Casa ácida: euforia sintética: “el instante en que la felicidad se vuelve ruido”

Un nuevo espacio expositivo en la colonia San Rafael dedicada al arte oscuro, muy cerca de la bulliciosa avenida Paseo de la Reforma, se llena de color en estos días para albergar la exposición “Casa ácida: euforia sintética”, de Emmanuel Ramírez “Raya”, cuyo estilo reconocemos: trazos gruesos, caprichosos, grotescos, deliberadamente desaliñados, una paleta donde abundan los colores vibrantes como amarillo, rojo e índigo, y personajes transgresores y rebosantes de humor negro.

Es allí donde su obra encuentra el punto de convergencia con la vocación de OL Studio, dice Mirna Aguilar, artista visual y copropietaria y curadora de la galería.

“Aunque Raya es un artista más colorido, sus piezas son muy cercanas a lo transgresor y no deja de ser un poco oscuro, un poco atrevido conceptualmente, incluso el título de la colección nos da estos guiños de lo que íbamos a ver”, dice Mirna, quien junto con Marcel Mendoza, copropietario de OL Studio, acompaña el recorrido para El Economista.

“Casa ácida: euforia sintética” es una muestra expositiva que recurre a la nostalgia por la fiesta rave de los años noventa, con su estética kitsch, el uso de drogas sintéticas como el LSD, la música de vinilos y la omnipresencia de la “carita feliz”, como símbolo de una época que buscaba enmascarar las frustraciones, y de ese modo nos recuerda que el pasado no se ha ido.

La carita feliz como leitmotiv. FOTO: FRANCISCO DE ANDA

“Es una mirada nueva pero, ciertamente, tratando de mantener el espíritu de una época trayéndolo al presente”, reflexiona Mirna.

Sonrisas y miradas que inquietan

Paola Talavera, “Kuratrix”, curadora de la exposición, lo define de esta manera: “Emmanuel Ramírez, Raya, examina la herencia emocional y estética de la cultura rave para traducirla en una reflexión sobre la alienación contemporánea. Inspirado en los orígenes del acid house —aquella utopía de comunión y exceso corporal—, el artista desplaza su imaginario hacia el presente: un tiempo donde la euforia se fabrica, se vende y se consume como un producto digital”.

En la mayoría de los cuadros, óleos y acuarelas básicamente, una sonrisa grotesca, irradia desde el fondo del lienzo inquietando al espectador.

“Vemos todos estos personajes que te están sonriendo, y si te fijas, formas parte de este mismo espectáculo, no es que lo estés admirando, realmente formas parte de una función activa con estas piezas, no eres únicamente un espectador, todas las piezas te invitan a interactuar porque todos los personajes te están observando directamente y te hacen partícipe en esta dinámica del festejo”, dice Aguilar.

Acid Life, de Raya.FOTO FRANCISCO DE ANDA

“Sus pinturas funcionan como espejos deformantes del goce moderno. Entre el ruido cromático y la ironía gestual, las figuras sonríen con una intensidad inquietante: rostros que celebran sin saber qué celebran, íconos de una felicidad prefabricada”, resume Kuratrix.

Retorno a los 90

Un potencial de las artes visuales es que funcionan como cápsulas del tiempo que guardan los elementos que distinguen a cada época. Y la nostalgia es un recurso para revitalizar la experiencia humana pero también para traer al presente cosas con las que nos queremos quedar y que se repitan indefinidamente.

En este caso, a través de un lenguaje que combina el neoexpresionismo, el pop distorsionado y la estética rave, Raya va recreando una atmósfera “noventera”, en la que la sonrisa y los ácidos son el subterfugio de la incertidumbre del momento finisecular y se suceden en el arte y la literatura los grandes relatos.

Al respecto, Mirna Aguilar comparte: “Sí, hay mucho de nostalgia; los cuadros reflejan esa experiencia de los noventa, ese momento en que el vinilo y el tornamesa fueron protagonistas en las fiestas, los pantalones bombachos, las camisetas con la carita feliz, las mochilitas, y que eso está volviendo en la actualidad; pero también representa ese auge y resistencia de todas estas épocas, musicalmente hablando, creo que desde hace como 3 años se ha venido retomando toda esa cultura de los 90”.

Exposición de Raya en OL Studio.FOTO: FRANCISCO DE ANDA

“Esa es una de las partes que más me atrae del imaginario reinterpretativo de Raya, que uno se puede reconocer completamente, más que que en los personajes, en los momentos y sensaciones con los que uno conect, porque no solamente conectas con esta parte de la nostalgia, con la parte de la música, por ejemplo, sino con sensaciones, y eso yo creo que es un punto muy clave que va cercano a todo su desarrollo artístico”, amplía.

Finalmente, Kurattrix resume: “’Casa ácida: euforia sintética’ es una alegoría del presente, donde la experiencia humana se ha vuelto luz intermitente. Raya pinta la emoción en su punto de saturación: el instante exacto en que la felicidad se vuelve ruido”.

Casa ácida: euforia sintética

  • Emmanuel Ramírez “Raya”
  • Curaduría: Paola Talavera “Kuratrix”
  • OL Studio
  • Antonio Caso 89–4, Col. San Rafael, CDMX
  • Hasta el 13 de diciembre
  • Visita con cita previa en Instagram @_olstudio

Cortesía de El Economista



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