente le doy clases.

La pregunta pendiente es cómo fue trabajar junto a su hermano gemelo junto al papá de ambos. La respuesta de Sufián es categórica.

“Con Anael pasamos momentos difíciles, porque siempre tuvimos diferentes maneras de trabajar. Recién ahora pudimos descubrir esto de los roles distintos, ya cerca de los 50 años. Incluso trabajando con nuestro padre: las producciones anteriores eran de él o mía, pero nunca juntos. Así que, con todo combinado, esta vez fue un proceso llevadero, con Miguel enviándonos los archivos desde España”.

De pronto, la conversación se inclina hacia el disco nuevo de Cantilo, con colaboración de sus hijos. Y sobre una exploración, en consonancia al mundo actual y sus realidades.

Miguel Cantilo junto a su hijo Sufian. Juntos presentarán Miguel Cantilo junto a su hijo Sufian. Juntos presentarán “Amigo”, el nuevo disco del cantautor en el Teatro Picadilly. Foto Juano Tesone

“El mundo en que vivimos y esta ola de ultraderecha es mundial. La considero preocupante porque es utilizada por los conductores sociales. Los políticos son títeres de ellos. Los grandes poderes económicos manejan la economía doméstica. Y proponen una pérdida de respeto lindante. Nos han transformado en una sociedad utilitaria”, expone con desagrado Cantilo padre.

Pero no termina ahí y apunta a la pandemia: “Hubo mucha manipulación en la gente, las ideologías de las grandes marcas atacaron a través de las redes sociales, de esa manera crearon opiniones. Yo creo que fue adrede, que fue planificada. En vez de unirnos, nos encerramos en lo de cada uno, en su desierto propio. Y creo que se volverá a repetir otro acontecimiento así”, examina.

Posteriormente, Miguel Cantilo aborda el asunto de las guerras, pero vuelve a hacer foco en la temática de internet.

“Hoy existe otro tipo de guerra, además de las que acontecen con armas convencionales. La inteligencia artificial, los ciberataques, apagones cuyas procedencias nadie conoce. Es común que la gente no sepa de dónde viene y cuál es la idea principal. Además, se trata de una guerra psicológica. Todo esto influye en la gente generando temores. El caso más claro fue el de las elecciones legislativas: instalaron miedo y se votó por miedo”, generaliza.

Pensando en el futuro

Miguel Cantilo junto a su hijo Sufián. La libertad fue un legado de padre a hijo. Foto: Juano Tesone Miguel Cantilo junto a su hijo Sufián. La libertad fue un legado de padre a hijo. Foto: Juano Tesone

-Miguel, ¿sos pesimista ante una mejora del mundo el día de mañana?

-No, al contrario. Yo creo que luego de que colapse, se irán torciendo esas técnicas y supongo que la gente buscará lo ecológico. Muchos se volcarán a la naturaleza, al contacto con los animales. Es que sería lo único que nos salve ante el avance despiadado de lo tecnológico.

Sufián: Coincido ciento por ciento con papá.

-¿Y cómo ven al rock frente a las dificultades sociales que platean ustedes?

Miguel: Existen algunos rockeros que están comprometidos, al igual que en los ’70. También hubo folcloristas que hasta pagaron con sus vidas. De todos modos, hoy en día todos quieren tener una banda de rock, aunque no siempre derive en lo profesional. Y compite con otros tipos de músicas, como el rap, con lo latino. Algunos llegan con legados en sus propuestas; por ejemplo, las que exponían grupos como Manal., que junto a Pappo y a Luis Alberto Spinetta son el verdadero legado.

Sufián: Yo puedo hablar de los ’90, porque existían bandas como Los Piojos, que tuvieron letras con contenido social. De hoy, Wos es un artista con conciencia social y expresa cosas jugadas. Está en cada uno si se conforma con letras diluidas. A diferencia de los ’70, hoy el rock no es un movimiento. Esa es nuestra realidad.

Cortesía de Clarín



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