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El Banco de México anticipó que la inflación en el país continuará desacelerándose en 2026 y se acercará gradualmente al objetivo de 3%; sin embargo, advirtió que el panorama sigue sujeto a riesgos al alza, principalmente por factores externos y presiones internas persistentes.
En su anuncio de política monetaria, el banco central señaló que el proceso desinflacionario ha avanzado, pero aún no es concluyente, por lo que mantendrá una postura de cautela en la conducción de la política monetaria.
Banxico ajusta pronóstico de inflación para 2026
De acuerdo con el banco central, la inflación general mostraría una trayectoria descendente durante el próximo año, apoyada en la moderación de precios y en el efecto rezagado de la política monetaria restrictiva aplicada en los últimos meses.
No obstante, Banxico aclaró que la llega a la meta de 3% podría tardar más de lo previsto, debido a la persistencia de la inflación subyacente y a la volatilidad en algunos componentes clave.
Riesgos inflacionarios siguen presentes, advierte Banxico
En el comunicado, el instituto central advirtió que entre los principales riesgos al alza se encuentran:
- Choques en los precios de energéticos y materias primas
- Mayor volatilidad financiera internacional
- Presiones en costos laborales y de servicios
- Factores geopolíticos que afecten las cadenas de suministro
Banxico subrayó que estos elementos podrían retrasar el retorno sostenido de la inflación al objetivo.
Política monetaria se mantendrá con enfoque prudente
El banco central reiteró que las futuras decisiones sobre la tasa de interés dependerán de la evolución de la inflación, sus expectativas y el balance de riesgos, dejando claro que no se ha declarado el fin del ciclo restrictivo, pese a la mejora en las previsiones.
Finalmente, Banxico enfatizó que seguirá actuando con prudencia para asegurar que la inflación converja de manera ordenada y sostenible a la meta establecida.
¿Qué implica para las personas que baje la inflación?
Una inflación más baja significa que los precios suben más despacio, por lo que el dinero alcanza mejor. Esto ayuda a que alimentos, transporte y servicios no encarezcan tan rápido y da mayor estabilidad al gasto diario de las familias.
También puede permitir, con el tiempo, tasas de interés más bajas, lo que facilita créditos y pagos. Aun así, el beneficio no es inmediato y depende de que no surjan nuevos riesgos que presionen los precios.
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Cortesía de UNO TV
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