Fito Páez fue nombrado Doctor Honoris Causa y cantó los primeros hits de la Trova Rosarina

La Universidad Nacional de Rosario entregó a Fito Páez el Diploma de Doctor Honoris Causa en un emotivo acto que se llevó a cabo en el Espacio Cultural Universitario (ECU) de Rosario, ante un auditorio repleto de amigos, autoridades de la UNR, docentes, estudiantes y público en general.

El acto contó con la palabra del rector de la Universidad, Franco Bartolacci, mientras que Fito en su discurso recordó experiencias de vida bien humanas con su tia Charito en Villa Constitución. Allí destacó “la expresión como elemento central de la humanidad” y remató diciendo “no se puede monetizar la expresión. No se puede hacer un Spinetta con IA“.

En clima distendido, con el público escuchando con atención, aclaró: “Acá estoy haciendo lo de siempre. Soy el hijo de mi madre y mi padre. Y soy el padre de mis hijos”.

En referencia a la honestidad artística, la industria y la vida en general, Fito dijo: “Lo que no se negocia es cuando estas adentro de tu habitación solo. Quienes se dejan intervenir, no pueden pertenecer a las causas más nobles”.

Agredeció a todos los artistas que lo influenciaron y lo hicieron parte. Mencionando a Baglietto, Abonizio, Fandermole, Liliana Herrero, expresó: “Esto es un reconociemnto a la movida de la que yo surjo. Tiene mi cara, pero es un reconocimiento colectivo a esos chicos que en plena dictadura tenían valentía en una sala de ensayo”.

Realmente el sentimiento dentro del espacio universitario era de mucha fuerza emotiva. Fito recibió su diploma de Doctor Honoris Causa, por su obra, que trascendió fronteras y generaciones. Pero también por ser un músico que no paró nunca de crear, y dentro de ese contexto, de reconocer a sus pares compositores, que lo formaron e influyeron.

Luego, un emocionado Fito Paez dio inicio a un concierto con alma 100% rosarina. La banda que formó fue pensada y definida solo para esta ocasión, y contó con los siguientes músicos, todos residentes en Rosario: Matías Galasso piano y teclados, Ricardo Vilaseca teclados, Leandro Pagura bajo, Agustín Borsini batería y Guido Luján en guitarra.

El set fue un homenaje a su historia y sus colegas que lo hicieron quien es. Casi sobre el final, hizo nada menos que La vida es una moneda, la primera de sus composiciones con la que se hizo popular dentro del repertorio de la Trova Rosarina. Antes, una de las primeras canciones fue Tratando de crecer, otra de las piezas claves en el cancionero de esa época. También se hizo Mirta de Regreso de Adrián Abonizio, aquel enorme hit de 1982, además de Mariposa Tecknicolor y Caminando por Rosario, el tema elegido para abrir la jornada.

Incluso tuvo momentos para compartir el escenario con dos de sus mayores amigos musicales y de aventuras, de quienes Paez también siempre destaca como compositores. Coki Debernardi, con quien hizo Linyera y Carlos Vandera, con quien hizo A la casa.

Cortesía de Clarín



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