La canciller Rosa Villavicencio confirmó que el Gobierno de Gustavo Petro estaría dispuesto a darle asilo al dictador Nicolás Maduro un eventual escenario. Así como suena.
Contexto: “Colombia no tendría por qué decirle que no”: gobierno Petro no descarta darle asilo a Maduro
En Caracol Radio, Villavicencio sostuvo que, ante una transición exigida por Estados Unidos, “seguramente Colombia le daría un asilo si es que así se necesita”, y agregó que en contextos de crisis “hay que negociar”. La hipótesis no quedó ahí. Al preguntársele si se imaginaba a Maduro residiendo en Colombia, respondió: “No creo que eligiera a Colombia. Yo pienso que elegiría algún sitio más distante y más tranquilo”.
Horas después, en un evento en San Andrés, la funcionaria matizó su posición al precisar que no existe hoy una solicitud formal: “En este momento no hemos recibido ninguna solicitud que debamos valorar”, aunque reiteró que Colombia es “respetuosa de todos los instrumentos internacionales en materia de asilo y refugio” y debe estudiar cualquier petición que llegue. El mensaje quedó claro: el Gobierno Petro es aliado del régimen.
El anuncio de Villavicencio no es casual. Llega cuando Estados Unidos exige la salida de Maduro y mantiene un despliegue militar sin precedentes en el Caribe. El presidente Donald Trump le dio un ultimátum y, según reportes internacionales, Maduro habría dicho estar “listo” para dejar el poder si recibe garantías de amnistía para él y su círculo familiar.
En ese ambiente, tiene múltiples implicaciones que Colombia —país vecino y principal receptor del éxodo venezolano, y además con 20 colombianos aún secuestrados por el régimen de Maduro— sugiera estar dispuesta a considerar un asilo para el dictador.
Para Luis Fernando Vargas-Alzate, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad EAFIT, el gesto envía una señal, por decir lo menos, confusa: “Estamos ante un dictador que tiene colombianos y venezolanos secuestrados. Nuestra defensa del Estado de derecho tendría que ser inquebrantable. No podemos acolitarlos ni apoyarlos”. Para el experto, la postura del Gobierno es difícil de justificar frente al historial de violaciones de derechos humanos del régimen.
Por otro lado, Camilo González, internacionalista de la Universidad Javeriana, señala que el asilo es, por definición, una decisión unilateral de los Estados, y recuerda que Colombia tiene una larga tradición de otorgarlo a expresidentes, opositores y figuras perseguidas políticamente.
Desde esa óptica, la decisión podría tener una suerte de lógica estratégica: “Es una idea muy resistida, pero también muy práctica para impulsar una transición democrática en Venezuela. Un asilo saca del juego al mayor obstáculo del proceso, que es Maduro”.
González subraya que, si Maduro llegara a pedir protección en Colombia, esta se concedería o negaría bajo criterios exclusivamente jurídicos, y que esa decisión podría variar según quién gane las elecciones de 2026. “Otra historia sería con un gobierno alternativo”, advierte.
Aunque el Gobierno Petro le abra las puertas al dictador, revelaciones de medios internacionales coinciden en que Maduro probablemente elegiría un destino más lejano. Hay dos opciones sobre la mesa.
Por un lado, de acuerdo con la agencia Reuters del Reino Unido, Bielorrusia se ha convertido en una de las opciones más visibles en el tablero internacional. El presidente Aleksandr Lukashenko sostuvo dos reuniones —en menos de tres semanas— con el embajador venezolano en Rusia, Jesús Rafael Salazar Velázquez, y declaró que Maduro “tiene las puertas de Bielorrusia siempre abiertas” y que ya “había llegado el momento” de una visita oficial.
Las declaraciones, recogidas también por la agencia estatal Belta, han sido interpretadas como un gesto explícito de disposición a ofrecer refugio si el mandatario venezolano abandona el poder.
Además, el Washington Post reveló que Ankara, la capital de Turquía, es la opción más sólida. Maduro y el presidente de dicho país, Recep Tayyip Erdoğan, tienen una relación estrecha: el venezolano asistió a su investidura en 2023, lo llama “hermano” y ha movido parte de su oro y dinero a Turquía, donde cuenta con redes económicas.
Funcionarios norteamericanos citados por el Post consideran que Turquía es el destino más seguro para garantizar que Maduro no sea extraditado. Además, Erdoğan podría capitalizar geopolíticamente el gesto frente a Trump.
La intervención de Villavicencio no solo movió la línea oficial de Colombia, también expuso un flanco delicado: el Gobierno está dispuesto a considerar un asilo para el mismo dictador cuyo régimen mantiene a 20 colombianos retenidos y es investigado por crímenes de lesa humanidad.
Aunque la canciller insiste en que no hay solicitud alguna, la disposición a evaluarla ya envía una señal difícil de ignorar en un momento de tensiones regionales profundas.
Este último episodio se suma a otros en los que Petro ha protegido al régimen. Empezando por el hecho de que no ha sido capaz de decir que Maduro se robó las elecciones.
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Cortesía de El Colombiano
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