El hallazgo de un rancho en Teuchitlán, Jalisco, donde se presume fueron reclutadas y esclavizadas decenas de personas, se convirtió en el punto de partida del nuevo libro de la periodista Sandra Romandía. Bajo el título “Testigos del horror: La verdad que se quiso ocultar en el Rancho Izaguirre”, la autora reconstruye uno de los episodios más recientes y reveladores de la violencia que atraviesa el país, a partir de testimonios, documentos y una investigación de campo que cuestiona el papel de las autoridades.
La historia surgió tras el descubrimiento, a principios de marzo, de lo ocurrido en ese municipio jalisciense. El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco fue quien realizó los primeros rastreos y denunció la existencia del lugar. Desde entonces, el caso se convirtió en una referencia obligada dentro del periodismo de investigación sobre desapariciones y crimen organizado.

Romandía recordó que la noticia le generó una inquietud inmediata. “Desde que me enteré del caso, como nos enteramos la mayoría de los periodistas y audiencias en marzo por la denuncia del colectivo, me di cuenta de que esto podría ser un punto de inflexión en la historia de cómo se ha contado lo que ha pasado en México con respecto al crimen organizado, la violencia y las desapariciones”, explicó en entrevista con EL INFORMADOR, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde fue presentada la obra.
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La periodista acudió al sitio tras la invitación abierta que circuló en medios de comunicación. “Cuando entré al rancho me di cuenta de que había más cosas que contar, porque era muy evidente el desaseo de las autoridades en los protocolos criminalísticos y forenses. Me dejé llevar por la sospecha de que esto no iba a esclarecer nada y que las investigaciones se iban a alentar; por eso decidí profundizar y contar la historia completa, más allá de notas esporádicas o versiones oficiales”.
Los retos y dificultades en esta investigación
La autora subrayó que una de las decisiones más complejas fue definir el enfoque narrativo del libro. “Era importante no ser sensacionalista o amarillista, pero a la vez había que contar las cosas crudas porque solo así, a veces, se nos remueve la conciencia”, comentó. Para lograr ese equilibrio, combinó testimonios directos con un contexto amplio sobre la violencia en Jalisco y en el país. “Busqué expresar lo que vivieron las víctimas y, al mismo tiempo, dar los datos, documentos y antecedentes necesarios. La intención era ofrecer una hipótesis y construir una historia completa con rigor periodístico.”
Aunque el trabajo de investigación se realizó en un periodo breve, Romandía describe esos meses como los más intensos de su carrera. “Fue una investigación muy profunda e intensa, no pasaron más de dos meses, pero sí fueron 24 horas al día, siete días a la semana, prácticamente”, relató. Entre los hallazgos más impactantes mencionó el nivel de colusión y negligencia de las autoridades locales. “Nos sorprendió ver la falta de atención del gobierno estatal, las fiscalías y los municipios. No atendieron las alertas sobre desaparecidos ni la posible existencia de centros de reclutamiento forzado. El Rancho Izaguirre no es un caso aislado, hay más ranchos y campamentos donde se esclaviza a jóvenes en Jalisco.”

Uno de los mayores retos fue obtener los testimonios de las víctimas. “Estas personas tienen mucho miedo, porque han pasado de ser víctimas a victimarios. Temen ser procesados porque cometieron delitos obligados, contra su voluntad, para sobrevivir”, explicó. A esto se sumó la dificultad de hablar con autoridades dispuestas a ofrecer información. “La mayoría de las fuentes son ‘off the record‘, no quieren dar entrevistas ni versiones oficiales. Y eso solo confirma la negligencia institucional que ha existido en esa zona del país”.
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“Testigos del horror” es el tercer libro de Romandía, quien ha enfocado su carrera en el periodismo de investigación. Antes publicó “Narco CDMX: El monstruo que nadie quiere ver” y coordinó “Las siete mafias chilangas: ¿Quiénes realmente gobiernan la Ciudad de México?”. En su nuevo trabajo, mantiene la misma línea metodológica que ha caracterizado su obra. “Lo importante para mí es el rigor. No se trata solo de entrevistas o testimonios aislados, sino de cotejar versiones, contrastarlas con documentos y cifras, y publicarlas solo si tienen sentido bajo estándares periodísticos”, señaló.
Romandía considera que el periodismo tiene la obligación de ir más allá de los titulares y aportar una mirada estructurada sobre la violencia. Su objetivo no era elaborar una crónica de horror, sino exponer las condiciones que permiten que estos espacios de reclutamiento y esclavitud existan. “Para mí era importante lograr empatía entre la audiencia y las víctimas. Ya serán las autoridades las encargadas de investigar y buscar responsables, pero como periodista lo que busco es que el lector conecte con las historias humanas detrás de los números”, afirmó.
Además del desafío profesional, el proceso tuvo implicaciones personales. La autora reconoció que narrar este tipo de historias implica un impacto emocional. “Probablemente, es uno de los trabajos más complicados de mi carrera. Los periodistas tenemos que estar preparados para afrontar las consecuencias emocionales y psicológicas de nuestra profesión, y no siempre lo estamos”, dijo.
Explicó que el reto no fue solo recopilar información, sino procesarla humanamente. “Detrás de todo esto hay seres humanos. Hay empatía por las víctimas, y lo que busco es que también exista esa empatía en el lector. Evidentemente, nos llega a afectar, pero lo importante es tener las herramientas para sobrellevar el impacto psicológico de contar una historia así.”
Durante el proceso de edición, la periodista decidió dejar fuera parte del material recopilado. “Siempre hay cosas que no entran, porque de todo el reporteo se arma una enciclopedia. Lo esencial fue respetar a las víctimas y contar sus historias con ética. Las autoridades son quienes deben seguir las investigaciones, pero para mí lo importante era generar empatía de la audiencia con sus vidas”, comentó.
El libro, publicado por Penguin Random House, se encuentra disponible en librerías y plataformas digitales. Romandía espera que la lectura sirva para conocer los hechos de Teuchitlán y entender un contexto más amplio. “Ojalá lo puedan leer, sobre todo para conocer ese México oscuro que no nos gusta, pero que existe. Sin conocimiento no hay acción; si no sabemos dónde estamos parados, no podemos exigir a las autoridades que la situación mejore”.
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FF
Cortesía de El Informador
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