¿Quién fue Atossa, la poderosa reina persa que Esquilo inmortalizó en una de sus tragedias?

Nacida hacia mediados del siglo VI a. C., Atossa fue hija de Ciro II el Grande y miembro destacado de la dinastía aqueménida. Heredó un linaje excepcional en un periodo marcado por la expansión persa hacia el Mediterráneo, la consolidación del poder imperial y los enfrentamientos con las polis griegas. La trayectoria vital de Atossa permite comprender que el poder en la corte persa no estaba únicamente en manos de los hombres, sino que también las alianzas, las estrategias matrimoniales y la presencia influyente de mujeres en la corte podían escribir el destino político de los grandes imperios.

La figura de Atossa en la historia aqueménida

El nacimiento de Atossa coincidió con uno de los momentos de mayor dinamismo político de la monarquía aqueménida. Su padre, Ciro II, conquistó Lidia y Babilonia, y estableció una estructura imperial que se mantendría durante dos siglos. En este contexto, la educación, el círculo cortesano y las redes familiares de la princesa persa contribuyeron a otorgarle una posición privilegiada desde muy temprano. Su lugar en la genealogía aqueménida, de hecho, resultó determinante para legitimar las sucesiones políticas posteriores. Este rol en las estrategias sucesorias explicaría su presencia constante en los relatos clásicos griegos.

Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Matrimonios, alianzas y legitimidad

Las fuentes indican que Atossa fue la esposa de tres reyes: Cambises, Esmerdis y Darío I. Esta triple cadena de matrimonios solo puede entenderse en clave política. Cambises, sucesor de Ciro, amplió el imperio con la conquista de Egipto, un logro que le sirvió para reforzar el prestigio de la casa real. Aunque Heródoto narra que se sucedieron los episodios de violencia y fratricidio en esta etapa, la historiografía moderna considera que parte de su relato se basa en las tradiciones historiográficas hostiles a Cambises.

Tras la muerte del monarca, Atossa pasó a formar parte del harén durante el breve reinado de Esmerdis, también conocido como Bardia. Heródoto introduce aquí la célebre historia del impostor que habría usurpado la identidad del príncipe. En cualquier caso, su gobierno fue efímero. Su caída llevó a la entronización de Darío I, cuyo matrimonio con Atossa reforzó la legitimidad del nuevo soberano. Para Darío, era esencial vincularse directamente con la estirpe de Ciro y el modo más efectivo para lograrlo era desposar a Atossa.

La práctica de contraer matrimonio entre parientes próximos no se consideraba un tabú en la corte aqueménida, lo que permitió que Atossa pudiera ocupar un lugar de influencia sostenida a lo largo de varios reinados. Su autoridad, sin embargo, no dependía solo de estas alianzas, sino también de su capacidad para intervenir en las decisiones tanto domésticas como dinásticas.

Reina
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Atossa como figura de poder según Heródoto

Las fuentes griegas, especialmente Heródoto, atribuyen a Atossa un papel político destacadísimo. El historiador afirma que la reina ejercía una influencia determinante en la corte persa hasta el punto de orientar las decisiones estratégicas de Darío I. Heródoto llegó a afirmar que Atossa era quien detentaba todo el poder.

Uno de los episodios más interesantes registrados en las fuentes griegas concierne a su intervención en la elección del sucesor. Jerjes, el primogénito que Atossa tuvo con Darío, no era el hijo mayor del rey. Con todo, Heródoto reporta que se le nombró heredero, en parte gracias a la capacidad de Atossa para influir sobre el monarca.

Otro testimonio histórico destacado relata la enfermedad de la reina, probablemente una de las primeras descripciones en las funetes de un cáncer de mama. Atossa recurrió al médico griego Demócedes de Crotona, cuya intervención le permitió recuperarse a cambio de un favor: instar a Darío a que emprendiera una expedición hacia Grecia. Heródoto señala que Atossa expresó el deseo de poseer esclavas griegas, lo que el historiador interpreta como una motivación femenina detrás del proyecto imperial. Sea o no cierta esta motivación, lo relevante es que la figura de Atossa se representa como un agente activo que impulsó las Guerras Médicas.

Rey y reina
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Atossa en la tragedia de Esquilo

La presencia de Atossa en la cultura occidental se debe en gran medida a su papel en Los persas, de Esquilo, una obra datada en 472 a. C. Aunque la pieza no menciona su nombre de forma explícita, la reina que aparece en escena suele identificarse con Atossa. En la tragedia, la reina funciona como contrapunto emocional al descalabro militar persa en Salamina. Esquilo la presenta como una figura maternal y prudente, representación simbólica de la estabilidad perdida, lo que encaja con la visión griega de las reinas orientales como una encarnación tanto del poder como de la vulnerabilidad.

La historiografía moderna matiza, sin embargo, esta identificación. Algunos especialistas sostienen que se trata de un personaje literario compuesto a partir de los rasgos genéricos atribuidos a las mujeres reales persas en el imaginario ateniense. Otros, en cambio, señalan que Esquilo pudo haber intentado evocar en su obra algunas características reales, combinando elementos positivos y negativos para mostrar la complejidad del mundo persa.

Reina
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Atossa en la documentación oriental

Las evidencias documentales del contexto oriental resultan más escasas. Algunos investigadores han identificado a Atossa con la figura elamita de Udusana, citada en los archivos de Persépolis. Si esta identificación fuera correcta, su presencia, que se documenta en pocas tablillas, podría sugerir una menor relevancia pública antes de la coronación de Jerjes.

En las inscripciones reales, Jerjes menciona su elección como sucesor sin aludir a su madre. Esto ha hecho que algunos investigadores duden del peso real de Atossa en la sucesión. Sin embargo, esta omisión parece estar relacionada con las convenciones de la propaganda áulica más que con la realidad histórica, ya que las inscripciones oficiales solían enfatizar la filiación paterna y la continuidad dinástica.

Rey y reina
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Legado e interpretación histórica

Atossa fue una figura central en la corte aqueménida, protagonista de algunos de los procesos políticos que transformaron el imperio persa. Entre la historicidad documentada y la elaboración literaria, su imagen revela las tensiones nacidas de la confluencia del poder femenino, la legitimidad dinástica y la recepción cultural. La Atossa que Esquilo inmortalizó y la Atossa histórica no son idénticas, pero ambas muestran la persistencia y la complejidad de una reina cuyo nombre se sometió a siglos de narraciones y reinterpretaciones. Atossa representa el cruce entre la historia, la propaganda y la construcción literaria. Su legado revela tanto la posición ambigua de las mujeres persas como los límites de las fuentes disponibles.

Referencias

  • Treuk, Matheus. 2025. “Atossa”, en Silva, S. C.; Brunhara, R.; Vieira Neto, I. (eds.). Compêndio Histórico de Mulheres da Antiguidade: o poder das mulheres em sociedades androcêntricas, pp. 149–154. Goiânia: Tempestiva.

Cortesía de Muy Interesante



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