Premio devuelve el valor al cuento como unidad literaria

“La primera tecnología humana fue el lenguaje. El lenguaje es ese primer soporte tecnológico que encontramos los seres humanos, lo inventamos para construirnos una cultura. Gracias a la lengua podemos describir, podemos ver el pasado, el presente y el futuro. Inventamos la lengua por una necesidad de supervivencia. Los primeros humanos, alrededor de las hogueras, empezaron con onomatopeyas que luego fueron gramaticalizando y a crear esa protolengua de lo que hoy hablamos (…) Desde ese momento venimos contándonos cuentos. Y el sentido del cuento es ése, el de sobrevivir”.

Esto afirmó la escritora Ethel Krauze durante una curiosa conversación con el cuentista y novelista Enrique Escalona, (La moneda de la muerte, SM Ediciones 2018) quien hace un par de semanas fue anunciado como ganador de la primera edición del Premio Nacional de Cuento UDLAP 2025 –es decir, organizado por la Universidad de las Américas Puebla– por su texto titulado O Kyrios Jeri, y quien finalmente recibió dicho galardón en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

Aquel fue el mejor pretexto, la mejor oportunidad, para escuchar las reflexiones de la novelista Ethel Krauze (Samovar, Alfaguara 2023), sobre el devenir del cuento como un elemento narrativo fundamental, incluso en la evolución humana.

“El cuento puede ser un relámpago”

“No hay una sola manera de concebir un cuento ni de definirlo. El cuento precisamente es ese abrevadero de la imaginación creadora, porque un cuento puede ser un relámpago que ilumina la noche, algo que entrevés, y una vez que se apaga, te queda la sensación de que algo ocurrió, de que algo viste, y no estás seguro de qué fue, pero te tocó el corazón”.

De una “audacia impresionante”. Así calificó Krauze el cuento de Escalona, mismo que, se anunció en la oportunidad, será editado en una versión ilustrada el próximo año por la UDLAP.

Krauze y el galardonado estuvieron acompañados por Martín Sánchez Camargo, director académico del departamento de Letras y Humanidades de la UDLAP, y Gabriel Wolfson Reyes, coordinador de la licenciatura en Literatura.

Como parte de dicha conversación, el cuentista galardonado relató: “El germen de mi cuento fue un sueño muy vívido. Soñé que yo era una mano. Todo mi cuerpo estaba contenido en una mano. Estaba en una piscina, vivía al fondo de la alberca y me quedaba ahí, viendo. No tenía necesidad de respirar. Me impresionó muchísimo y lo escribí tal cual, con este cliché con el que uno se levanta, agarra la libreta y describe la escena. Pero eso. todavía no era un cuento realmente, solamente era el germen de algo”.

Por otro lado, el galardonado respondió a la reflexión primera de su interlocutora: “Ahora escuchándote, esto que nos comentas, sobre el lenguaje, de la construcción, que la lectura de los cuentos esté desde siempre, desde la fogata, de las cuevas, me doy cuenta que, como lectores, estamos siempre en diferentes etapas de nuestras vidas dependiendo de lo que estamos leyendo, eso nos define todo el tiempo, en lo personal y en lo colectivo”.

Volver a premiar el cuento

Es la primera edición de un premio de este tipo, pero, sin duda, resulta de gran valor dada su singularidad. Sobre esto, en este tono, abundó Gabriel Wolfson Reyes.

“Éste es el primer Premio Nacional de Cuento al que convoca la Universidad de las Américas Puebla y nos plantea, además, algo muy relevante: que cada vez hay menos de este tipo de premios a un texto único, a un cuento único. Hay muchos premios literarios en el mundo. Lo que se premia son libros de cuentos, novelas, libros de poesía. Pero hace a lo mejor un siglo eran muy comunes los juegos florales”, dijo para referirse a una especie de certámenes literarios en los que se premiaba con flores y en los que era normal ver competir a textos breves únicos, como el cuento o la poesía.

A propósito de la presencia de Barcelona como Invitada de Honor de la 39ª FIL Guadalajara, y, por supuesto, de la recurrente referencia durante la feria sobre personas fundamentales para el crecimiento de la literatura latinoamericana en el siglo XX, como la agente literaria catalana Carmen Balcells, Ethel Krauze dijo:

“Una de las cosas que más agradezco es estar aquí, en este momento, para hablar de cuento y premiar al autor de un cuento, porque, como ya sabemos, el cuento tiene una larga tradición en el mundo de habla hispana. Como que los autores mexicanos nacimos haciendo cuentos (…) Por cierto, los propios autores latinoamericanos han reconocido que el Boom Latinoamericano fue un invento de Carmen Balcells, una mujer extraordinaria, quien convirtió la literatura latinoamericana en una industria (…) Entonces los escritores latinoamericanos fueron transitando a la novela, supuestamente porque eso pedía el mercado editorial”.

Pero, para retomar la reflexión sobre el valor del Premio Nacional de Cuento UDLAP 2025 como un galardón cuyo valor agregado es precisamente el de reconocer un trabajo único, la novelista instó: “En realidad, todos somos escritores, todos somos lectores de cuento, todos estamos en lo mismo. Hagámoslo con conciencia, con estilo, con precisión. Tejamos esas redes cuentísticas que nos han permitido sobrevivir a los seres humanos”.

Cortesía de El Economista



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