Un equipo de arqueólogos desentierra en Boeslunde el arsenal de armas danés de la Edad del Hierro más antiguo que se conoce

Un nuevo descubrimiento realizado en Boeslunde, en la región danesa de Slagelse, ha abierto una nueva vía de exploración de las primeras fases de la Edad del Hierro en Escandinavia. En este enclave, conocido desde hace décadas por su denso registro de ofrendas rituales, un equipo del Museum Vestsjælland ha identificado el que podría ser el conjunto de armas de hierro más antiguo documentado en el país. La localización de varias lanzas de hierro decoradas con oro en las inmediaciones de una fuente sagrada confirma que el área operó como un santuario activo durante generaciones. El hallazgo, que se ha fechado entre 900 y 830 a.C., subraya el carácter ritual y elitista de los depósitos metálicos en este paisaje sacralizado desde la Edad del Bronce.

Un hallazgo excepcional en una colina sagrada

Aunque Boeslunde ya era célebre por los más de cuarenta kilos de objetos de oro recuperados desde el siglo XIX, este descubrimiento reciente introduce un elemento completamente nuevo: la presencia temprana del hierro. La coexistencia de materiales metálicos tan valiosos en un mismo lugar sugiere que este lugar funcionó como un centro ritual suprarregional, capaz de atraer grupos humanos diversos y de canalizar redes de intercambio de largo alcance. Los arqueólogos destacan que la transición del bronce al hierro no fue un proceso uniforme. Esta nueva evidencia, por tanto, contribuirá a perfilar con mayor precisión la cronología de esta transición tecnológica en el territorio danés.

Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Lanzas de hierro decoradas con oro: un símbolo de prestigio

Entre los objetos más sobresalientes del conjunto recuperado, se han identificado fragmentos de lanzas con hojas de hierro y complejas decoraciones de oro. El análisis preliminar de las piezas ha revelado que los artesanos emplearon láminas finas de metal precioso para acentuar los elementos estructurales del arma, como el enmangue o las transiciones entre el asta y la hoja. Estas técnicas de adorno, conocidas en contextos contemporáneos del centro de Europa, evidencian un grado notable de especialización y de conocimiento técnico en el ámbito nórdico durante los primeros compases de la Edad del Hierro.

La presencia de materiales importados o procesados con elementos derivados de influencias externas también apunta a la existencia de conexiones transregionales. Aunque la investigación metalográfica aún se encuentra en curso, la hipótesis dominante sostiene que el hierro utilizado podría proceder de talleres especializados o de intercambios con comunidades situadas al sur del Báltico. El oro, por su parte, encaja bien con la larga tradición de depósitos votivos de Boeslunde, donde los metales preciosos se asociaban a los pactos, las expresiones de agradecimiento o las solicitudes dirigidas a entidades divinas.

Lanza de la Edad del Hierro
Lanza. Fuente: Museum Vestsjælland

Un santuario junto a la fuente: el papel del agua en los rituales nórdicos

El hallazgo de las armas se produjo en las inmediaciones de una fuente natural venerada, al menos, desde el siglo IX a.C. Los arqueólogos interpretan que el depósito de armas se enmarca en un ritual de probable naturaleza colectiva, en el que los objetos de prestigio se habrían ofrecido a las divinidades locales.

La elección de un manantial como espacio ritual responde a las características de la religiosidad nórdica. El agua desempeñó un papel fundamental en las creencias de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro. Operó como portal simbólico entre el mundo humano y el ámbito sobrenatural.

El carácter reiterado de las ofrendas en Boeslunde, documentado a través de una gran variedad de objetos hallados en las diferentes campañas arqueológicas, permite afirmar que el lugar mantuvo una continuidad ritual ininterrumpida durante siglos. La presencia de armas de hierro tempranas en este contexto refuerza la idea de que las élites guerreras constituían los actores principales de los rituales públicos. Durante su celebración, habrían combinado la exhibición de poder con la deposición de bienes de alto valor sacrificial.

Excavación
Excavación. Fuente: Museum Vestsjælland

Evidencias de una transición tecnológica compleja

La datación de los objetos, que los arqueólogos sitían entre 900 y 830 a.C., es significativa porque adelanta la presencia del hierro en Dinamarca. Hasta la fecha, la mayor parte de las evidencias se concentraba en los contextos de finales del siglo VIII y principios del VII a.C., lo que sugería una adopción relativamente tardía. Este nuevo conjunto invita a reconsiderar los modelos cronológicos. Así, la introducción del hierro podría haber ocurrido de forma temprana en algunos enclaves vinculados a redes de intercambio intensivas.

El hecho de que el hierro aparezca elaborado bajo la forma de armas en un contexto ritual apunta a que, en sus primeras fases, esta tecnología estuvo vinculada a la ostentación y al prestigio. El valor simbólico del metal, más que su aplicación práctica, parece haber jugado un rol primordial. Esto encaja con los patrones observados en otras regiones europeas, donde inicialmente el hierro circuló en entornos de élite antes de difundirse.

Guerrero
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Boeslunde y la larga duración de un paisaje ritual

Los arqueólogos subrayan que el hallazgo no debe interpretarse de forma aislada, sino como parte de un paisaje ritual consolidado desde la Edad del Bronce. Los depósitos de oro hallados en el pasado en Boeslunde ya habían revelado un sistema de creencias en el que el intercambio ceremonial con las divinidades era central. Es probable que dicho contacto con lo divino se relacionara con aspectos vitales como la fertilidad, la protección comunitaria y la legitimación política de las élites. Esta nueva evidencia de armas de hierro sugiere que, cuando la tecnología del hierro llegó a la región, se integró de inmediato en un sistema de prácticas simbólicas bien establecido.

Los trabajos de excavación han confirmado, además, que el espacio sagrado incluía puntos concretos de deposición, caminos procesionales y áreas de reunión susceptibles de albergar ceremonias estacionales. La concentración de hallazgos en torno al manantial refuerza la idea de que el agua funcionó como eje estructural de los rituales.

Guerrero con espada
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Un descubrimiento que reescribe la Edad del Hierro danesa

El reciente hallazgo en Boeslunde constituye una contribución decisiva para la comprensión de los inicios de la Edad del Hierro en Dinamarca. La identificación de lanzas de hierro decoradas con oro en un contexto ritual fechado entre 900 y 830 a.C. demuestra que la tecnología del hierro llegó a este territorio antes de lo que la investigación había considerado. Su adopción, además, se vincula estrechamente con la esfera ceremonial y las élites guerreras. En última instancia, el descubrimiento de Boeslunde deja patente que las transiciones tecnológicas rara vez son lineales, sino que se insertan en sistemas sociales complejos en los que el prestigio, la religión y la identidad desempeñan un papel decisivo.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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