La identificación de restos de un leopardo africano en el anfiteatro romano de Viminacium, Serbia, ha transformado radicalmente nuestra comprensión sobre la presencia y la circulación de los animales exóticos en las provincias del Imperio romano. La publicación de un estudio biomolecular en la revista Archaeological and Anthropological Sciences demuestra por primera vez que las panteras africanas también participaron en los espectáculos celebrados lejos de los grandes anfiteatros itálicos. El hallazgo cuestiona así la idea tradicional de que estos felinos solo se empleaban en Roma y en los principales núcleos urbanos imperiales. Además, gracias a los análisis genéticos e isotópicos, el equipo de investigación no solo ha reconstruido la procedencia y el recorrido vital de estos animales, sino también la compleja red logística y comercial que garantizaba el suministro de estas fieras.
El hallazgo de Viminacium: un felino africano en pleno limes danubiano
El descubrimiento se produjo durante las excavaciones de 2016 en Viminacium, capital de Moesia Superior y, posteriormente, de Moesia Prima, una de las principales bases militares del Danubio. En un edificio asociado a la infraestructura del anfiteatro del yacimiento, se encontró una sección de la extremidad anterior derecha de un leopardo adulto. La posición estratigráfica, los materiales asociados y la datación radiocarbónica sitúan estos restos entre los años 240 y 350 d. C., en pleno funcionamiento del edificio, lo que permite vincular los restos a las venationes celebradas en este recinto provincial.
La presencia de otros animales salvajes, como osos y ciervos con trazas tanto de haberse mantenido en cautividad como de heridas compatibles con su uso en espectáculos, refuerza esta interpretación. Los restos del leopardo, además, se hallaron en un área próxima al edificio identificado como un posible vivarium, donde se habría retenido a las fieras antes de su participación en la arena. Esta convergencia de datos arqueológicos crea un escenario sólido para interpretar la presencia del leopardo como un elemento integrado en la programación de espectáculos del anfiteatro.

Análisis genéticos: un macho africano a miles de kilómetros de su lugar de origen
La extracción y secuenciación de ADN antiguo del húmero del animal permitieron obtener un genoma mitocondrial casi completo. La comparación de este genoma con una amplia base de datos de poblaciones modernas e históricas de Panthera pardus dio un resultado inequívoco: el leopardo de Viminacium pertenecía a la subespecie africana Panthera pardus pardus.
El análisis cromosómico reveló, además, que se trataba de un ejemplar macho. Esta doble identificación aporta información clave sobre las rutas de captura y comercio de animales exóticos en la antigüedad. Que un animal de las sabanas africanas pudiese llegar vivo hasta la cuenca danubiana exigía una compleja cadena de suministro. El transporte de fieras probablemente se vinculaba a las redes militares, comerciales y portuarias que conectaban el norte de África con el Mediterráneo oriental y, desde allí, con los corredores fluviales del interior de los Balcanes.

Isótopos estables: una dieta salvaje previa a la cautividad
Los análisis de carbono y nitrógeno realizados sobre el colágeno de los huesos indican que el leopardo se alimentó principalmente en un entorno silvestre antes de ser capturado. Los valores isotópicos del animal señalan una dieta basada en presas salvajes y sin señales claras de haber sido alimentado por humanos de forma prolongada.
Este dato es particularmente relevante, ya que en los animales cautivos se suelen detectar incrementos de δ15N y desviaciones en δ13C asociados al consumo de restos de alimentos proporcionados por los humanos. En el caso de los perros de Viminacium, por ejemplo, el estudio registra que se detectaron señales de alimentación gestionada, lo que refuerza la interpretación de que este leopardo pasó poco tiempo en cautividad antes de morir.
La ausencia de dientes en el registro arqueológico impidió realizar los análisis de estroncio que aportarían más detalles sobre desplazamientos geográficos. Con todo, la coherencia entre genética, isotopía y contexto arqueológico permite defender que el animal fue capturado en África, que se trasladó a Europa a través de rutas marítimas y terrestres y que, por último, murió durante un espectáculo en Viminacium.

Rutas de comercio y abastecimiento: la logística detrás de las fieras imperiales
Este hallazgo plantea algunas preguntas fundamentales sobre la organización del comercio de animales durante la época imperial. Los textos antiguos ya mencionan tanto las capturas masivas de felinos en África como las solicitudes específicas de los magistrados a los gobernadores provinciales para que les enviaran animales destinados a los espectáculos. Sin embargo, hasta ahora se suponía que estos ejemplares exóticos se destinaban, sobre todo, a los centros de ocio de Roma.
La evidencia procedente de Viminacium obliga a revisar ese modelo. El uso de un leopardo africano en un anfiteatro provincial demuestra que los circuitos de provisión eran más amplios, flexibles e interconectados de lo que se creía. De hecho, los nuevos datos sugieren que las ciudades situadas en las fronteras militares también podían acceder a estos animales que tanto costaba capturar y transportar.
Además, la presencia en Viminacium de cerámicas africanas, ánforas de aceite y vino, e incluso del prestigioso pórfido egipcio sugiere la existencia de vínculos comerciales directos y recurrentes con los territorios del norte de África. La movilidad del ejército durante las campañas imperiales también podría haber favorecido este intercambio.

Los posibles usos del leopardo en la arena
Aunque no se conservan marcas de corte en los huesos del leopardo, sí se han registrado señales de manipulación humana en otros animales del anfiteatro, incluidas evidencias de desollado. Los frescos del propio edificio muestran las pieles de grandes felinos extendidas, lo que sugiere que habrían podido exhibirse como trofeos. La iconografía local, unida a las comparaciones con los mosaicos norteafricanos, sugiere que el leopardo pudo haber participado en cacerías escénicas, enfrentamientos con venatores o ejecuciones públicas.
Las fuentes mencionan que los leopardos fueron especialmente apreciados en las damnationes ad bestias (una forma de pena capital en la que el reo moría entre las fauces de las fieras), así como en las coreografías de lucha que enfrentaban a cazadores y felinos. La notable precisión en la representación de panteras en los mosaicos tardorromanos de Felix Romuliana, a unos 200 km de Viminacium, podría ser un ulterior indicio de la familiaridad directa con estos animales en la región.
Referencias
- Vuković, S. et al. 2025. “The first biomolecular evidence of leopards (Panthera pardus, Linnaeus, 1758) from the Roman era reveals the participation of African big cats in provincial amphitheatres”. Archaeological and Anthropological Sciences, 17.230. DOI: https://doi.org/10.1007/s12520-025-02340-1
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: