Tasas más bajas, con confianza ausente: el verdadero límite del crecimiento

En un cierre de año marcado por cifras económicas negativas y señales mixtas, los dos bancos centrales más relevantes para México –el Banco de México (Banxico) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)– afinan su postura entre una inflación que no cede del todo y una actividad económica que se enfría. Las decisiones que tomen en diciembre marcarán el pulso de las tasas en 2026 y el ánimo de los mercados.

Se espera que el Banco de México anuncie un recorte de 25 puntos base sobre la Tasa Objetivo en la última reunión de política monetaria del año, para ubicar la tasa de referencia en 7.0%. El ajuste considera que la inflación mantendrá una tendencia descendente hacia el objetivo de 3% +/- un punto porcentual en los siguientes 12 meses. El último movimiento hacia 7.25% sugiere continuidad del ciclo de bajadas, aunque de manera más gradual, reforzado por la debilidad del PIB y la incertidumbre externa.

Durante 2025, Banxico realizó cuatro recortes consecutivos de enero a junio (200 pb), llevando la tasa de 10.0% a 8.0%. Al cierre de noviembre, la tasa objetivo se ubicó en 7.25%. La Junta de Gobierno reconoce una debilidad económica mayor a la anticipada, con un balance de riesgos sesgado a la baja; además, pesa la incertidumbre comercial (aranceles y la revisión del T-MEC) lo que limita el margen para ajustes más agresivos.

En su informe trimestral de inflación, correspondiente a julio-septiembre de 2025, la autoridad monetaria recortó su estimación puntual de PIB a 0.3% (dentro de un rango de 0.1% a 0.5%), manteniendo su expectativa de crecimiento de 1.1% para 2026, reflejo de la fragilidad interna de la actividad económica.

Un recorte más por parte de la Fed

Se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos recorte el 10 de diciembre en 25 puntos base su tasa de referencia, por tercera ocasión consecutiva, en medio de un disenso dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). La última proyección de la Fed sitúa el PIB de 2025 en 1.7%, con una senda de moderación hacia 2026–2027.

Persisten riesgos de inflación por encima del 2.0%, un mercado laboral que se enfría y el impacto de los aranceles, factores que alimentan la división interna sobre el ritmo de relajación.

El consenso de analistas y los futuros de tasas anticipan un recorte de 25 pb en diciembre. Los contratos de futuros sobre la tasa de referencia en la CME muestran que la probabilidad de que el FOMC anuncie un ajuste más aumentó de 66.9% a 86.2% (en un mes), ubicando la tasa dentro de un rango de 3.50% a 3.75% en la última reunión de política monetaria de 2025. El tono del comunicado será clave para calibrar el ritmo en 2026, dada la división interna.

Además de la decisión de política monetaria, para los mercados será relevante conocer quién será el sucesor de Jerome Powell en la Reserva Federal, luego de que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, confirmó hace unos días que ya lo tiene decidido. El anuncio oficial se espera antes de Navidad o a inicios de 2026, dado que el mandato de Powell concluye en mayo de ese año. Kevin Hassett, asesor económico cercano a Trump y exdirector del Consejo Económico Nacional, es el nombre que se ha filtrado.

Implicaciones para México

Un recorte adicional de la Fed suaviza las condiciones globales y respalda al peso en la medida en que Banxico mantiene un diferencial de tasa suficiente; sin embargo, la brecha se ha comprimido, requiriendo una comunicación cuidadosa del banco central para evitar episodios de volatilidad cambiaria. La reducción de tasas en México, aunque necesaria para estimular la actividad interna, desincentiva la inversión extranjera en cartera y presiona al tipo de cambio, con un nivel probable de 18.70/80 pesos por dólar hacia el cierre de 2025.

No obstante, el verdadero reto para México no reside únicamente en el manejo de tasas, sino en la capacidad de generar confianza y certidumbre entre los inversionistas. Sin un entorno de mayor seguridad institucional y credibilidad en las reglas del juego, los empresarios difícilmente solicitarán financiamiento en grandes cantidades para concretar o expandir sus proyectos, lo que limita el efecto multiplicador de la política monetaria y se convierte en un obstáculo adicional para el crecimiento económico.

En suma, las tasas pueden bajar, pero sin confianza no habrá inversión; y sin inversión, el crecimiento seguirá siendo una promesa incumplida.

Cortesía de El Economista



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